lunes, 2 de mayo de 2011

¿QUO VADIS, HERMES?


Hermes Binner pronunció ayer su último mensaje como gobernador de Santa Fe ante la Legislatura provincial, del cual pueden leer el texto aquí.

Lo hizo acompañado de un balance de su gestión, que es éste.  

Formaliza así el ingreso al tramo final del gobierno del Frente Progresista Cívico y Social, que llegara al poder en 2007 luego de 24 años ininterrumpidos de administraciones justicialistas, o que al menos accedieron al gobierno en nombre del peronismo.

La valoración de la gestión de Hermes Binner la harán los santafesinos en las elecciones de julio, o en todo caso empezarán a hacerla en las internas de mayo; pero no parece el suyo un discurso de balance de gestión, sino mas bien el de alguien que acaba de llegar a la Casa Gris.

El discurso socialista discurre por alturas teóricas, con cierto desprecio por las rutinas diarias y concretas que impone administrar la cosa pública, que se les antojan grises; pero ése es el color (si de elegir uno se tratara) con el que mejor se puede caracterizar a la gestión provincial que transita sus últimos meses.

Ese tono marca quizás la decepción que ha provocado en muchos santafesinos -no pocos de ellos, que votaron a Binner- la gestión socialista, cuyas metas programáticas no siempre se comprenden, pero con certeza pocas veces se concretan en hechos tangibles, en transformaciones reales y concretas que marquen una ruptura visible, un cambio real respecto de los gobiernos precedentes.

Sin embargo, el cuerpo teórico del discurso de Binner revela preocupantes discordancias entre la realidad santafesina, y la percepción que el gobierno tiene de ella.

Baste decir que dijo en un párrafo el gobernador: "Avanzamos hacia una Provincia donde el agua fluya desde Florencia hasta Rufino" (y) "Queremos destacar la concreción del Sistema de Grandes Acueductos, cuyo diseño era parte fundamental de nuestro programa de gobierno al asumir la gestión en 2007", siendo público y notorio que no han colocado un sólo caño; e incluso en el mismo discurso se atribuyen la construcción del Acueducto Centro-Oeste, realizado por la Nación. Es anecdótico, pero lo mismo hizo con el DNI digital.

Dijo Binner -sin ponerse colorado- "Ningún municipio ni comuna ha sido discriminado por su color político, ubicación geográfica, cantidad de habitantes, ni razón alguna.", cosa que hasta sus socios radicales del Frente Progresista desmienten.

En la provincia del crimen de Silvia Suppo, señaló: "Cuando la Justicia se sienta frente a los querellantes de los juicios de lesa humanidad, la verdad aparece como una luz; abogados jóvenes enarbolan derechos humanos como pañuelos y la memoria restablece su enorme posibilidad de hacer otra Argentina. En eso pensamos cuando protegemos a los testigos...".


Mientras él hablaba en la Legislatura, los trabajadores del puerto de Rosario seguían tomando sus instalaciones en defensa de sus puestos de trabajo amenazados por la construcción del Puerto de la Música; lo que no le impidió decir que la obra era uno de los "símbolos vivos de lo que propusimos: incluir a todos los santafesinos en la participación, el trabajo, la salud, la justicia, la educación y la cultura.".

Entre las obras educativas de la gestión, expresamente dijo: "podemos mencionar el Instituto de Periodismo Nº 12 de Santa Fe (que se instalará en el edificio que dejará libre el ISEP, una vez que éste se traslade a su nueva sede)", apenas 11 días después de haber firmado éste decreto, por el cual disminuye los fondos afectados a la obra de Recreo en 3,5 millones (una poda del 70 %), lo que lógicamente retrasará la finalización de esa obra, y el acceso del Instituto 12 a su propio edificio.


Y hubo también "despistes" en Salud: al enumerar las obras de su gestión en el área, ejemplificó con "el Cemafe en la capital provincial, cuya estructura de hormigón se encuentra actualmente en construcción, que representa una inversión de 39 millones de pesos y registra un avance del 7%.", siendo que en Presupuesto 2011 su gestión valoriza la obra en más de 74 millones de pesos, y que cualquiera que pase por allí podrá observar que, por el momento, lo único que hay es una enorme grúa.

En el final de su gobierno, muchas miradas se posan sobre Hermes Binner, hasta algunos lo mencionan como presidenciable, encabezando un difuso "frente de centroizquierda"; mientras otros lo sindican como el acompañante natural de Ricardo Alfonsín, en una fórmula construida por un radicalismo que analiza hoy por hoy acuerdos con la derecha del PRO y Francisco De Narváez.


Más allá de las preferencias ideológicas del gobernador santafesino y del socialismo -que tienen todo el derecho del mundo de sentirse más cómodos con una que con otra alternativa, aunque a fuer de ser sinceros, parecieran incómodos con ambas- hay un dato central a tener en cuenta: la proyección política nacional que pueda alcanzar Hermes Binner, está en buena medida sustentada en su perfomance al frente del gobierno santafesino.


Junto a Mauricio Macri, son los únicos dirigentes opositores de relevancia al gobierno nacional, que desempeñan actualmente cargos importantes desde los que exhibir un modelo de gestión; y es allí donde entra el dilema que plantea Binner: ¿hay en su gestión provincial blasones para aspirar a las grandes ligas de la política nacional, o se trata de otro producto de una eficaz maquinaria publicitaria que instala candidatos en el afán de impedir la reelección de Cristina?


Más aun, la pregunta última sería: la gestión concreta del Frente Progresista -desde su lógica de construcción política, hasta sus realizaciones de gobierno- ¿lleva inexorablemente a Binner a optar por una de las dos alternativas que se le abren, expresa diferencias ideológicas y materiales tan grandes que superen ese gris del que se hablaba antes?


De no ser así -como al menos nosotros sostenemos desde aquí- habrá que dejar de hablar de "coincidencias programáticas" y "límites para las alianzas" y sincerar las cosas: Binner y el socialismo jugarán donde mejor los trate la rosca.

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