Por el Chino Garcé
¡Que alegría ha sido para mí recibir carta de mi amigo Mobutu, desde la Unión Sudafricana !. Extrañaba mucho conocer noticias de Johannesburgo y Soweto, y la fría descripción de un periodista leyendo un cable en un noticiero, nunca podrá reemplazar para mí las novedades de primera mano que me envía mi amigo, desde el mismísimo lugar de los hechos.
Me cuenta Mobutu que por allá las cosas siguen más o menos igual, quizás empeorando por la proximidad de elecciones de los miembros del Ayuntamiento, lo que parece haber caldeado aun más los ánimos en ambas ciudades.
Tras una dura discusión en el recinto, los ediles acabaron aprobando un pedido de informes para que Van Barlett conteste por escrito una serie de preguntas, a partir de unas polémicas declaraciones suyas atribuyendo la ola de inseguridad que azota a Johannesburgo, a oscuras maniobras de sus adversarios políticos.
Según ha declarado el Alcalde a la prensa en varias oportunidades, resultan para él sumamente sospechosos los reiterados robos a escuelas de Johannesburgo, como asimismo los numerosos hechos delictivos que han afectado las casa de fin se semana de las familias acomodadas de la minoría blanca en el aledaño distrito de The Corner.
“Jamás estas cosas sucedían allí -señaló Van Barlett a los periodistas-, o no por lo menos desde la última revuelta de esclavos. Estas cosas son propias de las guerras tribales de Soweto”.
Como sea, ahora deberá da cuenta de sus dichos aportando la prueba de la que disponga para demostrar su veracidad, por lo que muchos habitantes sowetenses temen que vuelvan los horribles tiempos en que pandillas vestidas con sábanas y boinas blancas recorrían sus chozas para apresarlos y arrancarles -torturas mediante- falsas confesiones de delitos que no cometieron.
Por estos días Van Barlett, sin embargo, luce radiante y bronceado (esto último como sabemos provoca el descontento de sus votantes tradicionales) y seguro del éxito de su gobierno, pues acaba de concretar uno de sus mayores anhelos como era la rehabilitación del parque que lleva el nombre del fundador de la ciudad, colindante con la vecina Soweto.
Simultáneamente con la reapertura de los estanques ubicados en el lugar, y prosiguiendo con su obsesión con la fauna, el Alcalde organizó una suelta de patos (animal que, al decir de sus detractores, es el que más se parece a Van Barlett por sus reiterados errores), y simultáneamente inauguró un destacamento policial de custodia del lugar, cuyos integrantes están dotados de armas largas.
Como los vecinos del caserío sowetense aledaño al parque se alegrasen porque, después de muchos años de reclamarlo, por fin contarían con presencia policial en la zona, Van Barlett replicó rápidamente: “que esos negros de mierda ni sueñen con acercarse siquiera a los estanques, las armas están allí exclusivamente para proteger a los patos, ya que están cercanos a la extinción; y si bien mi gobierno hará todo lo que esté a su alcance para proteger a la fauna silvestre, eso no incluye a la negrada.”.
Pese a ello, pocos días antes se había contradicho en uno de sus reiterados enfrentamientos con los emigrantes de Soweto que van a probar suerte con el comercio ambulante en zonas de Johannesburgo.
Al desmantelar con el uso de la fuerza pública, una vez más, un mercado de trueque de productos de la selva que algunas tribus sowetenses habían organizado, y para evitar que volvieran a instalarlo, el Alcalde no tuvo mejor idea que cercar el lugar para impedirles el acceso.
Cuando los nativos le reclamaron por el tendido de la cerca, por toda respuesta, Van Barlett les espetó: “ustedes no me entendieron bien, hubo fallas de comunicación, la cerca no era para que no pudiesen entrar al predio, sino para evitar que salieran de él. Nuestro propósito era montar una reserva de fauna para que los niños de las escuelas de Johannesburgo conocieran algunos de los animales autóctonos.”.
En otro lugar desalojado por la Alcaldía , el cerco metálico se atraviesa justo en medio de una vía asfáltico para el tránsito de ciclistas, lo que motivó la protesta de quienes circulan diariamente por ella, a lo cual Van Barlett replicó: “ustedes no comprenden, estamos organizando un circuito de triatlón, pueden circular en bicicleta sin problemas y al llegar al cerco ponerse uno zancos para sortearlo, para seguir corriendo una vez del otro lado.”.
Otras de las polémicas iniciativas del Alcalde Van Barlett, ha sido el levantamiento de vías ferroviarias y la destrucción de instalaciones del ferrocarril en diferentes puntos de Johannesburgo, con el pretexto de “poner en valor el espacio público” y cosas por el estilo.
Como sus detractores le hiciesen ver que, en caso de recuperarse los servicios ferroviarios, los daños que estaba causando a la infraestructura eran irreparables, Van Barlettt se mofó de ellos diciéndoles: “pero por favor, que antigüedad, nadie viaja en tren hoy en día, ¿quién no tiene un helicóptero o un jet privado para dirigirse al trabajo todos los días?”.
Esta particular visión de Van Barlett del transporte público tuvo un nuevo capítulo en las desventuras que, bajo su administración, atraviesa el servicio de autobuses, pues luego de haber enviado al Ayuntamiento un mensaje estableciendo las bases de un nuevo sistema de transporte público y urgir a través de los medios su aprobación a los ediles, cuando estos se disponían a hacerlo el propio Van Barlett volvió sobre sus pasos y les pidió que no lo hicieran, bajo el pretexto de continuar estudiando más profundamente la iniciativa.
Sus críticos descreen de esa justificación y ensayan otra explicación: el Alcalde habría sufrido las presiones de sectores influyentes de la minoría blanca gobernante, quienes advirtieron que, de producirse un colapso total del sistema de autobuses, la entrada de habitantes de Soweto a la progresista y pujante Johannesburgo, se vería drásticamente reducida y (en su opinión) la estética de los paisajes ciudadanos mejoraría sensiblemente.
Dentro del ambicioso plan de obras encarado por su administración, Van Barlett se halla presto a inaugurar el puente peatonal que unirá la zona céntrica de Johannesburgo con lo que antes era el puerto de la ciudad, y que hoy alberga actividades más caras a los afectos de la élite gobernante, como un casino, un centro comercial y un hotel cinco estrellas.
En la base misma del puente se encuentra montada una estructura que, en un primer momento, se pensó era un ascensor para ayudar a subir al viaducto a las personas con dificultades motrices, pero últimamente se ha advertido que carece de planta motriz y solo tiene una ventanilla.
Consultado sobre su finalidad, Van Barlett manifestó: “muy simple, es una cabina de peaje donde hay que pagar para poder cruzar por el puente, ¿o ustedes pensaban que semejante obra era para que la use, así nomás, cualquier negro de mierda?”.
Otro de los detalles constructivos del nuevo puente que han llamado poderosamente la atención, es que tiene barandas protectoras en uno solo de sus lados, lo que parece extraño si se considera que pasa elevado por encima de una de las avenidas más transitadas de Johannesburgo.
Interrogados uno de los funcionarios de la Alcaldía que supervisa las obras de construcción del puente explicó lo siguiente: “por el contrario, todas las medidas de seguridad que se adopten siempre serán pocas y queremos asegurarnos plenamente que este puente tendrá un uso adecuado. Para el poco probable caso que algún habitante de Soweto logre reunir el dinero necesario para pagar el peaje, solo se le permitirá circular por el lado del mismo que carece de baranda protectora, el que como verán se encuentra totalmente enjabonado.”.
Van Barlett también se ha visto envuelto en polémicas con las mismísimas autoridades de la Unión Sudafricana , al divulgar éstas las estadísticas sobre desempleo en todo el país, según las cuales los niveles mas altos se registran precisamente en Johannesburgo.
A diferencia del caso de los índices inflacionarios (que Van Barlett y su partido han criticado por encubrir un mayor incremento del costo de vida), en el caso del desempleo se sostiene desde la Alcaldía que los niveles reales son mucho menores que los que hicieran públicos las autoridades sudafricanas.
“Lo que sucede es que están utilizando metodologías de medición inadecuadas -señaló un furioso Van Barlett- basadas en arcaicas ideas populistas, por las que se sigue considerando como desempleados a los negros esclavos que trabajan en las minas y plantaciones de los alrededores de la ciudad.”
“Más aun, -agregó el Alcalde- si el relevamiento del empleo se hiciese exclusivamente sobre la población blanca, que es la única que al fin y al cabo verdaderamente importa, nuestra ciudad sería un ejemplo de progreso para toda la Unión Sudafricana por ser la de menor desempleo, ¿o ustedes porqué creen que se dice habitualmente que hay que combatir el empleo en negro?”.
Johannesburgo se ha visto sacudida también por una impactante denuncia según la cual en uno de los hospitales públicos más importantes de la ciudad, los indigentes que son recogidos de las calles son colocados en la sala en la que se atienden pacientes tuberculosos, junto a éstos.
Pese a que el tema no corresponde a la esfera de su competencia sino a las autoridades del Estado Libre de Orange que gobierna Hermes Von Winner, Van Barlett no perdió oportunidad de opinar sobre el caso diciendo: “si estas acusaciones se confirman, estaríamos en presencia de un hecho aberrante, pues ¿ustedes se imaginan esos pobres enfermos, además de tuberculosis, contagiados de pobreza e indigencia?”.
“Esto no hubiese sucedido -agregó- si hubiesen apoyado mi política de deportaciones y campos de concentración para las etnias invasoras de nuestra bella ciudad, que amenazan la superioridad racial aria. De haberme hecho caso, no existirían indigentes de los que tener que preocuparse.”.
Claro que lo que el Alcalde tenía en mente al decir eso -me aclara Mobutu en su carta- no era justamente conseguirles trabajo, vivienda y alimento sino otras “soluciones finales” al problema.
Una de las iniciativas de Van Barlett que mas han sorprendido a propios y extraños, ha sido el apoyo brindado a las gestiones encaradas ante las autoridades de la Unión Sudafricana para obtener fondos para obras de cloacas en barrios situados al oeste de Johannesburgo, en pleno corazón de Soweto.
Según versiones periodísticas que circulan por Johannesburgo, miembros de la élite gobernante habrían solicitado una entrevista al Alcalde para pedirle explicaciones por la iniciativa, que va en contra de las creencias básicas de la minoría blanca.
En esa reunión, y siempre según las versiones periodísticas que me transmite Mobutu en su carta, Van Barlett los habría tranquilizado diciéndoles: “no hay de que preocuparse, la negrada está contenta y tranquila porque van a tener cloacas en lugar de oler mierda todo el día, pero como no entienden nada de planos no se dieron cuenta que los caños tienen un recorrido circular, y luego de dar una vuelta completa, vuelven a entrar en sus chozas.”.
En fin, después de haber leído una nueva carta de mi amigo, no pude menos que suspirar aliviado al pensar que por suerte en Santa Fe, ni siquiera la cercanía de las elecciones detiene el rumbo firme de las autoridades de nuestro gobierno municipal por construir una ciudad integrada, solidaria y que nos cobije a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario