Procesismo. Rapiña del Estado. Piñata de negocios con bienes públicos. Fascismo cultural y social. No la quieran hacer más complicada, éste gobierno y sus apoyos no son más que eso.
— La Corriente K (@lacorrientek) December 28, 2023
En la campaña electoral abundaron las explicaciones sesudas y complicadas del fenómeno Milei: que la frustración y el desencanto democráticos, que la apropiación por la ultraderecha del disconformismo social y la bandera de larebeldía, que la crisis de representación, y muchas cosas más. Puede que todo eso sea cierto y no es del caso discutirlo ahora, pero lo cierto es que explica -como mucho- el 30 % de votos que obtuvo Milei en la primera vuelta (casi calcado de su porcentaje en las PASO), y con eso solo no le alcanzaba para llegar a ser presidente.
Dicho de otro modo: sin la imprescindible transfusión de votos gorilas que recibió en masa en el balotaje (más allá incluso de los tibios reparos de algunos sectores de la dirigencia de "Juntos por el Cambio"), no llegaba jamás a la Casa Rosada, tanto así que Massa estuvo a menos de cuatro puntos de ganar en primer vuelta. De modo que por si alguna duda quedaba, la "casta" era en realidad el peronismo, y dentro de éste, el kirchnerismo.
Y hagamos acá un paréntesis: con ese porcentaje de la sociedad argentina (ese entre 25 y 30 % que migró de Bullrich y Larreta a Milei sin escalas, y que antes supo votar a Carrió, o a Macri: contra el peronismo lo mismo da cualquiera), no hay más nada que discutir ni ahora ni nunca, simplemente porque no están a la altura. No se debe discutir con ellos de economía o relaciones laborales, ni de corrupción y menos que menos de democracia, república, instituciones o libertades: si algo queda en claro por estas horas -y por si algún despistado no se había enterado aún- es que todas esas cosas les chupan realmente un huevo; como cada vez que celebraron un golpe de Estado simplemente porque le ponía fin a un gobierno del peronismo.
Otra cosas que no debería discutirse más es la "campaña del miedo", a menos que sea para admitir que nos quedamos cortos: las amenazas concretas, tangibles y reales a los derechos, la libertades y la misma existencia de la democracia que representan el gobierno de Milei y sus políticas son mucho más graves, rápidas y profundas que cualquier advertencia que pudiéramos haber hecho antes.
De allí que no haya que tener ningún tipo de dudas ni tapujos a la hora de caracterizar al gobierno como lo que es: un grupo comando de asalto del Estado y las instituciones democráticas que (amparados en el voto de una parte de la ciudadanía leído como un cheque en blanco o una patente de corso) están apurados por vaciarlo para consumar sus negocios, mientas nos empobrecen a la mayoría para tener mano de obra barata y precarizada, con la amenaza (real, concreta, jurídica y física) de desplegar tanta violencia represiva fascista como consintamos, para doblegar cualquier protesta o resistencia.
Todo eso al servicio y como simple instrumento del poder económico, que aparece desnudo a la luz del día pegando el manotazo sobre cuanto bien común, mercado o negocio ande suelto, para capitalizar la espléndida oportunidad de maximizar sus beneficios. Como lo hicieron siempre, y en especial en las crisis cíclicas del país, en cuya generación estuvieron siempre porque es en las circunstancias de excepcionalidad política, social, económica e institucional cuando más medraron, y más beneficios obtuvieron.
No hay ni en el DNU ni en la ley ómnibus ni en ninguna de las iniciativas del gobierno ¿de Milei? que hasta ahora se han conocido -que en rigor, son el pliego de las demandas tradicionales del poder económico- ninguna idea o propuesta que no sea la simple rapiña, los negocios habilitados y garantidos por el Estado, la ganancia fácil y de corto vuelo pero creando privilegios difíciles de revertir en el futuro. No se busque (porque no los hay) objetivos superiores vinculados al desarrollo o la grandeza del país, cuyos recursos estratégicos, tierras, mares, minerales, fuentes de energía o desarrollos científicos son entregados al mejor postor, a plena luz del día.
Valga un simple ejemplo para corroborarlo: la "ley ómnibus" que aterrizó en el Congreso propicia derogar el artículo 1 de la Ley 26741 de expropiación de YPF, que declara "de interés público nacional y como objetivo prioritario de la República Argentina el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, así como la exploración, explotación, industrialización, transporte y comercialización de hidrocarburos, a fin de garantizar el desarrollo económico con equidad social, la creación de empleo, el incremento de la competitividad de los diversos sectores económicos y el crecimiento equitativo y sustentable de las provincias y regiones.". En su reemplazo, modifica varios artículos de la Ley 17319 de hidrocarburos, y entre ellos su artículo 3, para hacerle decir que el régimen legal se dicta "teniendo como objetivos principales maximizar la renta obtenida de la explotación de los recursos...".
El de presidente de la nación es hoy un puesto más menor que nunca, en manos de un boludón que postea en las redes sociales como si estuviera en un viaje de egresados del secundario, al que no vacilarán en pegarle ellos mismos una patada en el culo cuando -en palabras de Magnetto- ya no les sirva, o se haya vuelto un estorbo. Incluso por algún vuelto de negocios frustrados y agarrándolo de su propia lengua, como cuando confiesa suelto de cuerpo y en cadena nacional que dicta normas a pedido de Ellon Musk o la embajada, o que lo llamaron del Chelsea para comprar clubes de fútbol argentinos.
Los argentinos asistimos -una vez más, como en 1955, 1976 o 2015- a una revancha de clase, que hasta ahora y no sabemos por cuanto tiempo, cuenta con el apoyo de parte de las clases perdedoras. Quizás porque la bomba racimo que significa el programa que ejecuta (y recalcamos: ejecuta) Milei no ha hecho sentir el peso de todos sus efectos letales sobre un vasto universo de damnificados concretos.
Trabajadores (formales o informales), cuentapropistas, monotributistas, jubilados, empleados públicos, inquilinos y desde las pymes hasta las farmacias, pasando por las agencias de viajes y turismo, las provincias, las universidades o el sistema de investigación científica y desarrollo tecnológico, muchos de ellos están descubriendo (y si no lo hicieron, lo harán pronto) que la "casta" eran ellos; y otros tantos que votaron a Milei pensando "el ajustado es el otro", verán como caen también bajo los dientes de la motosierra, que por si no lo advirtieron antes, no es precisamente un símbolo de sutileza o "sintonía fina".
Frente a eso y mal que les pese a algunos, la resistencia deberá vertebrarse junto a los restos que quedan como símbolos de organización social y política: la apolillada CGT (cuyos dirigentes, que hoy llaman a un paro general, firmaban documentos conjuntos con la AEA hace pocos meses), la CTA y los movimientos sociales, los desvencijados partidos políticos comenzando por el PJ (que sigue insólitamente presidido por Alberto Fernández) pero no excluyendo a otros, salvo -en nuestra modesta opinión- a una UCR de la que ya nada se puede esperar, salvo vergüenzas.
Porque tampoco es cuestión de creer que las cosas se resolverán simplemente caceroleando, o esperando que el 30 % que votó a Milei en primera vuelta aterrice del sueño de la dolarización, y decida terminar con el experimento por mano propia. Tuit relacionado:
Derogar la ley de tierras. Privatizar YPF, Aerolíneas y ARSAT. Suspender la ley de movilidad jubilatoria. Liquidar el Fondo de Garantía de ANSES. Al final la casta era el kirchnerismo.
— La Corriente K (@lacorrientek) December 29, 2023
Cuesta sacar o agregar una palabra
ResponderEliminara esta nota. Ruego por un año 24 con salud, trabajo y PAZ. Fraternal abrazo peronista.
Sería deseable que se mencionen las avanzadas codiciosas y angurrientas del motosierristas y sus actuales y anteriores mandantescon todos sus mamotretos desargentinizadores y esclavizadores del pueblo, como posibles, o potenciales, a pesar de la displicencia criminal de los supremos. Si hablamos de todas esas aberraciones como ya vigentes lo damos por hecho ¿uds quieren eso?
ResponderEliminarQue el 2024 nos traiga:
ResponderEliminarRechazo del Congreso al DNU y a la Ley Omnibus.
Juicio Polìtico.
Helicòptero.
El Colo
Donde dice "Los argentinos asistimos -una vez más, como en 1955, 1976 o 2019- a una revancha de clase" debería decir "Los argentinos asistimos -una vez más, como en 1955, 1976 o 2015- a una revancha de clase". Un abrazo.
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