sábado, 23 de abril de 2011

EL VIENTO DE COLA ES CONTINENTAL


Leemos en La Capital  un análisis de la situación en Venezuela y las perspectivas de Chávez, de cara a las elecciones presidenciales del año que viene. 

Como pueden ver, el enfoque no difiere para nada del que solemos ver por acá, cambien petróleo por soja y la conclusión es la misma: los gurúes de la cátedra desesperan porque sus vaticinios fallan uno a uno, y no aciertan a explicar por qué determinados procesos políticos abiertos en América Latina en los últimos años se consolidan; incluso en términos electorales y macroeconómicos.

Se preguntan como es posible -si hacen todo mal- que esos modelos, como el que encarna Chávez, tengan resultados que exhibir, y sean acompañados por la mayoría del electorado. Y se les queman los papeles, porque no encuentran las respuestas ni preguntándole a Vargas Llosa.

Las explicaciones de la complejidad del fenómeno son igualmente pueriles: que la caja, que el clientelismo, etcétera y un millón de etcéteras que ya conocemos.

Pero lo más curioso es el argumento del alza de los precios del petróleo: nadie puede negar la gravitación del oro negro en la economía venezonlana, lo que no pueden contestar con ese argumento es ¿por qué mientras Chávez -según ellos mismos dicen- se apresta a revalidar su permanencia en el poder por el voto popular por otro mandato, los países árabes -donde justamente petróleo es lo que sobra- están convulsionados por revueltas, golpes de Estado y guerras civiles?

Aunque aquí el propio Chávez cuenta que sus opositores están buscando analogías con esos países; de un modo muy particular por cierto.
¿No estará fallando algo en la sesuda explicación?

¿No habrá que consultar otras opiniones?

¿Qué habrá dicho esta buena gente del origen y el desenlace de la crisis financiera en el corazón del capitalismo mundial, habrán hecho la gran Lehmann Brothers?

¿O tal vez habrán estado atentos a los documentos del FMI? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario