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"Cristina Fernández ganó en la provincia de Buenos Aires y
Cambiemos se impuso a nivel nacional". Este podría ser, palabra más,
palabra menos, el título de los diarios del lunes 14 de agosto, horas después
del cierre de las PASO, si se proyectaran las tendencias de las encuestas más
serias hasta el día de hoy. (También podrían titular: “Fin de ciclo: Macri
se prepara para una dura transición”) Se impondría por un par de puntos,
nada más. (Por la puntita, diría Latorre) Pero quedaría primera. Números
casi idénticos tienen en su poder tanto los jefes de campaña de la ex
presidenta como los de la coalición oficialista. (Listo, pasemos a otra cosa
entonces: hay paliza)
Debajo de los títulos de las noticias siempre aparecen las
explicaciones y los detalles. (Cosa que el 99 % no lee, como sabemos, de
allí la preocupación por los títulos). Entonces, la lectura y el sesgo
dependerán del medio y, en última instancia, del periodista que lo escriba. (¿Vos
decís que los medios manijean, Luis? que feo) Por lo tanto, ese lunes, el
próximo 14 de agosto, unos destacarán que la candidata se impuso por casi nada
y quizá agreguen: "aunque no está dicha la última palabra." (Vos
por ejemplo, y el 90 % de los medios, que cobran pauta oficial) Otros
amplificarán la victoria de Cristina o la derrota de Cambiemos en la provincia
más grande y relevante de la Argentina. (Y, viste como son: gana la que
dijeron que estaba liquidada donde vota el 38 % del padrón, contra Macri y
vidal, y se agrandan) Usarán, tal vez, la palabra "invicta" o el
término "invencible". (Que son las que se suele usar cuando hay
alguien que ganó cada vez que se presentó a una elección) Algunos otros,
más cerca de la mirada del gobierno nacional, (Y de la billetera) aventurarán
que en octubre Esteban Bullrich podría dar vuelta la historia, con la ayuda del
voto "del miedo" a lo peor del pasado. (La batalla semiótica entre
la crónica de lo que pasó y las especulaciones en condicional sobre lo que
podría pasar, basados en lo que uno quiere que pase)
Lo que ni Mauricio Macri ni María Eugenia Vidal, ni Marcos Peña
ni Jaime Durán Barba podrán evitar es, en principio, el alto impacto negativo
que tendrá semejante título. (Y no, por eso mandan a hacer notas como ésta,
para que el cacerolo promedio se vaya acostumbrando) Para el gobierno y
para Cambiemos; dentro y fuera del país. (Sobre todo porque ahí los títulos
serán más sencillos: “Ex presidenta derrota a Macri y desata una crisis
política”) Impacto negativo que podría repercutir, incluso, en la economía
real, en las finanzas, los inversores extranjeros y los mercados (Claro, se
pararía una locomotora que viene marchando a toda velocidad, generando empleo,
consumo y coso) (a menos que los mercados, el círculo rojo o como se llame,
den por descontado que las PASO funcionarán como la primera vuelta de un
ballotage). (Capaz que los movimientos del dólar los últimos días indicarían
que no es taaan así Luis, manejálo como posibilidad)
Tampoco podrán evitar los líderes del PRO, si se produce este
resultado, el aluvión de "sensación de supremacía" arrolladora que
van a proyectar Cristina Fernández y sus seguidores. (Y las gastadas que se
van a comer los boludos que repiten todo el tiempo “No vuelven más) Ni
hablemos, desde ya, del espíritu de revancha que sobrevolará la sociedad durante
las primeras horas posteriores. (En cambo si gana el gobierno, imperará la
más absoluta magnanimidad y espíritu de pacificación, como hemos visto en estos
20 meses) Además, desde el punto de vista simbólico, esa derrota parcial
representará, por qué no, la idea de que Cambiemos no fue capaz de frenar a una
fuerza política que parecía por lo menos desorientada en diciembre de 2015. (Simbólico
y real, Majul: si ocurre, les llenarán el culo de votos) También pondría en
cuestión, sobre todo, la idea de si el Presidente tiene lo que hay que tener
para administrar con éxito un país en los dos años que le restan de mandato. (Ahí
estamos entrando en cuestiones menos simbólicas, y más preocupantes. Cuanto
miedo transmitís Luis. A que se corte la cadena de pagos, sobre todo) Todo
eso y mucho más podría suceder si, como algunos temen y otros sospechan,
Cristina se impone aunque sea por una mínima diferencia. (Y si es por más,
ni te cuento: entrarán en pánico)
¿Tiene
Cambiemos manera de evitar que esto suceda? Sí. ¿Cómo? (¿Haciendo fraude? A
lo mejor es por eso que designaron a dedo al juez electoral de la provincia, y
no nombraron todavía a la mitad de los presidentes de mesa) Tratando de dar
un fuerte giro en la campaña. Intentando convencer a la opinión pública, cuánto
antes, que perder por poco dentro de veinte días podría ser tan desastroso como
caer derrotado en las elecciones propiamente dichas, dentro de tres meses. (Que
interesante como el periodismo independiente se mete a consultor de campaña del
gobierno, todo por el mismo precio. ¿O vas a pedir un plus?) Para decirlo
en lenguaje electoral: transformar agosto en octubre. Convertir el domingo 13
de agosto en el domingo 22 de octubre sin esperar que el leve viento a favor de
la economía o la ruleta rusa de Comodoro Py (Ruleta rusa, claro, como si lo
que pasa ahí dependiera del azar y no de los manijazos del gobierno) le den
el último empujón a Bullrich para ganarle a Cristina. (A Bullrich tienen
ganas de darle el último empujón, pero a la fosa común) Anticipar el juego.
Provocar un efecto parecido al tuit de Campanella cuando, el 13 de octubre de
2015, antes de la primera vuelta de las últimas elecciones presidenciales,
escribió: "Solo hay dos melodías, kirchnerismo y Cambiemos. Todo lo demás
es ruido. Votá en primera como si fuera ballotage. O puede no haberlo". (El
tema es que en la primera vuelta perdieron, Luis. Y en la segunda ganaron por
dos puntos, cuando las encuestas hablaban de más de 10. A lo mejor Campanella
no sería el tremendo influencer que vos pensás que es) Todavía nadie midió
de manera científica el impacto de esos 130 caracteres del director de El
secreto de sus ojos y Metegol en aquella competencia electoral. (Claro,
para que después digan que los científicos están al pedo investigando huevadas,
los manden a lavar los platos y les corten las becas. Igual, si nadie lo midió
“científicamente” ¿de dónde sacás que fue decisivo, al punto de pedir que ahora
lo haga de nuevo? Que chanta sos, Majul) Tampoco se sabe si Campanella
sigue pensando lo mismo o si, como le adjudican, cree que la mejor manera
de que Cristina no vuelva es votar por 1País. (Si se les piantó Campanella
fueron, les quedan Susana Jiménez, Mirtha y Casero y pará de contar) Pero
sí se podría aventurar que las máximas figuras de la coalición gubernamental
necesitarían un poco de esa misma medicina, la de hacer pasar a agosto por
octubre, para alertar a los votantes que todavía no se decidieron. (¿Vos
dando ánimo a la tropa y pidiéndoles que muevan las cachas, tan mal está la
cosa, Luis?)
Hay, en estos días, dirigentes territoriales de Cambiemos que se
la pasan haciendo cuentas para saber, de verdad, donde están parados. (O
sea, quieren saber si la paliza será tan grande que los deja afuera, o si
salvan la ropa y zafan) Dice uno de ellos, quizá uno de los que más conoce
el paño, que Cristina Fernández tiene una diferencia de más de medio millón de
votos sobre Esteban Bullrich en la tercera sección electoral. (Una bicoca,
nada que no se puede remontar con un par de tuits de Campanella) Agrega
que, donde "gobierna" Verónica Magario, la intención de voto de la ex
presidenta tocaría el 50 por ciento. (Que clima de derrota trasunta todo
esto Luis, tememos que tomés alguna decisión drástica) Que para empezar a
emparejar la competencia en toda la provincia, el equipo de Vidal tendría que
repetir o mejorar el desempeño de Cambiemos en la última elección. (Listo,
suena la marcha fúnebre, corréte que vienen llegando las coronas) En
especial, en distritos muy populosos como Bahía Blanca, Mar del Plata y La
Plata, (Donde metieron unos intendentes del carajo que vienen dibujando como
gobiernan, o sea que no van a tener problemas) sin descuidar el interior,
donde, según él, ya se empezaron a notar los primeros brotes verdes del tenue
crecimiento. (¿En el interior donde viven “del campo” “se empezaron a notar
los primero brotes verdes del tenue crecimiento”? Listo, son cartera, Luis)
Aunque
los principales candidatos de Macri parecen respetar a rajatabla el manual de
procedimiento y las sugerencias de los "coaches" de evitar la
discusión sobre la economía (Una sugerencia muy atinada. Deberían
complementarla con cambios en el gabinete poniendo a alguno que no sea tan
inútil, y alguna pegada en la economía, para que cierre) y centrarla en la
corrupción, las segundas líneas ya empiezan a sentir que la fórmula parece no
alcanzar para garantizar el triunfo. (Lo dicho: son los que están al final
de la lista, al borde de quedar afuera. Es como el Titanic: no hay botes para
todos) Sin embargo, el Presidente hace rato que lo entendió: la única
manera de ganarle a Cristina, si las estadísticas de Jaime Durán Barba y
Santiago Nieto no mienten, es pescar en el mismo río en que lo hace Sergio
Massa. La duda es cuándo y cómo. (O sea que pese a que lo entendió hace
rato, todavía no lo terminó de entender. De lejos parece opa Macri, y cuando te
acercás, lo confirma) ¿Cuándo? En la última semana antes de las PASO,
porque es en el tiempo en que quienes todavía no se interesaron por la campaña
empiezan a prestar más atención. (Ah, apuntan al electorado pavo, digamos.
Pero ¿no se suponía que ése es el núcleo duro de “Cambiemos”, gente capaz de
tragarse que Macri quiere combatir la corrupción, o no quitarte nada, ponéle?) ¿Y
cómo? A través, primero, de los medios masivos, con la correspondiente réplica
en las redes sociales. ¿Cuáles? Facebook es la preferida de Cambiemos porque cumple con los
requisitos del manual básico de cómo convencer a quienes responden a la
categoría de "voto blando", según Durán Barba. (El voto Armando,
claro, Porque el Arturo ya lo tienen) Facebook es igual a comunidad de
intereses, familia y amigos. Grupos de personas que son influidas por las
opiniones de su entorno laboral o el deporte que los vincula. (O el programa
de Tinelli, digamos todo. ¿Y los tuits de Campanella, Luis, estarían perdiendo
poder?) Cuando el asesor ecuatoriano deja de provocar y empieza a hablar en
serio, (Error: cuando provoca es cuando más en serio está hablando,
justamente para el voto duro) se entiende mejor porqué cree que los discursos
políticos tradicionales ya no penetran en los electores de este tiempo. Él dice
que es más determinante la opinión de un compañero de oficina o de un pariente
directo que de un candidato hablando por la tele. (Ah, la campaña hormiga.
Debe ser por eso que invierten una torta de guita en los medios y las redes
sociales. Igual, no sé si lo advertirste, pero les estás bajando el precio a
los periodistas como influencers, Luis. Fijáte, que si se avivan te podan
pauta)
El problema que tiene ahora mismo Cambiemos no es
haber "inflado" por acción u omisión a Cristina, bajo el supuesto de
que se le ganaba relativamente fácil. (No, es más grave: se llama “Macri y
su gobierno”) La principal desventaja es que la cabeza de lista de Unidad
Ciudadana está haciendo una campaña inteligente. (Feo eso de decir
subliminalmente que la campaña del oficialismo es una garcha, Luis) Una
campaña que parece no quitarle un voto y que incluso le habría servido para
subir levemente su techo en las últimas semanas. (Epa, empezamos a blanquear
que lo del “techo bajo” era pura sanata) No grita. Ni siquiera levanta la
voz. No concede reportajes. (Y eso que vos le venís insistiendo, hasta
armaste una encuesta para las preguntas, y nada che) Su rostro no aparece
ni siquiera el los spot cedidos por el Estado a los partidos políticos. Se
quitó todas las joyas y los adornos brillantes que tanto irritan a casi todas
las clases sociales. (Sobre todo a las viejas chotas que están todo el
tiempo con joyas y adornos hasta el caracú. Ay Luis, esto era viejo y pavo ya
con Evita) Se mostró ajena (en público) al centro de la discusión sobre el
pedido de expulsión de Julio De Vido. (Obvio: leyó lo que dice Durán Barba,
e hizo lo contrario) Ordenó a su tropa bajo cuerda que usaran como
argumento por la negativa la defensa de la Constitución. (Esta yegua,
siempre sacando argumentos debajo de la manga) Sus incondicionales, como
Diana Conti, usaron además el concepto "cortina de humo" para
explicar que la movida de Cambiemos tenía como único objetivo ocultar el ajuste
y la pérdida de puestos de trabajo. (Ojo Luis, que hasta Stolbizer y Camaño
usaron ese argumento. Es como que se estaría notando mucho, digamos) Se
muestra, en apariencia, dispuesta a escuchar. (Es verdad: menos a vos, a
casi todos) Se exhibe como la vocera de "las víctimas" de la
política económica de Macri. Si aterrizara mañana en Argentina alguien que no
la conociera, la confundiría con una monja de la congregación de la Madre
Teresa de Calcuta, Misioneras de la Caridad. (Depende de si se encuentra o
no antes con María Eugenia Vidal, o mira unos de esos videítos donde bebotea
recordando al carnicero de su infancia, y de ahí se va a ordenar reprimir
alguna toma de fábrica)
(*) Las negritas son nuestras, el original acá.