Una de las razones por las cuales para el socialismo era crucial retener el gobierno de la provincia era mantener los diferentes auxilios financieros que -en forma abierta o solapada- fluyen desde el Estado provincial, hacia el municipio rosarino; un verdadero barril sin fondo desde hace muchos años.
Aquí contamos el caso del Banco Municipal, y también el de los hospitales de la administración de Lifschiz.
Y ahora nos encontramos con este decreto, por el cual el gobierno de la provincia refinancia deudas contraídas por distintos municipios en dólares, a través de un programa denominado de Grandes Aglomerados Urbanos del Interior, en el marco de la Ley 11.625 (1998), es decir en plena fiebre de endeudamiento público durante el menemismo.
En realidad lo de "municipios" así en plural, es un eufemismo: el 99,13 % de los fondos refinanciados corresponden a la Municipalidad de Rosario.
El mecanismo consiste en que -al vencimiento de cada cuota de amortización del préstamo- la provincia compra los dólares y la cancela, y luego le permite a las municipalidades que suscribieron los préstamos (básicamente Rosario, los otros casos son irrelevantes) pagar los importes correrpondientes en seis cuotas mensuales consecutivas, sin intereses de ningún tipo; y mediante descuento de la coparticipación.
Y no es la primera vez que Binner auxilia de este modo a Lifschiz, convirtiéndose en su financiera, sino la séptima, o sea cada vez que se fueron venciendo las cuotas del préstamo en estos cuatro años.
Y si no vean: marzo del 2008, enero del 2009, septiembre del 2009, otra vez en el mismo mes y año (¿sería una cuota aguinaldo?), agosto del 2010, y diciembre del mismo año.
¿Qué sería de la vida sin los amigos, no?
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