jueves, 5 de enero de 2012

MAJUL QUIERE HACER CREER QUE SE ASQUEA DE LO QUE VIENE PROVOCANDO DESDE HACE AÑOS


(*)

Me había prometido no escribir durante todo el mes de enero, pero ayer a la mañana sucedió algo que modificó mi decisión. (puta carajo, lástima que no seas un tipo de palabra ni con vos mismo) Fue después de abrir la computadora, (¿y qué encontraste adentro?) navegar por las principales noticias (¿no será por los sitios donde estaban las noticias?) y detenerme en los comentarios de algunos lectores sobre la primera información de la mañana: la intervención quirúrgica de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Estoy de vacaciones en Cariló. (¿y a quien le importa, o lo decís para que la gente rumbee para otro lado?) Aquí consigo "desenchufarme" porque lo único que oigo por la mañana, bien temprano, es el canto de algunos pájaros y los ladridos esporádicos de Pepa, nuestra perra; (que rompe bolas la perra, empieza a ladrar desde temprano, tus vecinos deben estar a las puteadas preguntando quien fue el boludo que veranea con perros) nada fuera de lo natural, (salvo el centro comercial con precios de Nueva York, es todo re natural ahí) y mucho mejor que los ruidos de la calle y de la vida en la ciudad de Buenos Aires. (claro Luis, quedáte allá, ¿para qué vas a volver?) Debo reconocer, además, que casi nunca leo los comentarios a las notas. Ni los de las ajenas ni los de las propias. (ag, sí, y tampoco ves “6 7 8”, ni te interesan las críticas, te creemos y todo) En las pocas oportunidades en que lo hice, (dos o tres mil) no encontré nada demasiado interesante o enriquecedor. (ahora entenderás lo que nos pasa a nosotros cuando leemos tus columnas) Sí mucho odio, "militancia" y chiste fácil, todo sin filtro, con una sintaxis pobre, un desconocimiento alarmante de la historia reciente (y de la no tan reciente también) y una ortografía digna de aplazo.(¿no habrás estado leyendo columnas tuyas viejas no?)

De manera que primero ingresé en LA NACIÓN (ah, volviste a la computadora abierta luego del largo interregno con la perra, los pájaros y demases, se van a poner celosos en El Cronista Comercial) y me encontré con el cartelito que informaba que, durante la jornada, el artículo sobre la operación de cáncer de tiroides no iba a contener comentarios. Se trata de una medida a la que recurre el diario cada vez que aparecen asuntos "demasiado sensibles". (asuntos a los que vos le ponés comillas, o sea que nos los considerás taaan sensibles, en realidad es una medida a la que recurre el diario cuando se le filtran las proclamas golpistas y las propuestas de magnicidio que se dicen todo el tiempo en las reuniones de la redacción) Y es, también, una decisión que tomaron, a conciencia, profesionales como Joaquín Morales Solá y Beatriz Sarlo, entre otros, sobre sus propios artículos. (mirá vos, Morales Solá tenía conciencia, toda una sorpresa) Supongo que lo hicieron debido a que los comentarios, en general, no les parecen serios o dignos de aparecer junto con sus textos. (suponés, nada más, no te tomaste el trabajo de preguntarles, a lo mejor tenían saturado el marulo de puteadas, simplemente) Porque, es bueno recordarlo, muchos de esos comentarios son escritos por personas que no revelan su identidad. (uuuuhh, sí, y la mayoría están de acuerdo con lo que opinan todos los que escriben en La Nación) Y, casi siempre, los contenidos no cuentan con una mínima elaboración previa. Simplemente se "vomita" lo primero que a una o uno se le ocurre, (más o menos como esta columna o todas las tuyas) y al instante aparecen en la pantalla de tu computadora o la mía, (no aparecen, a menos que hagás “clic” arriba del ícono que dice “Comentarios”, pro vos dijiste que no los veías, así que no tenés problemas) casi con la misma categoría e importancia que el escrito del autor. (standard que en tu caso, no es muy difícil de alcanzar)

La operación de Cristina Fernández comenzó antes de las 9. A las 8.32, clarín.com colgó su título principal: "Ya operan a Cristina por el cáncer en la glándula tiroides". Y enseguida se empezaron a leer los comentarios. (que vos nunca leés, pero en este caso seguías minuto a minuto on line) Uno de los primeros fue el de alguien que se presentó como Horacio Rivara. (¿cómo, no era que no revelaban su identidad?) El señor Rivara ostenta la estrellita de "mejor comentador" y dice que trabaja como "autor de la Luftwaffe en la Argentina". (ya eso sólo bastaría para que cualquier persona cuerda no prestara atención a lo que dice, recalcamos: cualquier persona cuerda, no es tu caso) Su "reflexión" apareció debajo de la nota. Por lo tanto, produjo la sensación de "dominar" el escenario virtual del diálogo, "la pelea" o el intercambio con los demás comentaristas. (guau, nos está enseñando como funcionan las redes sociales, que grosso es este tipo) Rivara escribió: "Ojalá que su encuentro próximo con la muerte la ayude a re-evaluar algunas cosas de su vida, como su empeño en dividir a los argentinos y agradir [sic] a periodistas. Además la lleve a devolver los millones que ella y su marido juntaron a su verdadero dueño, el pueblo argentino y de Santa Cruz. Asimismo, sería bueno que pida perdón a los Hermanos Herrera Noble por los sufrimientos que les hizo pasar con el fin de perjudicar a su madre". Aunque parezca mentira, ese pareció ser el "análisis" más prudente de la decena de comentarios aparecidos, (asombrosamente parecido todo el comentario a las últimas veinte columnas tuyas, salvo lo del deseo de muerte) junto con el de Haydeé Viglianco, de General Pico, quien, al responder a otros lectores, consideró "irrespetuoso desearle la muerte a cualquier persona". De allí para abajo casi todo fue algo muy parecido a la basura. (rubro del cual vos conocés un toco, tenés libros escritos sobre el tema) Por ejemplo, Franco Frigyesi, "comentarista destacado" y "conectado a hotmail", escribió: "Ojalá se muera así deja de robarnos". Y Mar Tincho Schiantarelli, "de Mar del Plata", agregó: "Señor doctor Pedro Saco: .¡¡Haga patria y mándela con su marido!!. ¡¡¡Por una Argentina con real democracia!!!".

Un poco más temprano, un comentarista cuya "identidad" no alcancé a registrar y que fue borrado minutos después, (¿que cagada no?, el administrador del sitio de La Nación era más sensato que vos, que estás reproduciendo todas las barbaridades dichas por los comentaristas, para que las lean los que no leyeron los comentarios ese día) había sentenciado, en una variante actualizada de "Viva el cáncer", el siguiente e indigno deseo: "Dale cáncer, que vos podés". Entre muchas otras "reflexiones", esta última, "dale cáncer, que vos podés", fue la que más me revolvió el estómago. (ah, o sea que todas las anteriores te permitieron seguir disfrutando del desayuno sin problemas) Porque resume todo el odio irracional, brutal, innecesario y, en especial, con altas dosis de violencia explícita que un ser humano puede ejercer contra otro, aunque esa persona se esconda detrás de un nickname y lo manifieste a través de una computadora o un teléfono celular.(ah, si fuera por carta o teléfono fijo, otro sería el cantar, ahí ya se entendería)

Fue un revoltijo parecido al que sentí cuando otro cibernauta enmascarado "reveló", por Twitter, la "muerte" de Jorge Lanata. (¿no habrá sido un cólico como el de Scioli?) No demasiado distinto a cuando los ingeniosos creativos de Barcelona (¿por qué parece que acá el sub texto es “los forros ésos”?, pero quedáte tranqui: desde que Marchetti está hasta las ojotas con la Donda, esas cosas ya no pasan más) llevaron su humor negro a dudosos extremos (¿no será “de dudoso gusto” la expresión correcta, oh maestro de la sintaxis?) al titular, en tapa, "Muera Lanata" como una respuesta "audaz" al "Viva Lanata", la impactante portada que la revista Noticias (ah, la tapa de Fontevecchia fue “impactante”, no sensacionalista, rastrera, amarillista y de golpe bajo, bien) publicó días después de que se revelara que el periodista padecía de una insuficiencia renal y que debía someterse a sesiones de diálisis de por vida, o hasta tanto recibiera un trasplante de riñón.(que vuelvas a contar todo eso con lujo de detalles, cuando no tiene nada que ver con el asunto tratado en la columna, da una idea cierta de los límites de tu “sensibilidad”)

Comprendo a los seguidores de Cristina Fernández y comparto la indignación que los embarga cuando unos miserables sin nombre la llaman "yegua" a ella o "tuerto" al desaparecido ex presidente Néstor Kirchner. (otra vez: si los comprendés, ¿era necesario reproducir por tu boca los insultos?) Pero no creo que "la estrategia" (¿para cuando un diccionario de palabras entrecomilladas de Luis Majul?) de Máximo Kirchner (que consiste en impartir directivas a los chicos de La Cámpora para que ellos y otros cientos salgan a insultar a los periodistas críticos que denuncian o analizan el gobierno de su padre o de su madre) ayude a mejorar el "clima de época", enriquecer el debate y elevar el tono de la discusión política.(acá volviste a frutear a lo Majul: o sea, equiparás insultos reales y concretos -aunque de gente anónima o identidad supuesta- con una suposición tuya, a la que equiparás con un hecho cierto e indiscutible: que el hijo de Cristina efectivamente hace eso, pero bueno: entendemos que tenés que hacer concesiones a los lectores de La Nación, que comentaban “vamos cáncer todavía”)

Pero ¿cuál será el impacto real de estas oleadas de odio en estado puro? No sé, a ciencia cierta, cómo influirá en los lectores de los diarios y los sitios de Internet.(probablemente los obligue a mandar columnas por mail desde su lugar de vacaciones en Cariló, pese a la promesa de no escribir) Tampoco me imagino la importancia que le asigna la Presidenta a este tipo de cuestiones. (esperemos que bastante menos que vos) Sé que Jorge quiso pegar en la pared de una de las habitaciones de su casa la tapa de Barcelona y que su esposa, Sara Stewart Brown, le sugirió que no lo hiciera, porque pensaba que era "una humorada" muy difícil de explicar ante Lola, la pequeña hija de ambos.(¿y qué poronga tiene que ver revelar esa intimidad de Lanata con el título de la nota, que es “Los detractores de Cristina”, y con la pregunta que hacés, que es como influyen estas cosas en los lectores, no en los personajes públicos o conocidos insultados?)
En mi caso, las agresiones injustificadas generan el efecto contrario que se pretende lograr: en vez de paralizarme, humillarme o neutralizarme, me dan más ganas de seguir escribiendo libros, hacer radio y televisión o redactar artículos como éste.(que boludo atómico que sos: todavía no te diste cuenta que el propósito de putearte es justamente ése, que sigas escribiendo estupideces como esta columna, así nos cagamos de risa al leerlas, de todos modos es muy dudoso que, aunque nadie te insultara por un par de años, te saliera escribir algo medianamente pasable o inteligente) Lo saben mis amigos y mis parientes. Por eso ahora nos reímos juntos cuando una burla "bien elaborada" (pero con comillas, ojo) pasa la línea de la mediocridad general. (y si hay alguien calificado para evaluar cuando algo es bien elaborado y supera la mediocridad general, ése sos vos) Espero, de verdad, que la Presidenta se reponga cuanto antes. (ah bueno, interrumpiste el autobombo para volver al tema de la columna) Y que no la contagie el odio que expresan algunos de sus detractores. Y que tampoco la afecte, en ningún sentido, el resentimiento que demuestran quienes se presentan como sus soldados y sus seguidores incondicionales. No le va a hacer bien a Ella ni a nadie. (como tampoco le hace bien que un zapato como vos la nombre siempre con mayúsculas)

Debido a la sensibilidad del tema esta nota está cerrada a comentarios. (que curioso rasero el de La Nación para determinar cuando una nota esa “demasiado sensible” para estar cerrada a comentarios, por lo general las de Majul están cerradas a razonamientos comprensivos)

(*) Las negritas son nuestras, el original acá.  

5 comentarios:

  1. Solo por contradecirte y publicar un comentario, te cuento que en mis vacaciones (un poco más berretas que las tuyas, Miramar) jamás me prometo no postear porque parece que a uno cuando descansa (o intenta) hay cosas que le pegan más. Hoy mismo me la agarré con ese Rivara a cuento de no se que comentario en La Nación. Que disfrutes de las vacaciones.

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  2. Ojo que el que prometió no escribir y veranea en Cariló fue Majul, no nosotros eh; por eso está puesto el enlace a la nota en La nación para que vean que lo sacamos de ahí, Nosotros veraneamos en el patio con manguera (sin agua, gracias a Ciancio, pero la imaginación todo lo puede)

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  3. El odio de los detractores de Cristina es un ejercicio permanente de ese diario que Luisito se enteró chorrean la peor miserabilidad en sus comentarios.
    El resentimiento nuestro; dónde está?
    Algunos de los nuestros le deseó la muerte o se mostró morboso ante la desgracia de algún contra? Yo no leí a nadie en esa situación y mirá que habré recorrido blogs.
    Es decir; al encontrarse con la desmesura repugnante de los que le desean lo peor a Cristina, y de ahí para abajo a todos nosotros, qué hace el tipo? Pretende equipararlo.
    La Teoría de los Dos Demonios trasladada al ámbito de las redes sociales.

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  4. Exactamente eso es Daniel: sutilmente (tan sutil como puede ser Majul) está diciendo al mencionar lo de Máximo y toda esa sanata "ojo, ustedes se lo buscaron porque mandan a insultar a los periodistas independientes...".

    Necesita un psicólogo este muchacho, parece que tiene fantasías sadomasoquistas reprimidas.

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  5. Aùn sigo preguntàndome de que instituciòn egresò con el tìtulo de periodista....Tal vez sea un detalle sin importancia!
    El caso es que majulito ha demostrado en muchas oportunidades su gran falta de profesionalismo y con esta nota que, aparentemente, con todo su orgullo subiera a su blog, estarìa dejando en evidencia una personalidad subnormal....

    Un saludo para todos.

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