El bochornoso tránsito express del acuerdo con los fondos
buitres por la escribanía del juez Griesa y Paul Singer (léase Congreso
nacional) se justificó desde el principio con la metáfora -de cuño
duranbarbiano- de "el reloj del taxi que está corriendo",
disciplinadamente repetida por todos los voceros del macrismo: Pinedo, Monzó,
Massot, el propio Macri.
La idea era que la fecha del 14 de abril operaba como una
"dead line" para la discusión legislativa y la aprobación del
acuerdo, pues si para entonces no se producía, no tomábamos deuda y no le
pagábamos cash a Paul Singer (porque de él en definitivas se trata: el más
privilegiado de los buitres), se caía todo, no salíamos del defáult y al no
haber "Plan B" se producía la hecatombe: ajuste e hiperinflación,
según el vaticinio de Macri.
Y no arreglar con los buitres no solo trababa el pago de
los bonistas reestructurados bajo ley Nueva York (por las cautelares ordenadas
por Griesa), sino que seguían corriendo los intereses del fallo del octogenario
juez, pese a que el propio gobierno prometió "negociar con dureza"
los términos de la sentencia, justamente para morigerar esos intereses.
Tal parece que ahora y pese al apoyo manifiesto del
gobierno de Obama, la justicia neoyorquina le corre la cancha al gobierno,
porque la Corte de Apelaciones de Distrito fijó la audiencia para tratar las
apelaciones de los buitres (entre ellos, Singer) contra la decisión de Griesa
de levantar las cautelares para el 13 de abril; o sea apenas un día antes de la
fecha límite impuesta por NML, y aceptada sin chistar por el gobierno
argentino.
Al respecto, leíamos en La Nación: "...en la Secretaría de Finanzas ayer
trabajaban en varias alternativas. Una es presentar un nuevo escrito en la
Cámara para solicitarle una aceleración de los tiempos. Otra -la más factible-
es que NML, con quien la Argentina había asumido el compromiso de pago el 14 de
abril, acceda a postergar esa fecha. "La fecha del 14 de abril
prevista en el acuerdo con NML y otros fondos para el cierre de la operación no
impide que, a la luz de la fecha estipulada por la Cámara para la audiencia
oral, pueda ser ajustada de común acuerdo con estos fondos, para que no pierdan
su condición de acreedor con preacuerdo vigente y alcanzando antes del 29 de
febrero", dijo Eugenio Bruno, abogado del Ministerio de Hacienda. "De este modo, una vez
aprobada la ley y expedida la Cámara acerca de la cautelar, la Argentina les
pagaría a todos los acreedores con los que llegó a un acuerdo, sin que la fecha
del 14 opere como un impedimento", aseveró. El 14 de abril
había sido, después de todo, una fecha tentativa que se fijó para alinear a
bancos e inversores. Sin
embargo, según había
declarado a la prensa el 29 de febrero pasado el mediador Daniel Pollack, está estipulado en un principio que
el preacuerdo se caiga si no se cumple con esta fecha a las 12 del
mediodía de la hora de Nueva York. Convenios como el de NML establecen que si
la Argentina no cumple para el 14,
a partir de entonces la tasa de interés aplicable ya no
sería del 2%, como se negoció, sino que sería un promedio de las tasas de los
bonos originales, lo que en este caso sería más cercana al 4 por ciento. " (las negritas son nuestras)
O sea que lo que hasta ahora era una
fecha límite y cuestión de vida o muerte (que operaba como un revólver en la
sien de los legisladores para que avalen el acuerdo), ahora es "una fecha
tentativa", que se puede conversar con los buitres. Sin embargo, la
"conversación" no será gratis: pasado el plazo pactado sin que
paguemos, los intereses se más que duplican volviendo a los de los bonos
originales; con lo que solo sentándose a esperar, Paul Singer se embolsaría en
concepto de intereses entre 300 y 400 millones de dólares más, y se evapora la
supuesta "quita sustancial" fruto de la "durísima
negociación" de Prat Gay y Caputo, que algunos salames (como Alicia
Ciciliani) compararon en el Congreso con las de los canjes de deuda.
Cuestiones
todas que se podrían haber evitado si el acuerdo -tal como fue presentado al
Congreso- era rechazado y se forzaba al gobierno a renegociarlo en mejores
términos para el país; en lugar de "taparse la nariz" y levantar la
mano para aprobarlo "porque es un tema que hay que cerrar sí o sí para
volver a los mercados de capitales", o apelar a "cazabobos"
como el proyecto paralelo para hacer pasar todo el endeudamiento futuroinexorablemente por el Congreso.
Lo
responsable en éste caso no era aprobar el acuerdo, sino rechazarlo y que lo negocien otra
vez, porque el único apurado en cerrarlo ya, en cualquier condición y a como de
lugar, es el gobierno de Macri: su "Plan A" era levantar el
"cepo" y que llovieran los dólares (25.000 millones en poco más de un
mes prometió Prat Gay), y cuando falló, salieron corriendo a arreglar con
Singer, como fuera. Quedó claro que ni Paul Singer (que tiene "el reloj
del taxi" corriendo a su favor) ni la justicia yanqui (pese al"amicus curiae" de Obama) tienen demasiado apuro en terminar con el
pleito.
En el
transcurso del debate en el Congreso, se desoyeron todas las advertencias sobre
los riesgos jurídicos que entrañaba el acuerdo, incluso apuntadas por algunos
que lo votaron o van a votar a favor. No hablemos ya de que también se
desoyeron las advertencias de muchos expertos sobre la inconveniencia de salir a
re-endeudarse rápidamente a tontas y a locas para pagarles a los buitres: acá el inefable "Willy" Kohan nos cuenta que
habrá muchos inversores "ansiosos por tirarse de palomita" a comprar
los nuevos bonos que emitirá el gobierno; porque esperan una tasa de retorno
del 8,5 %.
Es muy
posible que incluso la tasa sea superior, porque si no cierra todo antes del 14
de abril -cosa que parece poco probable a esta altura, aun cuando la Corte de
Apelaciones ratifique el levantamiento de las cautelares- el gobierno de Macri
necesitará 400 millones de dólares más de lo previsto, para los intereses
adicionales que habrá que pagarle a Singer por no haber cancelado la deuda en
la fecha pactada. O sea que el "reloj del taxi" no sólo sigue
corriendo aunque acordemos con los buitres, sino que lo seguirá haciendo igual,
y hasta por 30 años más, que es el plazo más largo de los bonos que piensan
emitir.
Estas son
las condiciones que logró en la negociación "el mejor equipo de los
últimos 50 años", y que convalidó y convalidará con su voto buena parte de
la oposición (incluyendo sectores del FPV) en el Congreso. Y encima los buitres advierten que quieren cobrar en la fecha pactada, sin prórrogas.
No me alegra lo que esta pasando porque nos jodemos todos, peeeeeero!!!
ResponderEliminarEsto es pesadillesco. Es viajar por el Túnel del Tiempo a los Noventa.
ResponderEliminarY como en los Noventa, un montón de PELOTUDOS parecen estar indiferentes o, directamente, ¡FELICES!