jueves, 13 de febrero de 2020

NOBLEZA OBLIGA


En varias oportunidades hemos cuestionado acá las definiciones (o in) del gobierno en materia económica, por supeditar todo a la renegociación de la deuda, sin entrar en el disparate de los "econochantas" y operadores periodísticos que viven reclamando "un plan integral", como si de eso dependiera todo. 

Pero, nobleza obliga, el paso del ministro Guzmán ayer por el Congreso dejó mucha tela para cortar, y definiciones muy contundentes, que es de esperar se traduzcan en políticas concretas, tanto a la hora de renegociar la deuda, como de definir cuestiones centrales: salarios, jubilaciones, tarifas, inversión pública. Acá en Infobae hay una  reseña más o menos completa de los más importante de sus dichos. 

Nosotros acá nos quedamos con un par de cuestiones que nos parecen relevantes, a saber:

* El realismo a la hora de admitir que es inviable en términos económicos, políticos y sociales un ajuste que tienda a forzar el superávit fiscal en lo inmediato, cuando no es posible obtenerlo; y el correlativo señalamiento de que las "metas" prometidas tradicionalmente en esa materia fueron incumplibles, o dolorosas.

* Descartar de plano que la austeridad fiscal sea aconsejable en términos de recesión, lo cual va totalmente en línea con lo que dijo el sábado Cristina desde Cuba: en los ciclos de baja es el Estado el que inyecta en la economía recursos que los privados no están dispuestos a aportar. 

La afirmación supone (o exige) corregir la marcha de la administración en lo inmediato, al menos si nos atenemos al bajísimo devengamiento de las partidas presupuestarias del Estado nacional en el mes de enero.

* Plantear la insostenibilidad (palabra de moda) del endeudamiento en divisas de las provincias, que contribuyen de ese modo a agudizar la restricción externa, siendo que a su vez no generan divisas para el repago, con sus propios recursos. Una insensatez que el macrismo alentó, y a la que debe ponérsele fin.

* El cuestionamiento a la fórmula de movilidad previsional del macrismo por ser "contracíclica", de resultas de lo cual cuando hubo crecimiento en ese período (solo el año 2017), se optó por no compartirlo con los jubilados, y modificar a la baja la fórmula de ajuste de los haberes. Claro que esa afirmación (correcta) pone al gobierno ante la disyuntiva de lograr, al finalizar el período en el que la ley de emergencia lo autoriza a fijar los aumentos por decreto, una fórmula de ajuste distinta, que cumpla con esas premisas.

Y desde acá nos parece que no puede ser otra que la que en su momento diseñara Amado Boudou y luego recogiera la Ley 26.417 aprobada durante el gobierno de Cristina: las jubilaciones se ajustaban semestralmente, pero tomando en cuenta la evolución del RIPTE (el promedio de la variación de los salarios de los trabajadores registrados), o los recursos de la ANSES (aportes y contribuciones, más parte de la recaudación tributaria afectada, menos las transferencias del Tesoro) divididos por el universo de beneficiarios del sistema, lo que fuera mayor; fórmula con la cual los jubilados en todos los años entre 2008 (cuando la fórmula fue aprobada) y 2015 le ganaron a la inflación, aumentando su poder adquisitivo. 

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