Macri no entiende. No entiende por qué los
empresarios aumentan los precios, o por qué los trabajadores hacen huelga y
reclaman mejores salarios, condiciones de trabajo o indemnizaciones por
accidentes de trabajo o enfermedades laborales. No entiende por qué Aerolíneas
Argentinas tiene déficit, o por qué hay que subsidiarla; no entiende por qué
los jubilados protestaron contra la reforma previsional, o por qué los docentes
reclaman mayor presupuesto para la educación.
Son tantas las
cosas que el presidente dice que no entiende, que a esta altura de los
acontecimientos uno se pregunta de qué sí entiende, máxime cuando al parecer y
pese a sus años como presidente de un club de fútbol, tampoco entiende cosas
que pasan en torno al mundo de la pelota: las barras bravas, la connivencia de
los dirigentes con ellas, la violencia, la reventa de entradas.
No entiende o se
hace el boludo, porque cree que le conviene: allá por el 2004 él mismo, siendo
presidente de Boca, fue procesado por el juez Mariano Bergés por connivencia
con la barra brava. Hoy, la empresa de su amigo Marcos Galperín, Mercado Libre
(el modelo de empresa que él nos propuso como ejemplo a los argentinos) ofrece
entradas para la reventa por Internet, y la propia barra xeneixe tiene su sitio
web a esos mismo fines. Capitalismo, le dicen, aun en modo lumpen, y no
hablamos solo de la barra.
Acorde con su
consistente política de no hacerse cargo de nada, después del escándalo de la
suspensión de la final de la Libertadores salió del laberinto por abajo, sin la
más mínima autocrítica o cosa que se la parezca por las groseras falencias del
operativo de seguridad y desparramando culpas para todos lados: a Larreta y el
gobierno de la ciudad, a los dirigentes de River y a la sociedad, porque nos
hace quedar mal ante el mundo.
Y por supuesto,
acorde con la demagogia punitiva a la que es tan afecta la derecha, a las leyes
que estarían mal, y a los jueces que las aplican peor. Acorde también con ese
pensamiento mágico, propuso lo mismo que propone siempre la derecha en estos
casos: más leyes, aumento de las penas y soluciones inverosímiles; como
convertir las contravenciones (que son competencia de las provincias y la CABA)
en delitos, o penalizar a los "trapitos".
Porque como decíamos acá, eso y no otra cosa dice el mamarracho que envió al Congreso en 2016 y perdió estado parlamentario, y que ahora volvería a remitir, convocando a sesiones extraordinarias. Dijimos entonces: "...el proyecto plantea cárcel para los "trapitos", con penas más graves si exigen dinero a cambio de sus servicios. Dejemos de lado el párrafo final del artículo (que tipifica una conducta que con muchísima buena voluntad podría encajar en la figura de la coacción) para detenernos en la primera parte. Así podemos ver que aunque los tipos "ofrezcan" el servicio (o sea que puede ser rechazada la oferta) y el pago sea "a voluntad" (es decir que el dueño del auto paga si quiere, y lo que quiere), irían presos igual por el solo ofrecimiento.
Porque como decíamos acá, eso y no otra cosa dice el mamarracho que envió al Congreso en 2016 y perdió estado parlamentario, y que ahora volvería a remitir, convocando a sesiones extraordinarias. Dijimos entonces: "...el proyecto plantea cárcel para los "trapitos", con penas más graves si exigen dinero a cambio de sus servicios. Dejemos de lado el párrafo final del artículo (que tipifica una conducta que con muchísima buena voluntad podría encajar en la figura de la coacción) para detenernos en la primera parte. Así podemos ver que aunque los tipos "ofrezcan" el servicio (o sea que puede ser rechazada la oferta) y el pago sea "a voluntad" (es decir que el dueño del auto paga si quiere, y lo que quiere), irían presos igual por el solo ofrecimiento.
¿Nos quieren explicar cuál es el "bien jurídico tutelado" con esta figura penal tan curiosa, el "derecho a estacionar sin ser molestado"? No conformes con haber toqueteado el Código Penal una y mil veces aumentando las penas (al pedo, porque el porcentaje de condenas firmes ronda el 1,5 % de los casos) y destrozando toda su coherencia interna (según los casos, es peor robar que matar o torturar, por ejemplo) ahora inventan estos engendros."
Otro ejemplo: en la conferencia de prensa Macri dijo "no entender" los escupitajos a Infantino, el presidente de la FIFA, y luego de que él hablara, Patricia Bullrich explicó que lo que buscaba el proyecto del gobierno es transformar todas las contravenciones en delitos. Pues bien, el artículo 34 de la Ley 23.184 (vigente desde 1985) penaliza con 20 fechas de prohibición de concurrencia a los estadios y 15 a 30 días de arresto al que "...arrojare líquidos, papeles encendidos, objetos o sustancias que pudieren causar daño o molestias a terceros..", lo cual incluye obviamente al popular meo desde la bandeja de la tribuna. ¿Qué van a hacer, penarlos con cárcel, por cuántos años?
Otro ejemplo: en la conferencia de prensa Macri dijo "no entender" los escupitajos a Infantino, el presidente de la FIFA, y luego de que él hablara, Patricia Bullrich explicó que lo que buscaba el proyecto del gobierno es transformar todas las contravenciones en delitos. Pues bien, el artículo 34 de la Ley 23.184 (vigente desde 1985) penaliza con 20 fechas de prohibición de concurrencia a los estadios y 15 a 30 días de arresto al que "...arrojare líquidos, papeles encendidos, objetos o sustancias que pudieren causar daño o molestias a terceros..", lo cual incluye obviamente al popular meo desde la bandeja de la tribuna. ¿Qué van a hacer, penarlos con cárcel, por cuántos años?
El mamarracho (completo acá) también pretende suplir un vacío que no existe, creando la figura penal del
“barra brava”, como si en el Código Penal vigente no existiera la figura de la
asociación ilícita en su artículo 210 (“...el que tomare
parte en una asociación o banda de tres o más personas destinada a cometer
delitos por el solo hecho de ser miembro de la asociación..”). El presidente y sus ministros (que demostraron en la conferencia de
prensa estar tan en bolas como él, pese a no ser ingenieros) deberían saberlo,
porque lo emplean con frecuencia para referirse al kirchnerismo, y lo
aprovechan -a través de sus jueces y fiscales adictos- para fundar prisiones
preventivas de opositores políticos.
Como dijimos antes, desde 1985 existe
la Ley 23.184 de violencia en espectáculos deportivos, conocida como “ley De La
Rúa” porque el proyecto original fue de “Chupete” cuando era senador. Esa ley
agrava las penas de todos los delitos que se pueden cometer en ocasión o con
motivo de un encuentro deportivo: el homicidio, las lesiones, el hurto, el
robo, las defraudaciones y estafas, e incluso crea una figura específica del
daño contemplado en el artículo 183 del Código Penal. Como por ejemplo si
rompen a piedrazos un micro con jugadores, ponéle.
La misma ley
estableció el régimen contravencional aplicable solo a la ciudad de Buenos
Aires, invitando a las provincias a adherirse al mismo; cosa que Santa Fe (por
ejemplo) hizo en 1990 a través de la Ley 10.527, y un año después incorporó en
el Código de Faltas provincial todas y cada una de las figuras
contravencionales que figuran en la ley nacional; que además estableció hace ya
33 años la pena accesoria de prohibición de concurrencia a los estadios.
En el año 2008
durante el primer gobierno de Cristina, la Ley 26.358 amplió el ámbito de
aplicación de la ley a los delitos y contravenciones que“...se cometan con
motivo o en ocasión de un espectáculo deportivo, sea en el ámbito de
concurrencia pública en que se realizare o en sus inmediaciones, antes, durante
o después de él, como así también durante los traslados de las parcialidades,
tanto sea hacia o desde el estadio deportivo donde el mismo se desarrolle.”.
Además dispuso que
pudiera aplicarse la prohibición de concurrencia a los que estuvieran
procesados por delitos contemplados en la ley, mientras durare el proceso y hasta
la sentencia final; y que las filmaciones oficiales de los operativos de
seguridad constituyan plena prueba de los hechos.
Ya la ley original
estableció que las penas por los delitos contemplados en ella deben ser de
cumplimiento efectivo, sin que procedan ni la excarcelación ni la suspensión
del proceso a prueba (“probation”). Pena, dijimos, por supuesto: no se puede
mantener presas (como pretende Macri) a personas que se comprueba luego (con
las filmaciones, que son plena prueba conforme lo dicho) no tuvieron ninguna
participación en los hechos, mientras los verdaderos culpables nunca son
encontrados, como los “capuchitas” infiltrados por la AFI en las marchas contra
su gobierno.
El engendro que el gobierno enviaría al Congreso es una burda y mala copia de las leyes existentes, solo limitada a los partidos de fútbol, un sinsentido que solo se explica por la demagogia berreta de vincularlo en el contexto al escándalo del River-Boca; con lo cual queda
claro que el problema no es de leyes, ni de delitos o contravenciones, ni de
normas de procedimiento: el gobierno tiene todos los elementos a mano para
prevenir el problema, encararlo y resolverlo. Si no entiende como hacerlo - en esto y en todo-, que
se vaya y listo.
Es que Macri solo entiende y se ocupa de cosas importantes.Como la final River-Boca.
ResponderEliminarTenían para el operativo a la policía metropolitana, a la federal, gendarmería y prefectura. Y había que controlar un solo colectivo.
Pero como sabían que Boca era boleta en cancha de River, liberaron la zona.
El tema era no jugar el partido. Y lo consiguieron.
Después reclamaron los puntos para ganar fuera de la cancha. Finalmente, se juega el partido en España. River se quedó sin la oportunidad de jugar la final de local y a cancha llena.
Macri está muy ocupado en éstas cosas. Es un genio, si total en el país todo anda espectacular, se crece a tasas chinas y hay pleno empleo.
El Colo.