"Si esto ocurriera, la hora de una oposición de centro izquierda (utilizo la denominación centro izquierda por comodidad) habría llegado, siempre y cuando, claro está, sus dirigentes sepan estar a la altura de los acontecimientos o preparados para asumir responsabilidades mayores. Conviene advertir sobre este requisito, porque en el pasado abundan los ejemplos de dirigentes políticos que no supieron honrar la cita con la historia, pero, sobre todo, porque aún está fresca en la memoria esa suerte de suicidio político practicado por la oposición en las elecciones presidenciales de 2011.
Dicho con otras palabras, si no se une la oposición no tiene destino."
"Hoy no hay otro camino para construir una mayoría política nacional que el de la construcción de coaliciones, coaliciones articuladas alrededor de algunos mínimos objetivos, dejando a la creatividad de la política la expectativa de resolver aquellos puntos sobre los que en cierta coyuntura no hay acuerdo. Asumir la exigencia de la coalición implica, además, hacerse cargo de que un solo partido no alcanza;"
"Las torpezas y errores de 2011 demostraron que estaban todos más dispuestos a privilegiar las diferencias que los acuerdos. Cada uno de los dirigentes se sintió un líder carismático capaz de arrastrar a las multitudes y a los otros dirigentes detrás de su magia. Los resultados de semejante despropósito están a la vista: la señora le sacó cuarenta puntos de ventaja al segundo.
Ahora se abre una nueva oportunidad que permitiría compatibilizar los intereses partidarios con los objetivos estratégicos."
"¿Programas? Son importantes para definir una identidad, pero lo que hay que hacer en esta etapa ya está escrito.
Los objetivos son sencillos y al mismo tiempo complejos. El gobierno que llegue al poder no puede ser una versión edulcorada del kirchnerismo. Al respecto, es necesario decir que los Kirchner son la última expresión política del siglo XX, la versión corrompida y decadente de un fracaso: el fracaso del populismo. Ya es hora de comenzar las tareas del siglo XXI. Se trata de fundar la república, consolidar la nación y fortalecer el mercado en un mundo cada vez más globalizado y competitivo. La convocatoria para esta tarea debe ser amplia y generosa. Trasciende los límites anacrónicos impuestos por las categorías de derecha e izquierda. Una coalición opositora que se proponga -desde el más estricto realismo- estos objetivos, debe saber que es más importante sumar que restar y que siempre es más aconsejable que a los límites o las exclusiones los imponga la realidad y no los prejuicios de la rutina política."
El manifiesto completo de la nueva Unión Democrática, acá.
Que asco.
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