DEPENDE COMO SE MIRE

Tratando de capitalizar la atención mediática que generan los actos del Día de la Bandera, Binner aparece nada menos que en Radio 10 diciendo que "No hemos generado crispación, violencia, ni situaciones de enfrentamientos difíciles de solucionar y hemos generado una política no clientelar".

Un discurso a medida de los oyentes de la radio, que valida la pavada de la "crispación", un subproducto de la semianalfebetización política promovida por los medios: la esencia de la política es el conflicto, y trabajar sobre él, a partir de él.

Claro que en algo Binner tiene razón: el socialismo no ha generado enfrentamientos difíciles de solucionar, porque por ejemplo jamás se le ocurriría plantear la discusión por la apropiación de los excedentes de la renta agraria, com ocurrió con la Resolución 125.

Apenas le prestó a la Mesa de Enlace los balcones de la Casa de Gobierno en Santa Fe -en pleno lock out patronal que desabastecía al país- para que anuncie la prolongación de la protesta por tiempo indefinido; mientras él pedía la suspensión de las retenciones, como ahora pide que las rebajen.

Tampoco habría asumido con decisión la búsqueda de la verdad y la justicia en las causas por violaciones a los derechos humanos: cuando Silvia Suppo fue asesinada, los funcionarios de Binner se apresuraron a desvincular el hecho de su testimonio en las causas de lesa humanidad, por todos los medios a su alcance; y tendieron rápidamente una red de protección a los policías que actuaron en el caso.

Después de aprovechar electoralmente las consecuencias de las inundaciones del 2003 y 2007, su Fiscal de Estado acaba de plantear ante la Corte Suprema de Justicia de la provincia, que las causas donde los damnificados reclaman indemnizaciones, queden hibernadas a la espera de una resolución en las causas penales, que saben que nunca llegará.

Nunca el socialismo hubiera crispado los ánimos promoviendo, por ejemplo, la remoción de esa misma Corte por sus complicidades con el poder politico en las causas que lo comprometían; como hizo Kirchner con la Corte menemista.

Párrafo aparte para la mención que hace Binner a la política clientelar: si a planes sociales o programas dirigidos a los sectores más desprotegidos de la sociedad se refiere, es verdad: no generaron políticas clientelares, ni ninguna otra.

Desafiamos a los lectores a que mencionen algún programa social significativo o relevante por su impacto poblacional, diseñado, financiado y ejecutado por el gobierno del Frente Progresista.  

El socialismo jamás hubiera promovido la discusión por la ley de medios, y la concentración comunicacional en la Argentina; y cuando el kirchnerismo la asumió, acompañó con su voto el proyecto, pero votando en contra la cláusula de desinversión del artículo 161: no fuera cosa que se crispara Clarín, o se generara "un enfrentamiento difícil de solucionar" con Magnetto.

En la provincia que es una de las principales productoras agropecuarias de la Argentina, no hay un caso de detección de trabajo esclavo en el campo -de los tantos que se encontraron en Santa Fe- que se haya descubierto por la acción de los funcionarios del gobierno provincial; que además acumulan el triste récord de muertes por accidentes de trabajo en la construcción, justo en la misma ciudad de Rosario que Binner pone como emblema.

No van a extremar los controles allí, no sea cosa que se crispen los inversores -todos vinculados al entramado sojero- que ponen sus dinerillos en las torres refulgentes que adornan el centro rosarino, y le permiten al socialismo mostrar a la Chicago argentina, como una especie de Barcelona a escala. Menos controlar a las empresas amigas de su gobierno, que acaparan la obra pública.

Porque el mismo Binner dice en la nota que lo que es capaz de hacer el socialismo lo demuestra no tanto su gestión provincial, como lo que hicieron en Rosario, con el plan estratégico municipal y todo eso. Probablemente haya que remontarse a Rivadavia y sus insólitas reformas, para encontrar un caso tan esplendente de visión municipal de la política, porque el socialismo santafesino sigue siendo básicamente eso: un partido municipal.

Y si no vean esto: cuando a Binner se le pregunta que obra de su gestión de gobierno hubiera deseado dejar concluida, menciona el Puerto de la Música, y encima ahora le pide al gobierno nacional que le permita concretar su capricho. 

Si hasta con los curas se lleva bien el socialismo pacifista de Binner: lejos de los arrebatos rebeldes de Kirchner con Baseotto o los Te Déums de Bergoglio, Binner y Lifschiz -ateos confesos- no vacilan en ponerse una cruz al hombro en cada procesión del famoso padre Ignacio de Rosario, encabezando  a los feligreses. Todo sea por evitar la violencia, y la crispación.

Así que su contribución a evitar la crispación, la violencia y los enfrentamientos es según como se lo mire: a veces a Binner dan ganas de embocarlo de un piñazo.