* En política es clave entender
para que sirven cada uno de los instrumentos, y no esperar de ellos lo que no
pueden dar, porque fueron diseñados para otra cosa. Las elecciones
presidenciales son para definir quien gobiernoa no para transformar las sociedades,
a las que simplemente les sacan una foto que las describe en un momento
determinado. Dicho esto frente a la perplejidad de algunos compañeros por el 40
% de Macri, que refleja la subsistencia de la verdadera grieta argentina, que
permanece incólumne desde 1945: peronismo versus antiperonismo: ver en éste posteo de diciembre del año pasado los datos históricos que corroboran lo expuesto.
* El objeto del domingo, como el
de toda elección, era ganar, y se ganó. Sin margen de dudas ni lugar a
especulaciones, de acuerdo con las reglas constitucionales y ampliamente, en un
contexto nacional y regional crítico: en Chile la gente sale a las calles a protestar sin encontrar un canal de organización política de la queja, y en Brasil la insatisfacción con el gobierno de Dilma decantó en la elección de un fascista impresentable como Bolsonaro.Y se ganó con una diferencia que -no dudamos- se
terminará ampliando en el escrutinio definitivo, por muchos puntos oscuros que arroja el recuento provisorio.
* Macri es el primer presidente argentino de la historia que intenta su reelección y no la consigue, como resultado de la valoración social de su pésimo gobierno: ese el dato político central que dejan las elecciones del domingo. Y el primero que nosotros deberíamos destacar.
* Macri es el primer presidente argentino de la historia que intenta su reelección y no la consigue, como resultado de la valoración social de su pésimo gobierno: ese el dato político central que dejan las elecciones del domingo. Y el primero que nosotros deberíamos destacar.
* No admitamos que nos quieran
robar la interpretación del resultado, como se quisieron robar el resultado
mientras denunciaban fraude. Tampoco permitamos que nos quieran birlar los
legítimos efectos de la victoria, que como decía Jauretche en su “Manual de
Zonceras”, sí da derechos: por lo pronto, el de aplicar el programa que el
pueblo votó, y no el que fue derrotado en las urnas, como nos van a presionar
para que hagamos los factores del poder económico. Con un triunfo por dos
puntos en el balotaje del 2015, ellos pretendieron retrotraer a la Argentina a
1943, ¿por qué deberíamos “moderarnos” nosotros habiendo ganado en primera
vuelta por 8 puntos o más?
* Macri pudo captar la mayor
parte de los votos fruto del aumento de la participación electoral en relación
a las PASO, apelando a un discurso duramente antiperonista, a riesgo de
enajenarse cualquier voto peronista; aun los de la rama bolsonarista, que
hubiera podido aportar Pichetto. Conclusión: la polarización real -que es la
que señalamos antes- sigue vivita y coleando, el bipartidismo real (peronismo
versus antiperonismo) captó casi el 89 % de los votos, y las “terceras vías”
son intentos cada vez menos disimulados de drenarle votos al peronismo, para
hacerlo perder.
* Macri perdió la elección
presidencial, pero ganó la interna de la Unión Democrática para encabezar la
oposición al peronismo a partir de diciembre, si es su deseo: no hay ningún
dirigente de la UCR en condiciones de disputar ese rol; y los radicales deberán
guardar el facturero para el ajuste interno de cuentas, para mejor oportunidad.
* La elección deja una clara
lección para el peronismo, ahora que de nuevo tiene la responsabilidad de
gobernar: el camino es afirmar la identidad, y en el desarrollo de las
políticas de gobierno “apuntar para abajo”, a la base de la sociedad, a los que
menos tienen y peor la están pasando. Sin hostilizar cultural o estéticamente
de un modo deliberado a las clases medias urbanas y rurales, pero tampoco
morirse por captar sus devaneos y lisonjearla, porque hay otras urgencias; más
apremiantes socialmente y -como no- más redituables electoralmente: sobre esto
último, al que nos quiera correr con el latiguillo del clientelismo de “votan
al que los mantiene pobres y cagando en un balde”, ni cabida, o responderle
“vos votás a los que fundieron tu empresa, o te vaciaron de clientes el
negocio”, y a otro tema.
* Las alianza políticas son
importantes, pero el trabajo militante y las políticas públicas que permiten
ganar votos lo son más, y no hay que confundir fotos sumando dirigentes, con
suma de votos. Está bien ser amplios y cerrar acuerdos para acercar posiciones
con gente dispuesta a acordar (desde Pino Solanas a Victoria Donda, pasando por
Sergio Massa), pero no caer en el engaño de suponer que eso tracciona
automáticamente votos, que además en muchos casos algunos (como los “progres”
varios) no tienen: ver si no ver el caso de la elección porteña, donde la
perfomance de Lammens no marcó una diferencia sustantiva con las de Filmus o
Recalde, como para pensar en ir a un balotaje con chances de ganar. Si le
quieren poner números, la “amplitud” (que, insistimos, está bien) aportó enre
un 5 % y un 10 % en la CABA (entre medio punto y un punto nacional),
irrepetibles en el resto del país.
* Dos referencias vinculadas a lo
anterior, una de ellas la última que haremos a la elección porteña porque somos
ajenos al tema: era bastante ilusorio suponer que Larreta podría perder (en
primera vuelta o balotaje) justo cuando Macri por decreto le triplicó los
fondos coparticipables, para poder hacer las obras que a los porteños les
encantan, porque tienen resueltos hace años los problemas que a muchos
argentinos les preocupan, como el propio Macri se ocupa en resaltar: las
cloacas, el agua potable, el asfalto, el gas natural. La segunda: sin especular
sobre donde fueron los votos de Massa (para nosotros, la mayoría a Macri),
diremos que el peronismo ganó tres de las últimas cuatro elecciones
presidenciales, todas con Cristina en la boleta. Datos, no opinión.
* No hay correlación directa
entre triunfo electoral y tranquilidad social, o “luna de miel” con la
sociedad, sobre todo cuando gana el peronismo: en el 2007 Cristina le ganó a
Carrió 45 % a 23 % y a los tres meses sobrevino el conflicto del campo, en el
2011 triunfó sobre Binner por 54 % a 17 %, y a los seis meses vinieron los
cacerolazos para poder comprar dólares. Menos cuando el discurso macrista de
campaña (que los llevó a captar el 40 % de los votos) no se basa en la idea de
una “oposición responsable y constructiva”, sino en copiar en la Argentina el
modelo de la oposición venezolana o boliviana. Eso es lo que se viene, y se
venía igual sin importar cuáles hubieran sido los resultados.
* Vale para el “pacto social” lo
mismo que se dijo para las elecciones: no pedirle más de lo que puede dar como
instrumento, ni confundir firmantes con representados, generando expectativas
desmedidas sobre su eficacia. Máxime cuando se trata con gente como los
empresarios, menos proclives aun que los políticos (a los que tanto critican) a
cumplir con la palabra empeñada.
* El progresismo, completamente
diluido en estas elecciones y con un “prestigio” remanente en la cátedra o los
medios que no se condice con su real desarrollo político y perfomance
electoral, debería asumirse sin hipocresías como la Manaos del antiperonismo
neoliberal y conservador: un caso paradigmático es el del socialismo santafesino,
cuyos votantes cortaban boleta para votar a Macri y a la lista de diputados del extinto Frente
Progresista. Apostaban a cerrar la grieta, siempre y cuando al cerrarse se
tragara al peronismo; cuando ven cercana la menor posibilidad de que gane, no
dudan en saltar del otro lado.
* No admitamos más (como pasó acá
en la campaña de las elecciones provinciales en contra de Perotti) que nos
quiera correr por izquierda -ni con pañuelos
verdes ni con nada- gente cuyos votantes no dudarían en votar a Espert o
Gómez Centurión, si fueran los que les pueden cerrar el paso a un triunfo
peronista. Tampoco compremos por más de lo que valen en votos a los “que vieron
la luz” tras las PASO y apoyaron la fórmula FF, como Del Frade, Giustiniani o
Di Pollina.
* La izquierda dilapidó cuatro
años del peor gobierno democrático de la historia para “capitalizar la crisis”,
ponerse los pantalones largos y crecer. Si realmente quisieran hacerlo y
tuvieran autocrítica, apelarían a la solución Abelardo Ramos en el 73’,
acompañando en las elecciones presidenciales al peronismo, limitándose a
presentar candidaturas legislativas: nada hay de malo en admitir que se pospone
la revolución que vienen anunciando desde 1917 por unos años más, con tal de
mejorar la representación en el Congreso. Spoiler: no lo harán, no por
coherencia ideológica, sino porque saben muy bien que sus bases son, ante todo,
antiperonistas.
* El resultado de la elección en
Córdoba deja a las claras que el tiempo y las visitas que le dedicó AF fueron
inútiles y excesivas, empleando tiempo valioso que pudo usarse a otros fines.
Schiaretti, el gobernador peronista que no apoyó la fórmula presidencial que
llevaba el Partido Justicialista a nivel nacional, y todos los gobernadores
peronistas del resto de las provincias (a excepción de Urtubey), se sentía más
cómodo en lo personal con el peronismo de Pichetto, porque estaba en la fórmula
de Macri. Su “peronismo SOCMA” a.k.a. “cordobesismo” es una vuelta de tuerca de
lo que acá ensayó con éxito durante años Reutemann: el peronismo que les gusta
a los antiperonistas, y que gana con sus votos, porque los antiperonistas
“asumidos” que tienen a la mano (el PRO y la UCR cordobeses) son unos inútiles
que chocarían la provincia si la gobernaran.
Clap clap clap aplausos de pie
ResponderEliminarAdhiero a todos los puntos, pero transcribo el (para mí) mejor logrado de todos:
ResponderEliminar"* La elección deja una clara lección para el peronismo, ahora que de nuevo tiene la responsabilidad de gobernar: el camino es afirmar la identidad, y en el desarrollo de las políticas de gobierno “apuntar para abajo”, a la base de la sociedad, a los que menos tienen y peor la están pasando. Sin hostilizar cultural o estéticamente de un modo deliberado a las clases medias urbanas y rurales, pero tampoco morirse por captar sus devaneos y lisonjearla, porque hay otras urgencias; más apremiantes socialmente y -como no- más redituables electoralmente: sobre esto último, al que nos quiera correr con el latiguillo del clientelismo de “votan al que los mantiene pobres y cagando en un balde”, ni cabida, o responderle “vos votás a los que fundieron tu empresa, o te vaciaron de clientes el negocio”, y a otro tema."
Gracias compañeros, leerlos hace que una no se sienta tan sola frente a las agresiones por compartir un modelo de país inclusivo, justo y sensible a los más vulnerables
Una elección se gana o se pierde. Macri perdió. ¿No lo entienden? No hay problema. Tranquilos, ya lo van a entender. Lo van a entender desde el 10 de diciembre.
ResponderEliminar¿Y el endeudamiento más grande de la historia del país? ¿Y la fuga de esas divisas del endeudamiento con la complicidad del BCRA ? ¿No lo entienden? ¿Y el vaciamiento del Fondo de Garantía de Anses? ¿No lo entienden? ¿Y los tarifazos que solo benefician al sr. macri y a sus a socios? ¿No lo entienden?
Ya van a entender. Están las reservas hechas para las excursiones por los Juzgados. Hay chalecos y cascos de varios talles y colores a elección.
hoy nos toca ser un poquito felices y con la esperanza de hacer lo que mas sabemos: salvar las papas del fuego... en eso estaremos los próximos meses...
ResponderEliminarpero hoy, festejo....
Marziotta, Saintout y ahora Barranco.
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