lunes, 4 de marzo de 2024

EL GRAN ACUERDO NACIONAL

 

Hay que hacer un gran esfuerzo de imaginación para ver en el discurso de Milei en el Congreso un giro dialoguista, o un cambio en el plan de gobierno que el tipo viene implementando desde que asumió: expresamente dijo que si lo buscan lo van a encontrar, que la licuadora y la motosierra no se negocian, no tomó nota que la reforma laboral contenida en el DNU fue declarada nula por la justicia y la reforma política contenida en la ley ómnibus fue rechazada en el Congreso; e invitó a firmar un pacto de 10 puntos redactados por él, que no acepta negociar. O los toman o los dejan, pero no se tocan.

Lo que hubo más bien fue una presión del FMI para que el ajuste tenga mayor respaldo político que solamente el del oficialismo, y para que las reformas estructurales sean validadas por el Congreso, y no dependan exclusivamente de la lapicera presidencial. En todo caso si eso es así -y todo indica que lo es- lo que hubo no fue un giro dialoguista sino otro tropezón en la estrategia presidencial: el Fondo le está diciendo que sin esos recaudos tendientes a blindar políticamente el ajuste que se olvide de nuevos desembolsos de plata.

Y lo que hubo también fue el ostensible deseo de la "oposición amigable" (en especial la UCR) de encontrar razones para subirse al tren fantasma de Milei, esta vez en el formato de un presunto pacto donde se les reconoce entidad política en lugar de insultarlos y denigrarlos. Claro que el problema con esa interpretación es que en el discurso del viernes, lo que más hizo el presidente fue eso: insultarlos y denigrarlos.

Ese afán de subirse al intento de ampliación del actual oficialismo (porque eso y no otra cosa es la invitación a Córdoba) no es privativo de la UCR, ni del PRO, éste último en serio riesgo de que Milei les coma la base electoral, como ellos antes se la comieron al radicalismo. También en el peronismo no kirchnerista (o antikirchnerista, para ser más precisos) desde Llaryora a Pichetto, todos celebraron el llamado y ya reservaron pasajes para la docta: si de reivindicar al menemismo se trata, siempre habrá gente dispuesta en el peronismo.

El pacto de Mayo de Milei no es otra cosa que la versión aggiornada de la Moncloa del 70 % de la que hablaba Larreta en campaña: el sueño de un país donde el kirchnerismo haya quedado atrás y sea solo un mal sueño, un país con un sistema político estabilizado entre dos coaliciones de derecha que disputen las elecciones, pero no el poder ni el rumbo del país. El proyecto del círculo rojo, digamos; cuyos principales sellos corporativos se apuraron a salir la respaldar la convocatoria presidencial.

Es todo tan obvio que Milei propone en sus 10 puntos volver a la AFJP, el principal negociado de los 90' -junto con las privatizaciones- al que el kirchnerismo le puso fin. Se ha dicho por estos días en las redes que los 10 puntos son la versión remasterizada del Consenso de Washington, y es bastante cierto. Una mezcla de plan de negocios e intento de reingeniería social para clausurar definitivamente lo que queda de la Argentina peronista, para terminar con lo que Halperín Donghi llamó su "larga agonía". 

Así las cosas, para el peronismo el dilema parece bastante sencillo de resolver, pero a la vez complejo: en esas condiciones no tendría nada por lo que ir a Córdoba en mayo, y su lugar natural es la oposición a éste gobierno y sus políticas, para asumir la representación política del 44 % que no lo votó, y de los que sí lo hicieron, pero se están empezando a desencantar de sus medidas.

Complejo porque eso supone dejar de barrer bajo la alfombra la necesaria discusión interna respecto a que peronismo quiere cada uno, y para construir que modelo de país. Algo que hace años se viene posponiendo, o resolviendo con el modo fuga y fractura hacia espacios "alternativos" que operan como colectoras drenadoras de votos, para facilitar el triunfo del antiperonismo de ocasión, sea Macri o Milei; o con los mil y un ensayos fallidos para la construcción del "peronismo postkirchnerista", todos condenados de antemano a morir de inanición electoral, porque aunque no lo quieran entender, es difícil hacer pie en el peronismo, con propuestas antiperonistas.

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2 comentarios:

  1. Muy buena nota. Parafraseando al Bebe el kirchnerismo es el hecho maldito del "justicialismo" o "neoperonismo". Pobre Cristina, tener que bancarse al "socialdemó rata" Alberto F., al empleado del fondo buitre Greylock , arribista inescrupuloso que incluso perdió su interna en Tigre o al "ayudador" Scioli. Pongamos esperanzadas fichas en los Kicillof, Zurro, Secco, Furlán, Manrique con un sendero de justicia social, independencia económica y soberanía,política para que haya PAZ en la patria. De nuevo: excelente análisis. Les ruego quieran aceptar un fuerte y fraternal abrazo peronista

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  2. Dice Kicillof que si él no llega a Córdoba, que empiecen nomás.
    El Colo.

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