En estos días
el artículo de Marcelo Rodriguez en Página 12 “Todos rubios y de ojitos celestes” da cuenta, a partir de
un trabajo de investigadores del CONICET y de la Universidad Nacional de San
Martín, de como la eugenesia fue presentada y sostenida como nueva ciencia en
Europa, EEUU y América Latina en las primeras décadas del siglo pasado.
Resulta
interesante el desarrollo visto lo que se dice en relación a la inseguridad.
La nota
expone: "El parentesco entre darwinismo y eugenesia parece un potente
malentendido. El concepto de “supervivencia del más apto” enunciado en 1859 por
el célebre pasajero del Beagle es, en última instancia, ambiguo: no define a
priori qué característica hace a un organismo “más apto” si no se consideran el
entorno y las relaciones particulares con los demás organismos. Ninguna
característica de un ser vivo es ni podría ser, en la auténtica teoría
darwiniana, una ventaja evolutiva per se. Ser el más apto no es más que estar
en el lugar indicado en el momento indicado, y por eso el gran protagonista de
la evolución de las especies es
el azar.
Para el
darwinismo social de a Inglaterra
victoriana –una teoría desarrollada mayormente por el filósofo Herbert Spencer
y de la cual la teoría de la
evolución de Charles Darwin, a la que en gran medida contradice, apenas
funcionó como inspiración –, la naturaleza pasaba a ser la sociedad de libre
mercado, y ya se sabía quiénes serían los
más aptos en esa “lucha por la vida”.
La eugenesia
fue la aplicación práctica de esa teoría. Predeterminando quiénes debían
multiplicarse y prosperar y quiénes no, y legitimando esas determinaciones
desde la ley y la medicina, se le creía ahorrar a la sociedad los dramas y los
costos que el azar introducía en el tejido social a través de los grupos “menos
aptos”: enfermedades, violencia,caos social, miseria
La consecuente
política de impedir laproliferación de los “menos aptos” bajo la premisa falaz
de que así se controlarían estas “lacras” sociales fue una poderosa herramienta
de control social, y una excusa “con aval científico” para ahorrar recursos en
la educación y la salud de grupos que, al final de cuentas, “no serían aptos”
para lograr el éxito individual y social.
Seguidamente
el artículo da cuenta de otras conclusiones de la investigación (de como la
eugenesia se centró en políticas relacionadas con la “reproducción humana” y de
allí con la infectología, la endocrinología y la psicología), y de lo que en
definitiva tal posición ideológica definida influía en el diseño de acciones
públicas.
Condenados
desde la cuna
“Degeneración”, “degradación”, “mala vida”
pasaron a ser términos comunes en la literatura médica de entonces, y tuvieron
su correlato casi simultáneo en la literatura forense y en la jurídica. Y eso
caracteres ponderados negativamente eran identificados, casi siempre, con
atributos, condiciones de vida y costumbres identificadas como frecuentes
dentro de los sectores más desposeídos de la población. Pero en lo que respecta
a la supuesta base científica del edificio de la eugenesia, un importante
elemento funcional necesario al discurso biotipológico era el determinismo
genético. /// Era la creencia en el determinismo genético lo que permitía
sostener que en el caso de los delincuentes no existía el libre albedrío,
porque la tendencia de una persona a las conductas criminales estaba dada por
su perfil hormonal, y además podía verificarse en sus características físicas.
Y si todo ello estaba determinado por los genes, entonces era hereditario. De
ahí que juristas partidarios de la eugenesia pudieran hablar, entonces, de
“predelincuentes”: individuos a los que, por su constitución y su tendencias
innatas, pudieran ser pasibles de medidas especiales de tratamiento y
educación, a fin de intentar corregir ese destino o “atenuar esas anomalías” y
preservar a la sociedad.
Aunque la
validez científica de este tipo de discursos hoy está totalmente desestimada,
conviene tal vez estar atentos a la posibilidad de que puedan resurgir con
nuevos ropajes, ya que tanto en aquel entonces como hoy la actividad científica
es producto de una sociedad que muchas veces la convierte en una expresión más
de las tendencias que habitan en ella.
Ilustrado por
el artículo de en cuantas (tantas) oportunidades aparece presente la idea del
“darwinismo social” para definir políticas, surge evidente este es el sustrato
de muchas posiciones, bien cuidadas de disimular semejantes prejuicios.
Pero es
evidente que lo que sos te aflora.
En el diario
del Loco Lindo aparece en la edición del martes 18 de marzo un editorial con la
firma de Néstor Víttori bajo el título “¿Se puede resolver la inseguridad?”, el que
se vuelve muy jugoso si se lo lee en relación al anterior referido.
Víttori
pontifica en su columna de opinión en los siguientes términos: "El
primer prejuicio que se antepone a cualquier proyecto de intervención de la autoridad para el
control y represión de los hechos delictivos aparece bajo la bandera de los
derechos humanos, que bloquea todo proyecto preventivo en la materia …..
(resolver el problema de la inseguridad) se trata de una cuestión compleja en
la que el voluntarismo sirve de poco. En verdad, requiere de una organización
muy afinada en la consecución del objetivo, con una importante inversión
económica en estructura operativa, tecnología, capacitación y retribución
salarial en los distintos planos de gestión, de acuerdo con un planeamiento por
objetivos.
Es probable
que una primera experiencia con la policía de cercanía,
que patrulle los barrios a pie, no logre impedir los delitos mayores, pero es
muy posible que logre generar una sensación de seguridad a partir de la
eliminación de jóvenes ruidosos, música excesiva, individuos alcoholizados,
drogados, mendigos, trapitos, limpiavidrios, que alteran la tranquilidad y el
orden en el barrio, situación que suele someter a sus habitantes a una tensión
defensiva que los aísla y que a
la larga termina expulsándolos a otros vecindarios.
Por supuesto
que cuando la policía los controle y encuadre, seguramente aparecerán en escena
organizaciones de izquierda que la acusarán
de discriminación y tratos inhumanos. Pero ése es un costo que hay que pagar si se quieren recuperar
niveles razonables de seguridad.
¡Qué tal! Acá
está la propuesta darwinista de Vittori en materia de seguridad,ordenada por
prioridades: presupuesto para los palos de la fuerza represiva; eliminación de
jóvenes ruidosos, individuos alcoholizados, trapitos, limpiavidrios y de todo
aquel que altere la “tranquilidad y el orden”; y , aguantarse la crítica de los
que defiendan los derechos humanos de los eliminados.
Un verdadero
defensor de la dignidad de las personas y de las garantías que consagran la
Constitución Nacional y Provincial.
La sentencia
del primer artículo se cumple. Nuevo ropaje para las mismas viejas ideas. Palos en lugar de
políticas inclusivas.
Lombroso quedó
hecho un poroto.
(PD: si, dice
“eliminación” y no se le cae la cara. La Subsecretaria de Derechos Humanos de la
Provincia, cuando termine el seguimiento de la denuncia a Ganón por hablar del
Presidente de la Corte, ¿tendrá un tiempito para evaluar los dichos del editor
responsable del El Litoral en relación a sectores vulnerables de la población?)
y gente como esa es considerada "representante" de la idiosincrasia santafesina (por santafesinos que piensan y sienten como él, claro está)
ResponderEliminarSolo trabajó de heredero durante 70 años.
ResponderEliminarSi no hubiera sido heredero, y de acuerdo a la teoría de Spencer, su inutilidad, su ineptitud para el libre mercado, lo hubieran condenado a la miseria.
Su supervivencia no estuvo determinada por la genética (que como se ve, no ha sido con él muy generosa), sino por un juicio sucesorio.
Nunca fue apto,solo fue heredero.
El Colo.