Quiénes son las 50 personas más ricas de Argentina https://t.co/RNMybLWx2a
— Ámbito Financiero (@Ambitocom) December 3, 2024
Ah, mirá. No figura Cristina. Y eso que nos contaron que se robó un PBI. O eran dos, no me acuerdo. https://t.co/nVc080mVuc
— La Corriente K (@lacorrientek) December 3, 2024
Si nos vamos a poner xenófobos, arranquemos con Paolo Rocca y Cristiano Ratazzi. O con el uruguayo fiscal Galperín.
— La Corriente K (@lacorrientek) December 3, 2024
Te dicen de cuanto es la jubilación de Cristina pero no la fortuna de Paolo Rocca. Como si Rocca la hubiera hecho doblando caños con sus propias manos, o sin ninguna relación nunca con la política, el Estado o los gobiernos. Eso sí: jamás fue a elecciones, ni nadie lo votó.
— La Corriente K (@lacorrientek) December 3, 2024
Un país donde 50 tipos tienen un patrimonio personal (patrimonio, fortuna, ni hablemos de volumen de negocios) multimillonario en dólares mientras pagan un chiste de Bienes Personales o no hay impuesto a la herencia pero a vos te aumentan el monotributo no puede funcionar.
— La Corriente K (@lacorrientek) December 3, 2024
Cada vez más argentinos son pobres porque un grupo cada vez menor de argentinos son más ricos. Una cosa no existe sin la otra. Si no te lo dicen es porque te están cagando.
— La Corriente K (@lacorrientek) December 3, 2024
Hablan mucho de la pobreza para no hablar nunca de la riqueza. Ése es el truco.
— La Corriente K (@lacorrientek) December 3, 2024
Contáme ahora cuantos políticos, sindicalistas o dirigentes sociales figuran en esa lista. ¿Tampoco ninguno, no? ¿No te parece que hay algo que no funciona?
— La Corriente K (@lacorrientek) December 3, 2024
La habilidad de los millonarios argentinos de la lista de Forbes es la misma que la del diablo: hacernos creer que no existen.
— La Corriente K (@lacorrientek) December 3, 2024
En la Argentina se habla mucho de la pobreza: como se mide, cuantos pobres hay, si sube o baja, que políticas o gobiernos la hicieron crecer o bajar. En el discurso, les preocupa a todos: Macri hizo campaña en el 2015 prometiendo alcanzar la "pobreza cero", y Milei basa su cruzada contra el socialismo en que son "zurdos empobrecedores".
De lo que no se habla tanto (casi nada) es de la riqueza y de los ricos: quiénes son, cuan ricos son, como y por qué se hicieron ricos. Y menos que menos se habla de la relación directa y necesaria que hay entre las dos cosas: en el capitalismo salvaje que vivimos, para que haya (pocos, cada vez menos) ricos cada vez más ricos, es imprescindible que haya pobres (cada vez más, y cada vez más pobres).
De los pobres sabemos mucho, o nos cuentan bastante: quien los manipula políticamente o los emplea como mano de obra clientelar, ellos pueblan las cárceles o son la carne de cañón de la violencia en todas sus formas, y no pocas son tildados como los causantes de su propia desgracia: son vagos, son pobres porque no quieren progresar, no trabajan porque no quieren.
De los ricos solo sabemos -a veces- lo que ellos mismos nos quieren contar a través de las revistas de la farándula, y de la mayoría de ellos no conocemos ni los rostros, ni los nombres. Sin embargo, siempre están ahí, al acecho, en todos los gobiernos: son los que firman comunicados pidiendo "reglas de juego claras y estables para invertir", "reducir la presión fiscal" o "modernizar la legislación laboral". Son también los que siempre convocan al sacrificio social (que ellos no hacen) como condición inexcusable para poder progresar y superar las crisis.
No los vota nadie pero gobiernan siempre, con todos los gobiernos, aunque jamás aparezcan porque prefieren permanecer entre bambalinas. Están presentes en la génesis de todas las crisis que hemos padecido, pero jamás asumirán sus responsabilidades, y les sacarán provecho a todas: devaluaciones, hiperinflaciones, recesiones, tarifazos, fugas de capitales, vaciamientos, estatizaciones de deudas privadas, pesificaciones asimétricas, leyes de bienes culturales, blanqueos de capitales, moratorias impositivas y exenciones fiscales los van a contar siempre anotados en el listado, en primera fila.
Esta semana se publicó (no se hacía desde 2020) la lista Forbes de los millonarios más millonarios del mundo, y entre ellos, los argentinos. Acá pueden acceder en Ámbito Financiero al listado con los 50 ¿compatriotas? más acaudalados.
Los números son impactantes: entre los 50 acumulan una fortuna de 78.000 millones de dólares, de los cuales 41.700 millones los suman solo entre los 10 primeros, un listado selecto que encabeza Marcos Galperín y en el que figuran Hugo Sigman, Eurnekián, Paolo Rocca, los Pérez Companc, Bulgheroni y los Roemmers, entre otros: laboratorios, petroleros, siderúrgicas, constructoras, plataformas virtuales, "unicornios", los ganadores del modelo, de éste y de todos los anteriores. Desde 2020 hasta el año pasado (al cual corresponde el relevamiento) las fortunas de estos mega-millonarios crecieron un 68 %, en dólares.
Esos apellidos nunca van a aparecer asociados a causas judiciales, hechos de corrupción o pedidos de "ficha limpia", y si por alguna razón aparecen, de inmediato se las ingenian para desaparecer, como en la causa "cuadernos". Porque en la Argentina siempre hay corruptos, pero no corruptores, coimeros pero no coimeadores: un fenómeno curioso. Nunca son el blanco de ninguna cruzada moralizadora, ni el objetivo de ninguna ONG dedicada a la transparencia y coso.
A la inversa, en el listado no aparecen dirigentes políticos ni funcionarios públicos, de ningún gobierno, y no se trata de negar que exista la corrupción política (ahí está el bolso del senador Kueider para recordárnoslo), sino de ponerla en su justa dimensión: ni sumando todos los latrocinios (presuntos o reales) de la política con los que nos abruman a diario, llegamos ni por asomo a los 8500 palos verdes de fortuna personal declarada de Marcos Galperín, construida en buena medida a través de exenciones fiscales, o sea con la nuestra.
La invisibilización de la riqueza es necesaria para la perpetuación de un modelo en el que ella es consecuencia directa y necesaria de la brutal desigualdad, y por ende revertir ésta supone -entre otras cosas- poner sobre el tapete aquélla. No intentar "seducirla" con políticas ofertistas de rebajas de impuestos, RIGI, o reformas flexibilizadoras para abaratar el costo de la mano de obra (transfiriendo salarios a la renta del capital), compitiendo desde la política para ver quien resigna más recursos públicos (es decir, de todos) para seducir al capital.
Con mayor razón desde el peronismo, donde no debería haber otro asunto de mayor importancia. Si es que todavía -como dice la marcha- seguimos buscando "que reine en el pueblo el amor y la igualdad". Tuits relacionados:
Si hicieran una vaquita entre los 50 argentinos más ricos de la lista de Forbes alcanza y sobra para que los jubilados tengan los medicamentos gratis. Y por vaquita quiero decir sacarles las exenciones impositivas y que paguen algo razonable y no un chiste de Bienes Personales.
— La Corriente K (@lacorrientek) December 4, 2024
Siempre los presuntos sobornos como el de Kueider aparecen en torno a leyes que le interesan al poder económico. Y siempre se investiga a los sobornados, nunca a los sobornadores. Para ellos nunca hay "ficha limpia" para impedirles acceder a algún beneficio del Estado.
— La Corriente K (@lacorrientek) December 5, 2024
Haber llegado al 54,2% de participación del trabajo sobre el total del ingreso generado requiere una autocrítica implacable. Algo había que hacer y se hizo. Hoy la participación del trabajo llegó al 43,4% en el primer semestre y sigue en picada. En fin ¿y si les sale bien? 🤔🤔 pic.twitter.com/nPX9eDlxuO
— Artemio López (@Lupo55) December 4, 2024
A Juan Perón también le faltó autocrítica. Cómo se atrevió a llegar al fifty-fifty en el año 1955.
— Artemio López (@Lupo55) December 4, 2024
Algo había que hacer, la fusiladora lo hizo y "le salió bien"🤔 pic.twitter.com/zFRLRgTO1p
Coincido totalmente con lo expuesto.
ResponderEliminarHabría muchísimo para comentar, pero trataré de ser breve.
1. El problema de los países que tratan de "seducir" al capital, y para eso compiten entre sí rebajando impuestos, etc., no es solo de esta región. Está ocurriendo en Europa desde que se implantó el neoliberalismo. Por ejemplo, Piketty es un economista que estudió en profundidad el tema.
2. Habría que preguntarse si una parte del peronismo no pasó de decir que "hay una sola clase de hombres, los que trabajan", a decir que la única clase que importa es la de los que "dan trabajo" (los demás partidos ya lo hicieron hace rato).
3. Al ver la lista, surgen al voleo algunos nombres que son ausencias estentóreas.
Están los herederos Noble del Grupo Clarín, pero no está Magnetto (aunque podría ser que esté algo detrás del puesto 50).
No hay magnates del campo (Grobocopatel, algunos directivos de la Rural, etc.).
No veo accionistas del Grupo Bunge (si es que quedan argentinos).
Y algo más curioso: no están Macri ni Elsztain. Eso sí que no tiene explicación. No me los imagino detrás del puesto 50...