Como a muchos nos ha ido mejor en
estos años, alrededor nuestro abundan los dueños de 0 km y suscriptores de
planes de ahorro (también en muchos casos para llegar al segundo auto en la
casa porque -por suerte- más de uno de la familia trabaja).
Este progreso estuvo íntimamente ligado
a acciones concretas del gobierno (creación y protección del empleo, evolución
favorable del salario en relación a la de los precios internos; protección de
la industria nacional, programas orientados de crédito –para el caso el
PROCREAUTO-); y se vincula con cuestiones de distinta índole y que sobrepasan la
satisfacción del logro aspiracional (está estudiado que el automóvil es uno de
los mayores fetiches de la sociedad de consumo una vez superadas las necesidades
básicas), por ejemplo el esparcimiento y las vacaciones.
Siendo así es un tema para
conversar con los que lo tienen y que -como cualquiera- quieren seguir
progresando.
Lo sabido en pocas palabras:
La industria automotriz está
diseñada a escala global. Cada terminal responde a un entramado dispuesto con
otras filiales de la marca y proveedores, por los que circulan las autopartes,
los repuestos y los productos finales.
Siendo global es una actividad atada al dólar.
La participación de partes y piezas de origen
nacional en los vehículos que se producen localmente ronda entre el 20% y con toda la furia, algo más del 40%.
La renovación del auto que se
tiene o la cuota del plan que se viene pagando va a tener su precio definido en
base a lo anterior.
Lo que indefectiblemente puede
pasar:
Si se es asalariado, o un
profesional, o proveedor de bienes y servicios, o lo que producís no está
vinculado a la evolución internacional de su precio, cambiar el auto o seguir
pagando el plan de ahorro sería más caro con las medidas que anuncia Macri en
relación al levantamiento del “cepo” y
la devaluación que eso aparejaría.
Para ponerle numeritos al asunto, al final del exitoso colapso, en el 2002 se vendieron 80/90 mil autos; en estos 12 años de espantosa crisis nunca vista ni oída, la cifra fue de 5, 7, 8 millones de autos - por supuesto - eso fue posible porque laCámpora se los compró todos, menos un par, el Honda de Boudou y el Mini de Florencia Kirchner, terrible período, por suerte ahora volveremos a la normalidad, a la ñata contra las vidrieras de las concesionarias, lindo programa, "Babeando por un Golcito".
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