lunes, 27 de enero de 2020

INCERTIDUMBRE


La deuda pública del país es impagable: lo dice el Papa, lo dice el FMI, lo admitió implícitamente Macri (el gran endeudador serial) al "reperfilar" la que estaba nominada en pesos y era pagadera en el país, lo vienen asumiendo los mercados con la evolución de los bonos, lo consiente hasta la propia prensa del sistema financiero, desde hace tiempo. Esa discusión es estéril, porque está saldada.

Eso supone que ningún acreedor, en su sano juicio y con los datos de la realidad económica a la mano, puede pensar que cobrará su acreencia tal como figura en los papeles, en los plazos originales, sin quitas del capital ni los intereses, sin reprogramaciones de los vencimientos. Esa es otra discusión saldada, y resta determinar "cuanto" de cada cosa aceptarán ceder, o mejor dicho, cuanto deberán ceder, si quieren cobrar algo. Eso es así porque la Argentina (post Macri) está en el punto en el que la deuda pasa a ser más que un problema del deudor, uno del acreedor, y mayúsculo.

Por otro lado y preferencias ideológicas aparte, los "mercados" y los acreedores saben que las elecciones las ganó el peronismo, con fuerte participación del kirchnerismo al interior del "Frente de Todos", y con Cristina como vice. No el FIT, ni Pitrola o Altamira. Bueno, Altamira no, porque lo purgaron.

De modo que tienen claro que están frente a una administración que paga sus deudas, pero bajo sus propios términos, que no son ni más ni menos que los que fijó Néstor Kirchner en el 2003 cuando decía que "los muertos no pagan sus deudas": o sea, ir pagando en la medida de las posibilidades reales de pago del país, sin someterlo a ajustes inviables social y políticamente, que lo único que hacen es agravar aun más el problema, en un círculo vicioso.

Acaso precisamente porque tienen en claro eso, y saben que más tarde o más temprano van a cobrar, están haciendo lobby mediático para esmerilar la capacidad de resistencia del gobierno, y obtener condiciones más favorables. 

Deberían aprender de la experiencia del gobierno de Macri, cuando justamente obtuvieron eso (las condiciones más favorables posibles, empezando por el acuerdo con los fondos buitres), y vemos como terminó la cosa: un festival de deuda para financiar una colosal fuga de capitales de más de 88.000 millones de dólares en cuatro años, una economía colapsada, y la capacidad de repago de la deuda (en especial en divisas), seriamente comprometida.

A todo esto hay que sumarle que, en la transición de un gobierno a otro, también hicieron lobby para conseguir imponer una especie de "plan Calvo" (hacer el mega ajuste neoliberal, gestionado por el peronismo), y un ministro de Economía "market friendly" (¿Nielsen?), para llevarlo a cabo; en ambos casos y participación decisiva de Cristina mediante, en forma infructuosa.

De entonces y de ese fracaso vienen tanta "incertidumbre de los mercados", "nerviosismo porque Guzmán no habla", la preocupación porque la ley de renegociación de la deuda "es muy lacónica", y cosas por el estilo. El gobierno no muestra las cartas, y eso los preocupa, y operan en consecuencia.

Eso, en el mundo de las operaciones sponsoreadas por los bancos, fondos de inversión y tenedores de deuda, y vehiculizadas por los medios hegemónicos. Sin embargo, en el mundo real, el gobierno pudo hacer un primer canje exitoso de la deuda "reperfilada" por Macri al final de su mandato, e YPF salir a fondearse en el mercado mediante la emisión de dos obligaciones negociables (ON), con resultado exitoso.

Si hubiera que titular, podríamos poner "No se fijen en lo que dicen los medios que los mercados dicen, sino en lo que los mercados hacen": nadie acepta refinanciar una deuda, ni presta plata hoy, si no piensa que va a cobrar mañana. Y el gobierno hace bien en no mostrar las cartas, como también hace bien en comprometer al Congreso en el proceso de renegociación de la deuda: al fin y al cabo, no es ni más ni menos que lo que manda la Constitución.

De modo que hasta tanto la renegociación arranque y más aun, culmine, todo lo que leamos al respecto que no sea estrictamente la información oficial, responde exclusivamente a operaciones de los acreedores, para obtener mejores condiciones de negociación, para el cobro de una deuda que entró en zona de turbulencias. Y ellos lo saben. A no comprar buzones.     

Lectura complementaria imprescindible, esto de Ricardo Aronskind en "El cohete a la luna". Tuits relacionados:

1 comentario:

  1. Impecable artículo... para que entendamos los que no sabemos casi nada de economía.

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