lunes, 5 de septiembre de 2011

AMORES DE ESTUDIANTE



¿Cuándo fue la cena del día de la industria en Tecnópolis, el jueves?

Ahí De Mendiguren se deshizo en elogios al gobierno, a la presidenta y al modelo económico; y los más de mil seiscientos invitados lo aplaudía, a él y a Cristina.

Y ahora resulta que tres días después, hay temor de que el gobierno se "radicalice" (¿cuándo cambiarán esa palabra por otra, dado que ya está desvirtuada por años de uso por la UCR?), y el modelo avance hacia la "chavización".

Lástima que el "Vasco" (el devaluador serial del interinato de Duhalde) no entró en mayores detalles sobre lo que sería la "chavización" del modelo.

¿Será tal vez combatir el empleo en negro hasta erradicarlo, o quizás impulsar una reforma tributaria progresiva, o incrementar la presión de la AFIP para hacer que los grandes evasores paguen impuestos?

O tal vez insistir con el proyecto Recalde de participación de los trabajadores en las ganancias, o seguir recuperando derechos laborales perdidos durante el festival flexibilizador de los 90'; ni hablar de mantener en pleno funcionamiento las paritarias y el Consejo Nacional del Salario, para profundizar la redistribución del ingreso.

Quizás la UIA consideraría "chavización" que la ANSES insista en designar directores en las empresas en las que tiene acciones, hurguetear en los balances y pedir explicaciones, o exigir que reinvertan las ganancias en el país, en lugar de fugar capitales al exterior.

Probablemente los empresarios considerarían "chavista" abordar en serio el problema de la inflación, utilizando los mecanismos regulatorios de defensa de la competencia para evitar el abuso de posición dominante de los formadores de precios, una forma mucho más eficaz de combatirla que discutir sobre la consistencia de los índices del INDEC.

Cualquiera de todas esas cosas sería vista con agrado por los más de diez millones de argentinos que votamos a Cristina, porque significarían ni más ni menos que la famosa "profundización del modelo"; aunque probablemente a De Mendiguren, a la UIA y a los empresarios no les guste.

Problema de ellos, a lo mejor aplaudieron antes de tiempo. 

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