La nota del Cronista a la que corresponde la imagen de apertura da cuenta de uno de los datos económicos centrales del año que acaba de finalizar: la drástica disminución de la distribución de utilidades y dividendos de las empresas entre sus accionistas (incluyendo en el análisis a las principales compañías nacionales y extranjeras que operan en el país), como consecuencia de un conjunto de medidas adoptadas por el gobierno.
Porque es interesante señalar que la significativa merma en la asignación de dividendos no fue consecuencia de la caída de la actividad económica, que generara que no hubieran ganancias para repartir, sino de decisiones de política económica orientadas a ese fin, lo que es justamente el motivo de la crítica de algunos empresarios (en sordina), y de los medios esponsorizados por esas empresas, con mayor estruendo.
Cuando se conocieron los datos del primer trimestre del 2012 sobre éste rubro, hicimos acá una entrada analizando las medidas oficiales, que tuvieron luego continuidad y profundización a lo largo del año: mayores exigencias de capital inmovilizado para los bancos por el Central, presión a través del FGS de la Anses en aquéllas empresas en las que el Estado tiene participación accionaria, controles a la compra de divisas.
Aun dentro del precario marco jurídico heredaedo del menemato (como la libérrima ley de inversiones extranjeras y su complemento: los tratados bilaterales de inversión, analizados en detalle acá), el gobierno fue avanzando con otros instrumentos, como la reforma de la Carta Orgánica del BCRA, lo dicho del Fondo de Garantía de Sustentabilidad y, sobre el fin de año, la regulación del mercado de capitales.
Con una visión seguramente tildada de heterodoxa, pero que se ha revelado harto efectiva a la hora de disminuir uno de los factores de riesgo o vulnerabilidad tradicionales de nuestra economía, no superados incluso a partir del 2003: la salida de grandes flujos de capital del país, sea en forma legal (la distribución de utilidades de las empresas extranjeras, que las remiten a sus casas matrices), o ilegal; lo que se conoce como fuga en sus diferentes variantes.
Más allá del llamado cepo al dólar (que alimentó el malhumor cacerolero, hoy en baja porque pueden acceder a los verdes para veranear), fueron éstas otras medidas las que alentaron el clima pesado que vivimos en el 2012, porque el gobierno tocó nervios sensibles: el año 2011 había marcado récords tanto en distribución de utilidades como en fuga de capitales; y en el 2012 el frenazo a ambos flujos de plata fue violento.
El Estado actuó así de un modo inteligente (a despecho de la improvisación de algunas medidas, que se fueron corrigiendo con el tiempo) para cerrarle el paso a uno de los comportamientos más típicamente predatorios del empresario vernáculo, tanto el nacional como el extranjero afincado en el país: maximizar la extracción compulsiva de ganancias en la corta, sustrayéndose del compromiso de alentar inversiones de mediano y largo plazo, para sustentar el crecimiento.
Y a su vez, parado allí, reclamar por medidas que alienten la inversión, o combatan la inflación; cuando ellos mismos la generan, ajustando el mercado por precios mientas privilegian la toma rápìda de ganancias, a la inversión reproductiva.
En medio del vendaval económico y financiero internacional, y junto a los otros indicadores que acá puntualiza bien Artemio López, los datos que acerca la nota del Cronista marcan a las claras un rumbo definido, y la clara intencionalidad política de poner al Estado al servicio de él, lo que se dio en llamar "sintonía fina", sin ir más lejos.
Como también marca una puja que el gobierno viene dando por detrás del estrépito mediático por los conflictos creados en la burbuja política, y que se suele denigrar bajo el rótulo del "relato": la pulseada del kirchnerismo con los factores del poder económico existe, aunque se la quiera invisibilizar.
Y las decisiones políticas que se tomaron seguirán durante éste 2013 que se inicia, como que son elementales salvaguardas que aconseja la racionalidad política y económica en un año electoral, en el que el despliegue de la crisis internacional seguirá haciendo sentir sus efectos; combinación que reavivará los tradicionales reflejos del empresariado promedio, no justamente adepto a poner su cuota de compromiso en el logro de los objetivos del conjunto, si no se lo fuerza a ello.
Aunque a algunos le molesten cosas elementales, como que el Estado pida información "sensible" sobre el conjunto de las mayores empresas del país; como se hace en cualquier parte del mundo, y que además cotizan en bolsa; es decir, se abren al público inversor.
Porque como decía Perón, los hombres son buenos, pero si se los vigila son mejores.
Actualización: Esta nota de Infobae muestra el extravío conceptual de criticar las medidas desde la óptica que deasalientan la inversión extranjera directa, cuando las restricciones a la remisión de utilidades )además de ser técnicamente IED) posibilitaron financiar buena parte de la inversión productiva con recursos generados en el propio país; que de no tomarse esas medidas, se hubieran ido al exterior, descapitalizándonos.
Lo que sí es cierto del artículo, es que las medidas que tomó el gobierno demostraron que se pueden poner en práctica las ideas de Aldo Ferrer y tantos otros, de "vivir con lo nuestro".
Actualización: Esta nota de Infobae muestra el extravío conceptual de criticar las medidas desde la óptica que deasalientan la inversión extranjera directa, cuando las restricciones a la remisión de utilidades )además de ser técnicamente IED) posibilitaron financiar buena parte de la inversión productiva con recursos generados en el propio país; que de no tomarse esas medidas, se hubieran ido al exterior, descapitalizándonos.
Lo que sí es cierto del artículo, es que las medidas que tomó el gobierno demostraron que se pueden poner en práctica las ideas de Aldo Ferrer y tantos otros, de "vivir con lo nuestro".
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