Licitás la obra en mayo del 2015, y la termina adjudicando Bonfatti el último día de su mandato, siete meses después, a una oferta que estaba un 9,5 % por encima del presupuesto oficial. A la empresa le dan un anticipo financiero (cobrar antes de empezar a trabajar) del 20 % del contrato.
El plazo de obra era de 180 días (seis meses), pero se tomaron cuatro meses luego de adjudicada para firmar el contrato y arrancar, con lo cual debió haberse finalizado en octubre del año pasado.
Pero llegamos a junio de éste año (25 meses después de licitada, 18 meses después de adjudicada, 14 meses después de empezada la obra) con el pescado sin vender, pero ojo, lo reconocen ("la obra fue atravesando diferentes demoras"):
El 28 de junio (hace pocos meses) descubren que la Municipalidad de Villa Gobernador Gálvez pidió cambiar el proyecto, agregar otras cosas y reducir la profundidad (?) de la pileta, todo lo cual costó más o menos un 19,93 % más que el contrato original, sin incluir "redeterminaciones de precios" por los aumentos de costos.
Pero el mismo día (reiteramos: ocho meses después de vencido el plazo original de terminación de la obra) descubren que todavía faltan cosas, como por ejemplo hacer todavía menos profunda la pileta (¿terminará siendo honda como una Pelopincho?), y las reformas que dijeron que había que hacer en el otro decreto, del mismo día (el piso de la cancha de básquet, trasladar los parrilleros demolidos (?)).
Y obviamente, todo cuesta. en éste caso hay que agregarle "trabajos complementarios" a la obra (los otros, del mismo día, eran "adicionales") que llevan el nuevo monto del contrato a una cifra un 49,93 % más alta que el contrato original, casi lo mismo que la más cara de las ofertas presentadas en la licitación original. Y un 64,17 % por encima del presupuesto oficial, sin contar -reiteramos- las "redeterminaciones de precios" por la inflación y la suba de costos.
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