Por A.C.
Los medios periodísticos en éste
verano, donan generosa y desinteresadamente, extensos espacios a políticos
opositores y a los economistas del establishment, los mismos economistas
opinadores que hace diez años vaticinan el inminente colapso de la economía
argentina.
Son los mismos voceros que operaron
descaradamente con una ofensiva cambiaria durante el 2011, para conseguir un
objetivo que públicamente resulta inconfesable: vía devaluación, transferir
grandes ingresos en favor de los sectores más
concentrados de la economía, sectores que son quienes financian la actividad
periodística o profesional de estas voces del estallido económico inminente.
Y ellos saben
perfectamente que las medidas que reclaman al Gobierno, generarían además de
una enorme transferencia de ingresos a sus patrones, un efecto devastador
en términos de inflación y en términos de redistribución del ingreso, donde los
asalariados, los jubilados, los cuentapropistas, etc., serían los principales
perjudicados.
Por eso no pueden poner
sobre la mesa sus “intereses inconfesables”,
como diría aquel hombre de otra época que cada día tiene más vigencia. Y como no pueden mostrar números, variables, ni
datos técnicos que respalden su discurso, entonces hacen diagnósticos catastróficos,
insostenibles, y recurren a eufemismos absurdos que venimos escuchando durante
años, abstracciones nebulosas tales como “buen
clima de inversión”, “competitividad”, “terminar con el aislamiento del país ”,
y una serie conceptos huecos que se estrellan contra la realidad económica.
La realidad económica
de un país que en diez años, ha logrado
un crecimiento y una distribución de ingresos sin precedentes, que consiguió un
desendeudamiento de un nivel impensado, cancelando con recursos propios la deuda externa que –justamente- las politicas que ellos reclaman generaron. Un
país que en medio de una crisis global sin precedentes, vuelca importantes
recursos a la inclusión social, a la obra pública, a la educación, a la
investigación, y cierra el 2012 con un
envidiable superávit de más de 12.000 millones. Resultado de aplicar políticas
orientadas al empleo, a la producción y al mercado interno, la antítesis de los
que ellos proponen.
Y ahora lanzan de nuevo su
democrática propuesta dialogista de libre comercio , un ultimátum republicano:
El gobierno o convalida
una fuerte devaluación del tipo de cambio oficial, o sino, tiene que levantar las restricciones cambiarias
vigentes.
Las dos opciones traerían
la misma consecuencia.
Aunque los datos objetivos
de la economía muestran que el precio del dólar “blue” no tiene ningún basamento
real, los especuladores republicanos presionan para conseguir un ajuste mediante
una fuerte devaluación, totalmente
innecesaria, que generaría una descomunal transferencia de ingresos de aquellos
que ganan y viven con pesos, en favor de un pequeño sector con ingresos y
tenencias en dólares.
Pero demos un ejemplo
concreto, como el de las grandes cerealeras, que previeron un dólar de $4,90
para todas sus operaciones. Devaluación mediante e incremento del dólar en alrededor
del 40% (para “sincerarlo” en relación al dólar blue), magicamente se
encontrarían con que están vendiendo su producción a más de 7 pesos, con una
enorme ganancia extra –sumada al ya extraordinario nivel de rentabilidad
actual- fruto de la devaluación.
Siempre que un sector
obtiene ganancias extraordinarias , y sobre todo cuando a ese sector lo
conforman muy pocos, se perjudica al conjunto de la población, porque los enormes
recursos que ingresan al sector beneficiado, se originan en el detrimento del
resto. No es difícil imaginar la drástica modificación de la estructura de
costos, tarifas y precios en el país con una devaluación del 40%. Tampoco es difícil calcular la fuerte pérdida
del poder adquisitivo en un salario o ingreso de $10.000 en ese marco, salario
o ingreso que perdería alrededor de la mitad de su poder de compra. El
porcentaje que cada salario o ingreso se
reduce, en relación a su anterior poder adquisitivo, se traduce en una suma que
se transfiere,siguiendo el ejemplo, al
grupo de cerealeras.
A esto habría que sumarle un
descomunal aumento la deuda pública y un brutal encarecimiento de las
importaciones, con más efecto inflacionario.
La otra propuesta del
ultimátum especulativo, la de levantar
las restricciones cambiarias vigentes, o como variante, implementar un
sistema de tipo de cambios
múltiples, como algunos proponen, traería las mismas consecuencias. Fijar
dos o tres variantes cambiarias (dólar exportador, turista, etc), mostraría la
debilidad del Gobierno para el manejo de la política cambiaria, y entonces la tendencia
inevitablemente sería que el tipo de cambio se alinea con el mercado más caro.
La política cambiaria es
una pieza central de la política económica, y el Gobierno Nacional tiene la
firma decisión de mantener el actual sistema de administración cambiaria,
porque lo contrario es un salto al vacío.
Esta política cambiaria,
permitió a lo largo de estos años una importante acumulación de reservas. Esto posibilitó
un desendeudamiento histórico de la Argentina. Con reservas se pueden afrontar
los costos de importaciones necesarias que se vuelcan a la producción local, se
dispone de autonomía en relación a los organismos internacionales de crédito, y
superado el año 2012 –donde se afrontaron importantes servicios de la deuda- ,
ahora se puede disponer de los recursos en dólares para financiar proyectos de
inversión, todo en el marco de una decisión política firme de desdolarizar la
economía, como ya lo señaláramos en la nota “La cancha está marcada en pesos”. Porque ese es el objetivo:
desdolarizar la economía y posibilitar la consolidación del desarrollo de un
modelo productivo que incluye a 40 millones de argentinos.
Pero los especuladores no
se resignan, y siguen presionando republicanamente con el alza del dólar blue, una
operatoria que aunque no tenga un volumen de entidad, es amplificada hasta el
cansancio por los medios ligados a la especulación financiera. Este mercado cambiario ilegal, es alimentado
por aquellos con alto poder adquisitivo que no pueden explicar el origen de sus
fondos, y también por sectores que especulan con hacer una gran diferencia
frente a la devaluación, devaluación que sus asesores le marcan como inminente.
Están comprando a $7,40.- Veremos a cuanto pueden vender esos dólares a fin de
año.
Y la presión republicana
de alza del blue, también se funda en una causa patriótica. Están apostando a que
Argentina pierda el juicio contra los fondos buitre en Nueva York y que eso
produzca una desestabilización de la economía, daño que desde adentro no
pudieron lograr pese a sus reiteradas ofensivas cambiarias y ofensivas de otro
tipo, porque ésta apuesta
desestabilizadora excede el ámbito de la economía. Igual que cuando
apostaron al Juez de Ghana que embargó la Fragata. Pero tampoco les fue bien.
Y la frutilla del postre. Si el gobierno hiciera esto mismo que piden, armarían entonces un maremágnum político desde los mismos medios para destituirlo.
ResponderEliminarDespués se enojan cuando les dicen golpistas.