sábado, 21 de mayo de 2022

DEMASIADO TARDE PARA LÁGRIMAS

 

29 meses de mandato, un inflación interanual de más del 58 %, dos meses seguidos por arriba del 6 %, con los alimentos por encima de esos números, los precios internacionales de los alimentos por las nubes antes de la guerra en Ucrania, una elección perdida porque la gente no llega a fin de mes -entre otras cosas- tuvieron que pasar para que Alberto Fernández admitiera que el único elemento más o menos eficaz para desacoplar los precios internos de los internacionales son las retenciones, y le pida al Congreso que lo acompañe para subirlas.

En el mismo reportaje al presidente Tenembaum (no Verbistky, ni Víctor Hugo: Tenembaum) le planteó que su dilema era pelearse con el campo subiendo las retenciones, o pelearse con su base electoral porque no puede contener el aumento del precio de los alimentos. Que es más o menos lo mismo que viene diciendo en público (ni hablemos en privado) Cristina desde hace más de dos años.

Apenas dos días antes, el ministro Guzmán decía en C5N que no subirlas era una decisión tomada, lo cual deja a las claras que el gobierno es un circo de pulgas, donde no saben muy bien para donde agarrar o mejor dicho: hasta ayer, sabían para donde no querían agarrar. Después del reportaje al presidente, el ministro Julián Domínguez lo desmintió, negando que se fueran a aumentar las retenciones, o a enviar un proyecto de ley al Congreso para hacerlo.

Hace dos meses atrás y cuando ya se discutía sobre un posible aumento de las retenciones, dijimos nosotros en ésta entrada que al momento de proponer al Congreso lo que luego sería la ley de emergencia 27541, "...al asumir el gobierno se autolimitó en materia de retenciones, en las alícuotas y en el plazo por el cual podía fijarlas, y ahora es tarde para llorar sobre la leche derramada: es muy posible que cualquier DNU en la materia -si es que finalmente sale alguno-, en el actual estado de cosas, sea derrumbado por vía judicial con cualquier cautelar en la que, simplemente, los que reclamen se remitan al criterio sentado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa "Camaronera Patagónica", fallada en 2014.".

"La necesidad de tomar medidas para desacoplar los precios internos de los internacionales para evitar que se sume la "inflación importada" a la ya alta inflación que hay en el país es asunto saldado, y no debiera haber mayores debates al respecto: incluso aunque se adhiera a las ideas monetaristas, nadie puede desconocer que estamos ante un ciclo de alzas de los precios internacionales de los commodities, en especial de la energía y los alimentos, proceso acelerado por el conflicto en Ucrania; que exige tomar decisiones drásticas, de modo urgente.". (Más detalles, en el post anterior citado)

Lo que está pasando entonces acá es muy claro, y lo dijo Cristina en el Chaco: salteándose el debate interno en el "Frente de Todos", el gobierno impulsa un modelo exportador con salarios bajos, del cual espera que en algún momento mágico, produzca el "derrame"; que al mismo tiempo no logra resolver el problema de la restricción externa, porque los dólares así como vienen, se van. El propio Guzmán lo admitió en la semana en el mismo reportaje, cuando dijo que las divisas del superávit comercial se les entregaron -entre otros sectores- a las empresas que tenían que cancelar deudas (o supuestas) deudas en el exterior, contraídas durante el macrismo.

Lo que estos genios de la estrategia parecen no advertir es que, de persistir en ese rumbo, en un país como la Argentina y con su historia en materia de inflación y crisis económicas, está en juego algo más que una elección, que por otro lado y por esta vía está perdida de antemano. A menos que ésa sea precisamente la idea, aunque hablen de reelección.

Como su reputación los precede, no hay demasiado espacio para el optimismo, pero aun están a tiempo de revertir el extravío y reencauzar la gestión en sintonía con el mandato electoral recibido en 2019, y apelar al apoyo de su base electoral para bancarse lo que venga. E intentar no seguir derritiendo la autoridad e investidura presidenciales en el proceso, afectando la gobernabilidad.  

Claro que para eso se requieren cualidades que no abundan en éste gobierno, y para muchos de sus integrantes -empezando por el presidente- significaría volver sobre sus propios pasos, desde el 2008 a la fecha. Autocrítica, que le dicen ellos cuando se la piden a Cristina y el kirchnerismo. Tuits relacionados:   

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