Por Raúl Degrossi (*)
En estas semanas volvió el tema de la reforma constitucional que lleve a la Argentina de un régimen presidencialista a uno parlamentario o semipresidencialista. (decí que volvió de la mano de los disparates de Carrió, una aclaración necesaria) Si se hacen las cuentas, costará obtener del Congreso la ley que habilite una asamblea constituyente;(avisále a Majul, que puso en el Cronista Comercial que el FPV tendrá 172 diputados) estaremos con el tiempo justo para que esa asamblea sesione de manera que los cambios no sean despachados por la ventanilla de trámites urgentes (¿por qué, la harían de acá a diciembre la reforma, cuál es el tiempo para reformar la Constitución, de dónde lo sacaste?) y, por fin, que la Constitución reformada llegue sobre la hora a las elecciones de 2015,(¿por qué "sobre la hora" para el 2015, no estábamos con el tiempo justo, como sabés lo que pasará hasta entonces, te estás postulando para reemplazar a Carrió como pitonisa) en las que, hasta hoy, Cristina Kirchner no puede competir por un tercer mandato.(hasta hoy, no empezó todavía el segundo porque no la eligieron...como dice la Constitución, y hasta dentro de cuatro años, será igual)
Habría que apurarse. (¿por qué, cuanto antes empezó Menem?) Que la Presidenta consiga los votos en el Congreso para habilitar una reforma es verosímil, aunque no seguro. Tiene los propios y chantajeará a la oposición con el argumento de que la reforma figura entre los mejores sueños políticos argentinos desde Raúl Alfonsín.(acá superás el nivel de delirio de Carrió: ella dice que hay rosca con Binner, vos la acusás de chantajista con el resto de la oposición) ¿Se atreverá la oposición a negarse o algunos caerán en una trampa de aspecto institucional, cuya mayor virtud será resolver la cuestión sucesoria en el oficialismo? (¿negarse a algo que imaginó Carrió?, sería un signo de cordura, pero va vimos que la locura es contagiosa, y ejerce una atracción irresistible)
El fino análisis de Mario Weinfeld, que se publicó el domingo en Página 12, no menciona la alternativa de un sistema parlamentario "a la rusa", donde el invencible Vladimir Putin se convirtió en primer ministro de su subordinado Dmitri Medvedev y ahora Medvedev se convertirá en primer ministro de Putin y así hasta un infinito cuyo límite sólo serían la vida o la paciencia humanas.(eso no es un sistema parlamentario "a la rusa", es una simple rosca, había presidente y primer ministro antes de Putin y Medvedev y no hubo reforma constitucional) La Argentina, que en el siglo XIX miró a los constitucionalistas norteamericanos, podría adoptar el "enroque ruso", siempre que el kirchnerismo conserve una mayoría parlamentaria.(y siempre que modifique la Constitución, que es presidencialista) Justo es reconocer que el "enroque ruso" es una versión del "enroque conyugal criollo" inventado por Kirchner.(¿por qué variante? no sanateés: allá están los dos al mismo tiempo en el poder, uno como presidente y el otro como primer ministro, Néstor y Cristina se sucedieron en el cargo sin modificar la Constitución, con un simple procedimiento: presentarse a elecciones y ganarlas; eso pasa por repetir esa boludez de lo conyugal que se la copiaste a Grondona)
En el caso de Cristina Kirchner, una reforma podría tener otras opciones, si se aprueba a tiempo. (y dale con el tiempo, ¿nunca viste una ley aprobada corriendo el reloj cuando termina el período parlamentario?) Una posibilidad es que la Presidenta siga siendo presidenta de un régimen parlamentario (fuerte o atenuado), ya que el cargo no sería el mismo que hoy desempeña. (el cargo sería el mismo: presidenta, en todo caso tendría menos funciones, que es lo que pasa con los presidentes que conviven con un primer ministro) Para evitar discusiones, siempre podría establecerse una excepción por medio de una cláusula transitoria. (¿qué discusiones, que cláusula transitoria, por qué transitoria?, eso lo escuchaste en algún lado y lo repetís de memoria) Dejo esto a los constitucionalistas. (¿qué es esto, todo el resto de la columna, o sólo la parte que hablás de la reforma constitucional) El otro camino es que un leal sea el presidente y que Cristina (con la mayoría parlamentaria que volverían a asegurarle las elecciones) sea la primera ministra. (para lo cual igual habría que reformar la Constitución y crear el cargo, porque el Jefe de Gabinete no es primer ministro) Quizás algunos opositores tengan la ilusión de que, en la renovación parlamentaria de 2013 o las posteriores, el kirchnerismo no obtenga esa mayoría (ah, ¿hay otros opositores que tienen la ilusión de que el kirchnerismo los barra también en el 2013?) y que, en consecuencia, un acuerdo opositor designe el primer ministro.(para lo cual previamente habría que haber reformado la Constitución, pero dijiste que no alcanzaba el tiempo) No quiero imaginar las acusaciones de desestabilización institucional y de parlamentarismo destituyente.(parecidas a las de "hegemonía" que hacen ustedes cuando el gobierno gana la elección por afano, ahora si hubo reforma y hay parlamentarismo, no sería "destituyente", distinto es si es un liso y llano asalto a las comisiones del Congreso, como el del Grupo A en diciembre del 2009, sin reformar la CN)
Aceptemos como hipótesis que el kirchnerismo siga conservando mayoría parlamentaria y nombre con votos propios y de sus aliados filokirchneristas (del tipo Sabbatella) (así dicho parece un grupo sanguíneo) su primer ministro o primera ministra. (insistimos: ¿en qué momento de todo este delirio se reformó la Constitución para tener primer ministro?) Esta variante daría un espectáculo curioso. (no tan curioso como el que das vos escribiendo esto) Cristina Kirchner (convertida en primera ministra) trajinando casi cotidianamente el Congreso para presentar proyectos de ley, aguantar preguntas, justificar decisiones, responder interpelaciones y ser cuestionada. Cualquiera que haya visto un plano de noticiero televisivo en el que un primer ministro discute en el Parlamento sabe que ese escenario es para Cristina Kirchner como la kriptonita para Superman. (ah, o sea que toda la teoría política precedente está sustentada en lo que vos creés que es un sistema parlamentario, por los planos de un noticiero televisivo, tremendo: Pasquino tiembla con tu competencia) Es cierto que fue diputada y senadora, pero eso ha quedado en el pasado. (claro, cuando no era primera ministra, como en esta novela) Quienes la tuvieron de compañera en el Congreso (Carrió) cuentan que siempre tuvo buena memoria, que trabajó mucho en las comisiones que le tocó presidir y que fue soberbia.(claro, razones todas por las que en la Argentina no se podría modificar la Constitución, poner un primer ministro y nombrarla a Cristina en el cargo, si hubiera sido senil, humilde y vaga, otro sería el cantar. Acá hasta Pareto y Mosca ya te tienen miedo, eh)
O sea que descartemos a Cristina primera ministra,(porque tiene buena memoria, trabaja mucho y es soberbia) salvo que las mayorías que obtenga en sucesivas elecciones (¿cuáles, hasta cuando?, ya pensar en el 2015 era un delirio, imagináte más adelante)sean tan amplias que el Congreso no le ofrezca sino un teatro amistoso, donde se abra el telón para discursos en cadena nacional parlamentaria. (en ese caso no tendría sentido perder tiempo al pedo haciendo una reforma para poner un primer ministro o serlo ella: la reeligen diez veces como presidenta, y listo) Y nadie podría ofenderse de que la actividad de las instituciones de la república se difundan todos los días por la televisión oficial.(¿y esto último que soto tiene que ver con el sistema parlamentario o presidencialista?, nada, pero lo tenías que meter porque está en el guión)
Pero, salvo que entremos en estricto régimen de partido único y satélites, (¿qué tiene que ver el régimen de partido único con que la forma de gobierno sea presidencialista o parlamentaria, dónde existe hoy -luego de la caída del muro de Berlín- un gobierno de partido único salvo en Cuba o China, realmente creés que algo así puede pasar acá donde hay 638 pymes electorales?, mezclaste al PRI de México con los regímenes socialistas, un espanto, agarrá un libro de ciencia política que no muerden) no puede descartarse de plano que algún diputado díscolo de la oposición le haga algún cargo o reproche a la primera ministra. Razón suficiente para descartar una alternativa que va demasiado en contra del temperamento de Cristina Kirchner, que ama el discurso ininterrumpido y el sarcasmo contra todo conato de oposición a lo que ella piensa, cree, le informaron hace poco, describe con precisión o equivocándose, pasa por alto u olvida. (toda la descripción completa, hasta la última coma, es perfectamente aplicable a Carrió, quien sugirió la gansada de la reforma constitucional y a vos te inspiró esta catarata de estupideces) Va en contra de su autocentramiento y del giro de toda proposición (incluso la más neutra o bobalicona) sobre el eje de la primera persona del singular: "Siempre he pensado que?"(y si expresa su propio pensamiento, aun en lo más bobalicón, ¿qué persona se supone que tendría que usar que no sea la primera del singular, absolutizar diciendo "todos pensamos que..."?). Ya lo señaló Pepe Eliaschev en su columna de Perfil.(¿esta misma pelotudez ya fue dicha antes?, Dios mío) La concentración de Cristina sobre su propio cuerpo y alma no tiene, en mis recuerdos políticos, ningún antecedente que le haga sombra. (ninguno eh, ni Imelda Marcos) Ha alcanzado el autoabastecimiento de aciertos y de errores.(¿vos tenés espejo en tu casa, le preguntás a alguien en algún momento que piensan de lo que decís?, porque de aciertos debés tener problemas de abastecimiento y vas a tener que abrir la importación, aunque de errores, estás para que te cobren retenciones)
¿Por qué querría una política de este estilo pararse tras el pupitre del primer ministro frente a un Parlamento donde siempre puede haber un estúpido que no haya entendido bien las reglas del juego y la acose con una objeción fuera de lugar? Francamente, no hay ninguna ganancia en ejercer el poder de este modo, hostigada por quienes ponen palos en la rueda y miran el orillo de todas las resoluciones, parlamentarios de cualquier partiducho de la oposición y diputaditos que buscan repercusión en los medios.(bueno, suponiendo que así pensara Cristina, hete aquí que pareciera que más de la mitad de los electores piensa lo mismo. La verdad: cansa un poco leer estas boberías, y que a la que las escriba le digan "intelectual", parece Nora Lafón)
Lo mejor, entonces, es que la Presidenta siga siendo presidenta de un régimen semipresidencialista, más a la francesa. (¿como siga, si el nuestro es presidencialista al estilo nortemaricano?) Sin embargo, en este caso, además de superar el inconveniente de que "presidente" según la Constitución de 1994 no debe querer decir lo mismo que "presidente" según la nueva Constitución (y para eso se necesita pactar la ya mencionada cláusula transitoria),(¿qué nueva Constitución, cuando se sancionó, qué dice, qué cláusula transitoria, qué fumás?) el sistema a la francesa ha demostrado que si a mitad de mandato cambia la composición del Parlamento porque la gente ha votado nuevos diputados de otros partidos, el primer ministro puede no ser un hombre del presidente sino resultar de un acuerdo de la oposición. Fue la famosa "cohabitación" francesa.(que no tiene nada que ver con nuestro sistema, que es presidencialista) Le pasó nada menos que a Mitterrand, de quien Cristina Kirchner seguro que no se siente inferior, pero sólo en instantes de mucho optimismo podría sentirse superior.(¿y toda esta perorata sicológica berreta quien te la spoló, Aguinis, que poronga tiene que ver con el análisis, si el presidente era otro que Miterrand y perdía las elecciones, cambiaba la cosa?)
La matriz unipersonal y concentrada del poder ejercido como le gusta a la Presidenta no se adapta bien a una república parlamentaria o semipresidencialista, (no, se adapta a nuestra Constitución, que es presidencialista, y donde el Poder Ejecutivo es unipersonal, o sea por definición, unipersonal y concentrado) donde la omnipotencia presidencial es justamente el rasgo que se busca evitar. De todos modos, la Presidenta puede consolarse pensando en la prolongada vida política de Berlusconi, que siempre parece tocar su final y ha resurgido de varios incendios.(¿por qué consolarse, Cristina buscaría una reforma constitucional para perpetuarse en el poder, o se dedicaría a festicholas con menores como Il Cavalliere?)
¿O sea que los rumores sobre reformas a la Constitución deberían ser descartados? Mario Wainfeld, que está en mejor posición que yo para saberlo,(claro, porque es un periodista oficialista militante y tiene acceso a información de la Rosada, según ese razonamiento implicito todas las columnas de Majul, Morales Solá y Nleson Castro son pura sanata) humildemente confiesa que "no tiene la bola de cristal". Si se toma en cuenta el carácter instrumental de las instituciones en la teoría política del kirchnerismo,(y en cualquier teoría política que se precie, por eso son "instituciones") es posible pensar que nadie tomará en cuenta las cuestiones que se esbozan más arriba.(lo cual hablaría muy bien de su cordura) Por carácter instrumental quiero decir que una reforma institucional que tendría normalmente fines amplios y de largo plazo, sea utilizada en la coyuntura para resolver problemas como la sucesión dentro del Partido Justicialista.(claro, como la del 94' gracias a la cual los radicales engancharon el curro del tercer senador y el Consejo de la Magistratura) La "república parlamentaria" no sería entonces sino una forma de prolongar el poder de Cristina Kirchner porque, hasta el momento, ella no encuentra un sucesor al "proyecto" (y no se sabe si lo busca o permitirá que emerja). La reforma institucional tendría entonces una finalidad práctica de coyuntura.(eso lo dijo Carrió en dos brulotes, al menos en poder de síntesis, te gana por afano)
Pero Cristina Kirchner debería pensar si cualquiera de estos escenarios se aviene con sus deseos. Quizá lo más sensato sea que busque la reelección indefinida, desafiando lo que la muerte de su esposo dejó cruelmente trunco. Lo demás tiene riesgos, la gente puede tomarse en serio el parlamentarismo; en fin, un desmadre.(¿realmente creés que a "la gente" le importan un comino todas estas cuestiones, la opción depende de que haya o no un Fernando Iglesias que la interrumpa cuando habla en el Congreso?)
Por suerte Aníbal Fernández, que como jefe de Gabinete tiene a su cargo las relaciones con el Congreso y hasta ahora las ha conducido con distancia inigualable, salió a desmentir todo. Dijo: "Es una discusión que inventaron otros". Si él lo dice, nos quedamos tranquilos.(y si Carrió dice lo contrario, salimos todos a escribir columnas llenas de pelotudeces como ésta)
(*) Sólo las negritas, el original es de Sarlo acá.
(*) Sólo las negritas, el original es de Sarlo acá.
¿Podemos no volver a llamar a Sarlo 'Intelectual'? Es una difamadora profesional que miente para el toor porque ni se esfuerza en armar algun bolazo plausible. NO se mira el ombligo. Miente, simplemente.
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