CUANDO UN AMIGO SE VA

 

Leemos en Infobardo de hoy que renuncia a su cargo Arturo Valenzuela, el subsecretario de Estado Adjunto de los EEUU para América Latina, un amigo de la Argentina, de esos que se extrañan como Openheimer y Otto Reich.

Valenzuela es aquel muñeco que se hiciera famoso por sus declaraciones contra "la falta de seguridad jurídica para las inversiones" en la Argentina y que también mojó el pancito en el culebrón del avión yanqui que traía material bélico y otros elementos no declarados. 

Lo que se dice un gaucho, el típico funcionario yanqui nativo de América Latina (Valenzuela es chileno) o con ascendencia más allá del río Grande, para despertar confianza en los "nativos" hablando un correctísimo español, de modo de no correr el riesgo de que las instrucciones del imperio no se entiendan por falta de intérprete.

Lo que no ha trascendido son las razones de su renuncia, y hay diferentes conjeturas al respecto.

Hay quienes piensan que lo echaron por inútil, considerando que en Brasil ganó Dilma, Cristina ganará cómodamente en octubre acá las presidenciales, Correa triunfará en el referéndum y tiene grandes chances de ser electo,  y lo mismo sucederá con Chávez en las elecciones del año que viene.

Otros en cambio atribuyen el alejamiento de Valenzuela a su discrepancia con la política del Departamento de Estado para América Latina: al parecer el hombre habría sugerido una solución al estilo Libia, Afganistán, Irak o Bin Laden pero le contestaron que por ahora no se puede; hay demasiadas tropas ocupadas como para abrir otros frente de batalla.

Y no faltan quienes lo atribuyen a cierta influencia maléfica de su acercamiento con cierta candidata presidencial argentina en gira por el gran país del norte, como el amigo Sentis acá.

El problema con el alejamiento de Valenzuela es que ya suenan nombres para su reemplazo, entre los que estaría un tal Spruille Braden.