(*)
El comando electoral de Cambiemos permanece en estado de
alerta por el resultado incierto de las elecciones que vienen. (Apa, ¿qué
pasó Luis, ya no hay tanta certeza en que Cristina era la nueva Aníbal
Fernández y ganaban sin transpirar?) Hay, en realidad, tres posturas bien
diferenciadas sobre lo que creen que puede suceder. Una, la más pesimista,
sugiere que si las cosas siguen así, Cristina Fernández puede ganar (Paraguas,
cuiqui) y 1País de Sergio Massa y Margarita Stolbizer quedaría cabeza a
cabeza con los candidatos Esteban Bullrich y Gladys González. (O sea,
terceros, cómodos y calentitos. “Siamo fuori della coppa”)
Los que hoy piensan exactamente eso son el ala política y
menos apegada a las encuestas cualitativas y de intención de voto. (O sea
los que hasta ahora vendían las “encuestas cualitativas” como data posta. Están
empezando a vaciar los cajones. Ojo que recortan gastos cuando es así, como la
pauta) Ellos consideran que Unidad Ciudadana puede subir el techo de su
núcleo duro si la expresidenta se sigue mostrando como alguien más racional y
educada de lo que suele ser. (Ah, por eso es que el gordo Lanata volvió con
las escuchas donde putea a medio mundo) Destacan el reciente pedido de
Cristina a una agrupación sindical que le responde para que no impulsen actos o
amenacen con medidas de fuerza. (Claro, pasa que al mismo tiempo les pidió
que trabajen para ganar la elección) "Inflamos demasiado al
cristinismo con declaraciones y denuncias. A la marioneta que armamos para la
polarización ya no la controlamos", (Tarde piaron chicos) me dijo
un alto funcionario que pidió expresa reserva de su identidad. (Marcos Peña,
para no confirmar la opinión que se tiene de él: un pendejón soberbio tirando a
pelotudo, que cree que Cristina es “una marioneta que armamos”)
La segunda postura, menos dramática y, aparentemente, más
realista, sostiene que Cambiemos y el nuevo partido de Cristina Fernández van a
llegar a las PASO como protagonistas de un empate técnico. (Frase que nunca
se dijo, y suelen usar todos -políticos y encuestadores- para abrir el
paraguas, y no quedar mal parados, sea cual sea el resultado) Y que
entonces, luego, en octubre, muchos votos de 1País van a ir a parar a
Cambiemos, ante el temor de que el pasado regrese con más fuerza y más
amenazante que nunca. (Lástima que no sean elecciones presidenciales, y no
haya balotaje. Si no la teoría sería perfecta)
En esa línea argumentan algunos intendentes de Cambiemos,
a mitad de camino entre el ala política y lo que piensa y dice Jaime Durán
Barba. (Que sería el ala económica, por lo que factura) El asesor
ecuatoriano confía en que Bullrich le sacará unos cuántos puntos de ventaja a
la ex jefa de Estado, (Si le pega un cabezazo le puede sacar puntos) y
que Massa no pasará de los 20 puntos. (Pasó Massa y le dijo que gracias, que
él no esperaba llegar a 15) Su gran argumento es que la campaña todavía no
empezó, (Uy, avísale que sí, lo están caminando se ve, o se entretuvo dando
conferencias y retiros espirituales a los candidatos del PRO) y que, a
medida que Bullrich y el propio Florencio Randazzo acumulen más porcentaje de
conocimiento, (Peederán votos a lo pavote, éste es un caso en el que les
conviene seguir sienedo desconocidos) tanto Unidad Ciudadana como 1País van
a empezar a perder votos a costa de los dos primeros. (¿De cuáles dos
primeros Luis, el “ala política” del gobierno y Durán Barba que mencionaste al
inicio del párrafo, de Massa, y Cristina, Randazzo se sacará votos a sí mismo?
Redactá bien, asno, que no se entiende un choto. Bueno, igual nunca se te
entiende un choto. Igual, la de votos kirchneristas que va a sumar Randazzo pegándole a Cristina es una cosa de locos)
En este
contexto, el más moderado de todos es el jefe de gabinete, Marcos Peña, (Y
el que firma los cheques además, un detalle que nunca debemos olvidar. Igual,
todo indica que es el del primer párrafo, o sea que por ”más moderado” debemos
entender “más cagado”) preocupado porque la militancia PRO no caiga en algo
parecido al triunfalismo o al exceso de confianza. (Decíle que se quede
tranquilo: en el encuentro que armó Vidal el sábado estaban todos con unas
caras de velorio impresionantes) Sin embargo, el más optimista es el
Presidente, (Con lo que se rasca los huevos sin que le sangre, cualquiera
sería optimista) quien sostiene que Cambiemos va a ganar por unos cuántos
puntos, y que la derrota de Cristina implicará el fin de una era política, y el
principio de una nueva, más ordenada y mejor. (Eso, el segundo semestre, la
lluvia de inversiones, la pobreza cero.
Ah, no, pará... ¿Se viene la era de Otario?) Durán supone, por otra parte,
que ganará de verdad quien logre imponer el eje de la discusión en campaña. (Claro,
porque “de mentira” puede ganar incluso el que contrate a INDRA para hacer el
escrutinio, o sea el gobierno) Esto es: futuro posible contra pasado
desastroso. (Exacto, del presente mejor no hablemos porque es peor que
desastroso) Y presentado de la siguiente manera: si hasta acá nos votaron a
nosotros porque consideraron que éramos los únicos capaces de terminar con la
soberbia, el autoritarismo y la mentira de ayer ¿por qué razón nos quitarían la
confianza justo a mitad de camino?. (¿Porque ahora son gobierno y llevan
llevan año y medio gobernando como el culo, tal vez? Manejálo como una
posibilidad, Luis) Una razón, muy atendible, es que la economía no crece
como se esperaba, (No crece, directamente) y todos los indicadores
sociales, como la ocupación o el poder adquisitivo del salario están muy lejos
de satisfacer las promesas de campaña. (Tan lejos como el gobierno de
ganarle a Cristina. Así de lejos) La otra es que cada error no forzado,
desde las pensiones graciables hasta la carencia de medicamentos, (“Error no
forzado”: medidas de gobierno que se toman esperando que nadie chille, pero si
chilla, se dan marcha atrás a fojas cero, y listo) pueden ser interpretados
como bombas de tiempo contra el votante que en las últimas elecciones
presidenciales eligió a Macri y a la gobernadora María Eugenia Vidal pensando
que iban a estar, aunque más no sea, un poco mejor. (Ah, entonces a partir
de ahora vuelven todas las pensiones y los jubilados vuelven a tener el 100 %
de cobertura en los medicamentos del PAMI. ¿Ah, no?)
La estrategia electoral de Cambiemos para los días que
vienen es: no mencionar a Cristina para quitarle centralidad; (Se re nota
que la están poniendo en práctica Luis, basta leer los diarios o mirar la tele.
El domingo sin ir más lejos, volvió Lanata con una imitadora de Cristina,
conversaciones grabadas...de Cristina y una mesa redonda para discutir si no le
están dando demasiada bola...a Cristina) pegarle a Massa donde más le
duele, (¿En los huevos?) es decir, su falta de confiabilidad, (Ah,
ahí) y presentar tanto a Bullrich como a González como parte de un equipo
comandado por Macri y Vidal. (Claro, porque hasta la gente pensaba que los
dos eran del Frente de Izquierda, viene bien despejar las confusiones) Tampoco
descartan, aunque jamás lo van a admitir en público, una ayuda directa o
indirecta para Randazzo, (¿Una Banelco para la campaña, Luis, algún
carpetazo que llegue discretamente al comando de campaña? Mirá que después
nunca falta un Pontaquarto que se arrepiente y cuenta todo) el único que le
podría quitar votos a Unidad Ciudadana (Ese es justamente el error con el
que lo indujeron a presentarse, tan grave como el de Randazzo de creer que
Cristina no se presentaba. Tarde piaron, otra vez) e incluso, también, a
Massa.
Tanto Peña como Durán Barba confían ciegamente en los
números, las tendencias y los estados de ánimo. (Claro, porque es todo lo
mismo: los números, las tendencias -¿de la moda?- o los estados de ánimo.
Pregúntale a Dujovne la diferencia, que para eso lo pusieron de ministro) Ahora
mismo celebran que, una vez más, el llamado círculo rojo parezca subestimar su
trabajo. (Hasta que le den forma de otra corrida cambiaria a la
subestimación, ahí entran en pánico) Consideran que siempre es mejor llegar
a la fecha de la elección con la sensación de que los números están más parejos
que lo que pueda suceder en realidad. (Claro, es como en los clásicos de
fútbol: es mejor ir de punto. Igual, eso no pega mucho con lo de los “estados
de ánimo”, como el cagazo que tienen, ponéle) De cualquier manera, el ala
política piensa casi tanto en las PASO y la competencia de octubre como en el
futuro inmediato del gobierno y el país. (Es que los estadistas son así: su
visión es de largo PASO)
Sus
integrantes preferirían ganar, por mucho, para que Cristina, al otro día, no
vuelva a presentarse como la jefa de la oposición, futura candidata a
Presidenta, y personaje central de la política para los próximos dos años. (Ah,
están al horno entonces: se les va a ir a la mierda la estrategia de “no darle
cenralidad”, y al piso el “estado de ánimo”) "No podemos pasarnos un
mandato presidencial completo discutiendo sobre el populismo (Bueno, estamos
casi a la mitad y eso es casi exclusivamente lo que han venido haciendo. “Pesada
herencia” lo llaman) y lo que viene, porque esto es como haber perdido casi una generación entera dando vueltas en círculos y sin hacer
las reformas estructurales que la Argentina necesita", (O sea, la
rotura de tujes definitiva, como la depilación) me dijo un hombre de
Cambiemos que también es Pro pero que tiene el corazón peronista.” (El presidente seguro no es, porque no es peronista y es como
Pinocho: de madera y con el corazón de fantasía)
(*) Las negritas son nuestras, el original acá.
"Esto es: futuro posible contra pasado desastroso."
ResponderEliminar¡Pucha! Yo debo haber estado en una dimensión paralela, porque a ese "pasado desastroso" me lo perdí.
¿O será Majul el que vive en un universo para-lelo? ¿O le pagarán para que escriba un relato para-lelo?
¿Y ese "futuro posible"... posible para quién?
Porque bajo un Modelo Neoliberal, me parece que No Hay Futuro para muchos...
A Majul ustedes le sacan mano, pero después de la reconciliación, se la está comiendo a Mirta Legrand. Lo envidio.
ResponderEliminarEl Colo.