Los otros días en ésta entrada analizábamos
las obras incluidas y excluidas para Santa Fe y su zona de influencia en el
proyecto de presupuesto nacional para el año que viene; y entre ellas
hablábamos de la planta potabilizadora de agua para la ciudad, incluida bajo el
sistema de “participación pública privada”; con un presupuesto de 7501 millones
de pesos que pondrían -en teoría- inversores privados.
Planteábamos
nuestra dudas al respecto, porque la obra está comprendida dentro del plan
general de mejoras y desarrollo del servicio que debe ejecutar Aguas
Santafesinas S.A., la empresa estatal que presta el servicio de agua potable y
cloacas en 15 localidades de la provincia.
Y en el marco de la
interna a cielo abierto entre socialistas y radicales que ya cobra contornos
payasescos, vemos acá en el diario del Loco Lindo que ayer hicieron anuncios en
simultáneo sobre la obra el gobernador Lifschitz y el intendente Corral, cosa
que no debe sorprender: mientras la semana pasada Corral estaba en Rafaela
visitando obras en una ruta nacional con Macri, el gobernador anunciaba obras
de bacheo en Santa Fe, como si fuera el intendente.
Pero volvamos a la
planta potabilizadora: Corral se atribuye el mérito de haberla incluido en el
presupuesto nacional con la modalidad PPP (participación pública privada),
mientras Lifschitz también considera esa alternativa como una de las posibles
para hacerla; pero ninguno de los dos nos explica como funcionaría, sin
mencionar que para el gobernador costaría entre 1500 y 2000 millones de pesos,
y en el presupuesto nacional figura -como dijimos antes- con un costo de 7501
millones.
En los últimos días
del primer gobierno de Reutemann en 1995, la provincia privatizó los servicios
de agua potable y cloacas en 15 ciudades y pueblos de la provincia, dando lugar
a la desaparición de la ex DIPOS, y a la llegada de Aguas Provinciales de Santa
Fe; el consorcio privado comandado por el Grupo Suez y Aguas de Barcelona (los
mismos que habían aterrizado en la nación, para los mismos servicios).
Radicales y
socialistas (que por entonces formaban la Alianza Santafesina, el antecedente
del FPCyS) le saltaron a la yugular y con razón al gobierno de Reutemann por la
privatización, ejecutada por Roberto Gayá, un hombre que provenía de la UCR del
sector de Usandizaga.
Como cualquier
santafesino sabe, la concesión fue un completo fracaso desde el principio: la
concesionaria nunca cumplió ni siquiera mínimamente con las obras e inversiones
comprometidas, reclamando la dolarización de las tarifas para sostener -en
teoría- la ecuación económica del negocio.
A principios del
2006 el gobierno de Jorge Obeid rescindió la concesión por culpa de la
concesionaria, y creó Aguas Santafesinas S.A., con un 51 % de acciones del
Estado provincial, un 39 % de los municipios y comunas comprendidos en el radio
de la concesión y un 10 % de los trabajadores de la empresa a través de un
programa de propiedad participada.
La medida dio lugar
a un juicio del Grupo Suez contra la provincia y el Estado nacional en el
tribunal arbitral del CIADI; lo que generó -otra vez- la crítica de radicales y
socialistas, porque se había cedido jurisdicción en tribunales del extranjero,
aun cuando eso era consecuencia de los tratados bilaterales de inversión
firmados en el gobierno de Menem.
En los dos últimos
años de su gobierno, Obeid fijó una política de subsidios a las tarifas, y el
plan de obras e inversiones fue solventado con aportes del Estado; tal como
hizo Néstor Kirchner con AYSSA, creada al mismo tiempo para atender los
servicios del AMBA (Area Metropolitana del Gran Buenos Aires); un criterio que
cambio sustancialmente a partir de diciembre del 2007 con la llegada del Frente
Progresista de radicales, socialistas y otros partidos al poder en Santa Fe.
Desde entonces, los
gobiernos de Binner, Bonfatti y Lifschitz adoptaron un esquema de fuertes
aumentos de tarifas (por lo menos dos al año), con la excusa de solventar un
plan de obras y ampliar los servicios, en especial las cloacas. Incluso
llegaron al extremo de crear sendos cargos solidarios específicos sobre las
facturas de los usuarios de Santa Fe y Rosario, para esas últimas obras. Es
decir, hace 10 años vienen manejando a la empresa estatal, como la querían
manejar lo privados en los tiempos de Reutemann.
Con solo remitirse
a la etiqueta “Aguas Santafesinas” a la derecha del blog pueden leer las
entradas que hemos hecho sobre el tema, para enterarse de que nada de eso pasó:
las tarifas aumentaron, el cargo solidario se cobra, pero las obras no llegan,
o si lo hacen -y a cuentagotas- es con aporte del Estado provincial, o con
partidas el fondo sojero que llegan de la nación desde el 2009.
Así llegamos a éste
punto, en el que ambos socios hoy desavenidos no descartan hacer una obra
crucial para los vecinos de Santa Fe como la nueva planta potabilizadora bajo
un esquema igual o si se quiere, peor que las privatizaciones de la década del
90’; como es la “participación pública privada”, que incluso podría venir con
la prórroga de jurisdicción a favor de los tribunales de Nueva York para
cualquier pleito derivado del contrato, como cuentan acá.
Y en el medio de la
payasesca disputa entre radicales y socialistas (pensemos lo que dirían estos
mismos tipos si así se dirimiera una interna del peronismo) los santafesinos
seguimos sin saber cuando, como y por cuanto dinero se hará la obra, si es que
se hará; y quien pondrá la plata; sin dejar de señalar que tampoco nos cuentan
quien elegirá al privado que -en teoría- pondrá la plata, y cuáles son los
beneficios que ese privado obtendría a cambio, por financiar la construcción de
la planta. Por supuesto que el periodismo de copy paste de partes oficiales de prensa jamás se hará estas preguntas, ni se las hará a los funcionarios.
¿Se viene otra
privatización solapada y sin intervención de la legislatura de los servicios de
agua potable y cloacas como la que los radicales y socialistas le criticaron a
Reutemann en los 90’, con tarifas dolarizadas y jurisdicción extranjera para
dirimir los conflictos?
O quizás no llegue a tanto y simplemente se trate de otro capítulo más de una pelea bizarra y payasesca.
Y mientras tanto la tarifa de agua no para de aumentar. Es terrible el choreo que padecemos los contribuyentes! Estos socialistas están demasiado cerca del Pro. Casi que son la misma bosta.
ResponderEliminar