lunes, 28 de enero de 2013

UNA LEY DE MINISTERIOS PARA BARLETTA


Conociendo lo calentón que es enano, la reacción era previsible: el Secretario de Transporte de la Nación, Alejandro Ramos, le mojó la oreja preguntándose por que los radicales y él no hablaban ni decían nada de la crisis de seguridad de la provincia (varios nos preguntamos lo mismo, habrá que decir); siendo que son parte del gobierno en Santa Fe, y Barletta reaccionó como siempre: calentándose, mal, y revoleando descalificaciones a diestra y siniestra.

Y como vemos en la captura, del asunto en sí (el narcotráfico y sus implicancias) habló poco y nada, repitiendo el libreto del socialismo; es un delito federal, nos sacan los gendarmes, no hay radares para los aviones, etc.

Se dedicó mas bien a devolverle los dardos a Ramos, apuntándole a su gestión en Transporte, o más bien a lo que pasó en el área antes de que él asumiera cuando estaban Jaime primero, y Schiavi después; personajes a los que nosotros no vamos a defender ni mucho menos: somos los primeros en reconocer que es una de las áreas más deficitarias de los gobiernos kirchneristas.

El problema es que Ramos vino después al área, incluso como consecuencia de la tragedia de Once, donde hubo 51 muertos como consecuencia de un accidente que pudo evitarse -en parte- si se hubiera controlado adecuadamente el estado de la infraestructura ferroviaria y el cumplimiento de los servicios por parte de los concesionarios.

Dicho esto, atribuirle como hace Barletta (aunque luego pretenda relativizarlo) a Ramos las 7500 muertes anuales que se producen en el país por accidentes de tránsito, es como mucho; sobre todo porque el propio Barletta las atribuye a la falta de infraestructura vial, lo que no es responsabilidad del Secretario de Transporte, sino de la Dirección Nacional de Vialidad, de los concesionarios de las rutas y de las provincias y municipios, que tienen sus propias Direcciones de Vialidad.

Como la Municipalidad de Santa Fe (de la que Barletta fue intendente cuatro años), que nos convirtió con el paso de los años en la capital nacional del bache; o como la provincia de Santa Fe, donde justamente la Dirección Provincial de Vialidad le tocó en el reparto dentro del FPCyS a los radicales, con el tristemente célebre Placenzotti.

Al respecto, y tomando apenas dos noticias de los diarios de hoy, vemos que el intendente radical de Santo Tomé se queja de que desde el gobierno provincial no tuvieron en cuenta sus reclamos para que se iluminara adecuadamente el tramo de la autovía de la Ruta 19 que atraviesa su ciudad, o que los presidentes comunales se quejan del desastroso estado de la ruta provincial 4 (causa de numerosos accidentes); porque el gobierno del cual es parte el partido de Barletta, nada hizo al respecto para mantenerla en condiciones en cinco años.

Y en el colmo de la calentura, Barletta le atribuye a Ramos responsabilidad en el embargo de la fragata Libertad (consecuencia de un reclamo de un fondo buitre, en el exterior) o en el alquiler de un avión para los viajes presidenciales (por temor a embargos sobre el Tango 01), y hasta en el hundimiento del Santísima Trinidad; o sea, cualquier verdura, porque son temas que dependen del Ministerio de Defensa, la cancillería o hasta la Casa Militar, pero ninguno de la Secretaría de Transporte.

Estaría bueno que alguno le alcanzara a Barletta una ley de ministerios de la Nación, para que le pegue una leída.

Pero lo peor llega cuando arremete con los trenes: se queja de que el gobierno nacional (cuando tampoco Ramos era funcionario, aclaremos) prometió el tren bala y no lo hizo, prometió el tren a Laguna Paiva y no lo hizo, y no le habilitó el famoso tren urbano (ése debe ser el verdadero origen del enojo); concluyendo en que en Transporte de la Nación hay papeles "que no deben estar tan ordenados".

Curioso, porque el tren bala fue una iniciativa del gobierno de Kirchner (discutible ciertamente, porque el sistema ferroviario nacional tenía y tiene otras prioridades) que no prosperó por causa de la crisis financiera internacional, y de la resistencia que generó en la opinión pública, incluso en sectores del propio oficialismo, por lo que el gobierno tuvo que desistir de la idea.

Si la hubiera impulsado contra viento y marea, seguramente hoy Barletta se estaría quejando de que desplifarró recursos en un proyecto faraónico.

Exactamente lo mismo que hizo él (a su escala) cuando fue intendente, con el tren urbano: insistir contra viento y marea, con un proyecto que no era prioritario para la ciudad, y que venía muy pero muy flojito de papeles.

Como que jamás fue discutido en el Concejo municipal ni figuraron en el presupuesto los fondos que se invertirían, ni los más de cuatro millones de pesos que gastó en comprar los trencitos; hoy olvidados, y que echó a rodar sin ninguna autorización de las autoridades nacionales del área.

El tren a Laguna Paiva, más que una promesa del gobierno nacional, era una idea de la propia gestión de Barletta (en la página web del municipio había una presentación -hoy suprimida- mostrando todos los ramales que iban a partir desde Santa Fe hacia distintas localidades del interior), como lo cuenta en éste audio (desopilante) un funcionario suyo de entonces.

Y hablando del tren urbano de Barletta, acá les dejamos el video del inolvidable viaje inaugural:


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