BINNER, EL REEMPLAZANTE DE GRONDONA

El esquema político-comunicacional del tipo funciona siempre igual: tras recorrer en la semana la Capital Federal y otros puntos del país con los cónclaves del circo de Marrone (léase el FAP) y salir en los medios nacionales, onda los viernes se pega una vuelta a Rosario para pasar el fin de semana, y arma una ronda de declatraciones para los medios de la Chicago argentina, o una nota con un periodista amigo en alguno de elos, que después los demás levantan y termina teniendo rebote nacional.

Y lo consigue porque siempre termina lanzando un brulote que -si se lo analiza fríamente- siempre gira en torno al hilvanado como ristra de chorizos de los tres o cuatros lugares comunes (llamarlos "significantes vacíos" es darle entidad científica a las pelotudeces) que siempre repite ("pensar en celeste y blanco", "no hay confianza porque nos mienten, vean lo que pasa en el Indec").

Exactamemte la función que cumplían las columnas dominicales de Grondona en La Nación, repetidas en el programa de cable de la noche: latinazgos, ejemplos históricos traídos de los pelos, zonceras mayúsculas recubiertas de una pátina pseudo filosófica, para justificar (al más puro estilo sofista) una conclusión ya extraída de antemano, y que es siempre la misma (aunque esté hablando de la definición de los descensos): todos los males del país son culpa del kirchnerismo y de Cristina, y el único remedio posible es que se vayan de una buena vez, y abandonen el gobierno.

Al menos el doctor Habano (¿era Lanata el que le decía así cuando bananeaba pero para otro ado?) puede pasar por filósofo para algún desprevenido lector o televidente: en el caso del zoquete de Binner, un escolar de segundo o tercer grado, puesto a leer lo que dice y encontrarle algún sentido, llega rápidamente a la conclusión de que tiene serios inconvenientes de presión de agua, para hacerla llegar al tanque.

En el caso de Grondona, certificados médicamente tales extremos, los familiares y (sobre todo) el canal donde emite su programa; optaron por sacarlo del aire; algo que los medios que levantan las opiniones de Binner no se han animado a hacer aun, en resguardo de su salud mental, y sobre todo de la nuestra.   

Y si no vean las declaraciones que ilustran el post, en las que (con la absoluta inimputabilidad discursiva en la que se mueve habitualmente el personaje) vincula lo sucedido en el Paraguay con el golpe contra Lugo, con lo que podria pasar en la Argentina si Cristina no convocara a la oposición para formar un gobierno de coalición.

Se queja el salame mayor de Rafaela (lugar de buenos salames, del que es oriundo) de que las mayorías automáticas que tienen algunos gobiernos (hay que traducirlo: está hablando de la composición de las Cámaras del Poder Legislativo) son perjudiciales para la democracia, pero resulta que a Lugo lo tumbaron en un trámite express, justamente por no tener no ya mayoría automática, sino una mínima fuerza parlamentaria propia que lo respaldara en el Congreso paraguayo: a la hora de decidir si se lo sometía o no a juicio politico, la decisión fue por la afirmativa por 73 votos contra 1, y puestos a evaluar en el Senado si se lo destituía o no, decidieron los opositores y el propio vicepresidente que se encaramó a la presidencia tras el golpe que sí, por 39 votos contra 4.

Justamente a Cristina lo que la protege de algo similar es que -gracias a haber obtenido más del 54 % de los votos- tiene un sólido respaldo en las dos Cámaras del Congreso (aun sin quórum propio, ni "mayorías automáticas"), y un vicepresidente que no conspira (como Cobos, como Franco), para derrocarla; al que Binner no pierde oportunidad de pegarle, diciendo que es peligroso porque tiene vinculación con una empresa "que fabrica billetes": ya dijimos en éste blog que debe estar convencido que Ciccone le arrima guita trucha al gobierno, cuando no puede cerrar las cuentas. 

El zapato éste píde como solución a los problemas del país (entre los cuáles no estaría la economía porque dice textualmente que "no están tan bien como estaba, pero no tan mal como estaba", ver nota) que Cristina convoque a la oposición a formar un gobierno de coalición, pero obvia el simple detalle de que (hace apenas ocho y diez meses esa misma oposición y todos los partidos que la componen sufrieron una catastrófica derrota electoral, porque quedaron a casi cuarenta puntos de distancia (el más cercano) de la fórmula ganadora, y  a los demás les fue aun peor.

Y les fue como les fue porque no se les cae una idea y meses después de las elecciones, sigue sin caérseles y la gente la votó a Cristina (entre otras cosas, además de los logros de la gestión) porque todos ellos dan espanto y pavura, y nadie en su sano juicio les confiaría ni la administración de un quiosco; menos en momentos de crisis.

Y si algún problema político e institucional grave tuvo el país, fue cuando lo condujeron "gobiernos de coalición".

¿O hay que recordarle a Nabinner como terminó la experiencia de la Alianza de la cual él, su partido y muchos de los que componen el FAP fueron parte?

Empezando por una crisis con el vicepresidente (como Lugo, aunque por otras razones), algo que volvió a pasar con la Concertación Plural orquestada por el kirchnerismo, cuando el "voto no positivo" de otro vicepresidente, proveniente (al igual que "Chacho" Alavrez con De La Rúa, y Franco con Lugo) de una fuerza política al presidente o presidenta de turno.

Por no mencionar que el propio Binner protagonizó en Santa Fe un gobierno formalmente presentado como una coalición de partidos (el Frente Progresista Cívico y Social), que en realidad fue hegemonizado por el socialismo que designaba los funcionarios más importantes del gabinete, tomaba en soledad las decisiones y hasta se dio el lujo de digitarle a los radicales quien tenía que acompañarlo en su fórmula como vice.

Y no conforme con dejarle a Bonfatti una provincia con 1669 millones de pesos de déficit sólo el último año de su mandato, este zoquete aspirante a reemplazante de Mariano Grondona como columnista político free lance dio vía libre al engendro de la boleta única, para terminar con "la mayoría automática" (aunque trató de hacerle decir a la Constitución de la provincia lo que dice, para que dijera que había ganado las elecciones legislativas provinciales, cuando las perdió); de resultas de lo cual Bonfatti tiene minoría en ambas Cámaras de la Legislatura, y el socialismo amplia minoría dentro de la repartija de bancas del Frente progresista.

Lo que provocó que -por ejemplo- haya fracasado hasta ahora (sería la cuarta vez) su tentativa de reforma tributaria para aumentar impuestos, no por la oposición de los peronistas, sino de los radicales, que son sus socios; como el Partido Liberal paraguayo lo era de Lugo.

Todo lo cual indica que, cuando éste muchacho habla de que el mejor modo de enfrentar la crisis es un gobierno de coalición, teniendo en cuenta lo que pasó en Paraguay, o no sabe lo que pasó en Paraguay, o no sabe lo que es un gobierno de coalición, o no sabe lo que pasó y pasa en la Argentina.

O no sabe ni donde está parado, ni en que día vive; y hasta alguno podría pensar que está diciendo que, al final de cuentas, fue el propio Lugo el culpable de que lo derrocaran, por intentar tener una mayoría automática, o por no preocuparse por tenerla.

O todo lo contrario, porque con el reemplazante de Grondona nunca se sabe.