lunes, 1 de abril de 2019

DE UN EXTREMO AL OTRO


En un extremo el salario, además de ser un derecho del trabajador, era el motor del consumo y del crecimiento del mercado interno; y las paritarias le empataban o le ganaban a la inflación. En el otro, es un costo que debe reducirse en beneficio de la rentabilidad del capital, y el único ancla real contra la inflación, contra la que viene perdiendo por goleada.

En un extremo, el empleo es un derecho básico de la dignidad humana, que el Estado trataba de garantizar y defender cuando estaba amenazado por las crisis internas o externas, dificultando los despidos, otorgando créditos y subsidios. En el otro, es una variable de ajuste para forzar la negociaciones salariales a la baja, y por eso cuando hay despidos, el Estado mira para otro lado y no hace nada, o peor aun: el presidente veta una ley para impedirlos. 

En un extremo nos desendeudamos para tener un país más soberano y poder decidir nuestra política económica por nosotros mismos, le pagamos toda la deuda al FMI y no cedimos a la extorsión de los fondos buitres. En el otro, volvimos a endeudarnos pagándoles a los buitres incluso más de lo que pedían, le debemos más plata que nunca al Fondo y no podemos tomar ninguna medida de política económica sin su aprobación.

En un extremo los servicios públicos esenciales (el gas, la luz, el agua) son derechos básicos que el Estado debe garantizar que sean accesibles a todos, más allá de la rentabilidad de las empresas; y el Estado los subsidia como salario indirecto del trabajador, y abaratamiento de los costos de la producción. En el otro, la rentabilidad de las empresas del sector es el único criterio relevante, la gente hace malabares para pagar las facturas, y llegar a fin de mes comiendo al menos una vez al día, todos los días, y miles de empresas deben cerrar o dejar de producir, porque no pueden afrontar los costos.

En un extremo, el gobierno se preocupaba (bien, mal o regular) por garantizar la mesa de los argentinos, tratando de que la gente pudiera comer, pagando por eso precios razonables. En el otro, los precios de los alimentos están dolarizados, y aun los básicos como la carne, el pan o la leche son inaccesibles para un número cada vez mayor de argentinos.

En un extremo la seguridad social era entendida como un derecho básico por el cual el Estado debe velar, garantizando que todos los que de un modo u otro trabajaron a lo largo de su vida pudieran jubilarse, y acceder a una jubilación que les permitiera vivir decorosamente. En el otro, es un gasto que atenta contra el objetivo del "déficit cero", en el que hay que meter mano para poder generar excedentes que sirvan para pagar la deuda, y que se jubilen los que pueden, si les hicieron los aportes, o mejor aun, por un sistema privado.  

En un extremo el Estado invertía en educación, ciencia y técnica llegando al 6 % del PBI y superándolo, los pibes tenían una net book para poder tener igualdad de oportunidades, se repatriaron miles de científicos y se construyeron más de 2000 escuelas. En el otro, desapareció la paritaria nacional docente, los pibes ya no reciben nada -ni siquiera comida decente en los comedores escolares- y los científicos están volviendo a irse del país, por falta de oportunidades.

En un extremo, se apostaba a sostener y fortalecer el desarrollo industrial del país. se construían y lanzaban satélites y exportábamos reactores nucleares. En el otro, cierran industrias todos los días, se abandonan los planes de desarrollo nuclear y satelital, y se festeja que el país exporte mandarinas, limones o cerezas.

En un extremo el Banco Central respondía a la política económica del gobierno,  regulaba el crédito para la producción, manejaba el tipo de cambio, existían controles de capitales especulativos y se administraba (bien, mal o regular) el acceso a las divisas. En el otro, es un antro de la timba financiera, se endeuda colosalmente para financiar la fuga de capitales, su objetivo central es financiar los negocios de los bancos y se han desregulado por completo las tasas de interés, las operaciones financieras y los flujos de capital (alentando la fuga), mientras los exportadores tienen la llave del mercado de divisas, y por ende del tipo de cambio.

En un extremo se apostaba fuertemente a la integración regional, a una política exterior independiente y a una inserción inteligente en el mundo. En el otro se contribuye a destrozar todos los organismos de integración regional, se viola la autodeterminación de los pueblos, el país se inmiscuye en los asuntos internos de otros Estados en seguimiento de las lógicas del imperialismo, y se abre indiscriminadamente a la penetración de productos de todos lados, sin pedir ni obtener contraprestación para los nuestros.

En un extremo se respetaban los derechos humanos y el país era un ejemplo en el mundo por sus políticas de memoria, verdad y justicia. En el otro cunde el negacionismo, los represores vuelven a andar por la calle, se intentó colar el "2 x 1" y existen presos políticos, y represión de la protesta social.

No sabemos ustedes, pero al menos a nosotros, volver a uno de los extremos no nos caería nada mal.

2 comentarios:

  1. Algo relacionado con el párrafo referido a lo industrial, no para publicar, sino porque intuyo que podrían decir algo interesante sobre eso:
    Escuchen la entrevista que le hizo ayer Iván Schargrodsky a Héctor Méndez, el ex titular de la UIA. No sé qué hacer con eso realmente, pero es muy fuerte.
    https://ar.radiocut.fm/audiocut/hector-mendez-en-el-fin-de-la-metafora710/

    Saludos.

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  2. Mendez forma parte de los irrecuperables. Son el 20 o el 25%.
    No hay que perder el tiempo con cierta gente.

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