El regreso de su viaje al exterior no pudo ser peor para Antonio Bonfatti: a las pocas horas de pisar Santa Fe, se vio envuelto en una polémica por la presunta emisión de cuasi monedas por la provincia, para hacer frente a sus compromisos financieros.
Que no se descarta, que de ninguna manera, que si se hiciera sería para financiar obras, lo cierto es que el discurso del gobernador lejos estuvo de transmitir coherencia para ser convincente y despejar las dudas sobre el real estado de las finanzas públicas santafesinas, cosa con la que tampoco colaboró la (tardía) difusión pública de los números provinciales al 30 de abril: el déficit se estaría reduciendo comparado con el elevadísimo registrado el año pasado, pero aun sigue siendo alto; y en poco más de un mes el gobierno tendrá que afrontar el pago del medio aguinaldo. El vaso medio lleno o medio vacío, según quien lo mire.
En ese marco, y aunque haya desaparecido de las primeras planas, avanza el proceso de salida al mercado en búsqueda de suscriptores para las Letras de Tesorería (las dubitativas declaracimones del gobernador ayudaron poco para hacerlo en condiciones favorables, mas allá de la "buena nota" que otorgó a Santa Fe una calificadora de riesgo crediticio); y la reforma tributaria remitida por el Ejecutivo a la Legislatura -tal como fue originariamente concebida- murió antes de nacer, y ya hay certeza de que -si alumbra algún día- no se parecerá demasiado a la pergeñada por el ministro Sciara y su equipo.
Y es que el bloque de senadores de la UCR (que son la amplia mayoría de la bancada del Frente Progresista en la Cámara) expresó de plano su rechazo total al revalúo de los campos para el pago del Inmobiliario Rural, ni siquiera en el modo progresivo planteado en el proyecto del Ejecutivo (ofrecido como ejemplo por Binner y el FAP a Scioli en Buenos Aires); y pocos días después el perottista Alcides Calvo (del PJ, Departamento Castellanos) manifestó la oposición del bloque en el mismo sentido.
En el caso de los senadores radicales, se alinearon públicamente y de un modo explícito con los planteos de las entidades patronales que integran la Mesa de Enlace, en espejo con sus correligionarios bonaerenses: el argumento de mayor peso que esgrimieron fue evitar que los productores (a partir del revalúo) deban pagar los impuestos nacionales sobre Bienes Personales y Ganancia Mínima Presunta; y el senador Rodrigo Borla (UCR San Justo) llegó al exabrupto de decir que ambos no eran coparticipables, para luego corregirse a medias (rindiéndose ante la evidencia de que sí lo son), y afirmar que -aunque lo eran- desconfiaba de que el gobierno nacional remitiese a la provincia los fondos que le corresponden.
Pero la disputa por la reforma exhibió con toda crudeza las diferencias agudas que hay en el seno del Frente Progresista, por el impacto cada vez mayor de las diferentes estrategias que socialistas y radicales mantienen en el plano nacional, y la cercanía (en términos politicos) de las elecciones del 2013; donde unos y otros disputarán palmo a palmo concejales y comunas en toda la bota santafesina: el senador Michlig (UCR San Cristóbal), que venía de promover un durísimo pedido de informes en la Legislatura reclamando por obras viales, afirmó que la reforma tributaria enviada por Bonfatti nunca fue discutida en el seno del Frente; y que eso era la prueba palpable de su bajo grado de institucionalización como alianza política.
Como fuere, el alineamiento de buena parte de la dirigencia política santafesina (incluyendo sectores de la oposición corporizada en el PJ) con los reclamos corporativos de la dirigencia agropecuaria expresa la intención de granjearse la simpatía de un electorado en parte huérfano de representación tras el ocaso de Carlos Reutemann; y de prevenir el avance del PRO con la figura de Miguel Del Sel, que pisó firme en ese sector en las elecciones a gobernador del año pasado.
Sin descartar que hay además en éste posicionamiento (que hundió definitivamente las chances de aumentar la contribución del sector agropecuario al financiamiento genuino del Estado provincial) afinidades ideológicas con las patronales nucleadas en la Mesa de Enlace (tanto en la UCR como en el PJ no kirchnerista), el hecho representa un retroceso de la práctica política, claudicando ante las lógicas corporativas; sin dudas influido por las caraterísticas que tuvo en Santa Fe el conflicto por las retenciones móviles del 2008, y por la percepción de que el escenario electoral del año próximo (en un contexto de dificultades económicas que comienzan a aparecer) podría asemejarse al de las elecciones legislativas del 2009.
Aun sin ser descabellado, el análisis parece simplista y perezoso, y podría resultar insuficiente para dar cabal cuenta de la complejidad del proceso político provincial, y de los reales niveles de empatía del santafesino promedio (que sí verá aumentados sus impuestos si los demás aspectos de la reforma prosperan) con los reclamos corporativos de los ruralistas.
A los que tampoco es ajena la estrategia política y discursiva de Hermes Binner; empecinado cada vez más en los últimos tiempos en replicar la metodología de Elisa Carrió : sus pronósticos de una casi inminente entrada de la Argentina en la hiperinflación no ayudan al escenario en el que el gobierno provincial que conduce un hombre de su partido (en cuya entronización en el cargo tuvo participación excluyente a título personal), debe obtener urgentemente recursos para tapar agujeros en las cuentas.
Del mismo modo, el cruce verbal indirecto que protagonizó con Agustín Rossi sobre la existencia o no de sectores económicos interesados en promover una devaluación en el país para favorecerse (lo que el presidente del bloque del FPV afirmó, y el ex gobernador negó de plano) expresa menos que una divergencia puramente conceptual, que diferentes estrategias de acumulación política.
En una provincia netamente agropecuaria como Santa Fe y con un porcentaje de soja sobre el total de la superficie sembrada y sobre las cosechas levantadas mayor incluso que el de las demás de la pampa húmeda, ignorar el hecho de que hay casi 16.000 millones de dólares almacenados en silos bolsa (tal es lo que se infiere en términos prácticos de la descalificación que hace Binner de los dichos de Agustín Rossi) no puede atribuirse a la ignorancia o problemas de percepción de la realidad: se trata de un deliberado guiño de complicidad con un sector al que (al igual que los radicales, el PRO y parte del PJ) se quiere ganar o retener como electorado.
Y aunque ese guiño se haga en el caso de Binner (hoy por hoy, actuando en la práctica como el referente de una fuerza puramente testimonial, sin responsabilidad de gestión) desde un costado presuntamente progresista y de centro izquierda, le caben las generales de la ley de lo dicho antes sobre el retroceso de la política frente a las lógicas corporativas; y los interrogantes a futuro respecto a si cierta dirigencia está haciendo una lectura correcta de la realidad y del humor social.
Interrogante respecto del cual el hecho de que alguien tradicionalmente definido como moderado como Daniel Scioli haya tomado otro camino al disponer el revalúo de los campos bonaerenses (por las razones que fueren) anticipa en cierto modo la respuesta.
Interrogante respecto del cual el hecho de que alguien tradicionalmente definido como moderado como Daniel Scioli haya tomado otro camino al disponer el revalúo de los campos bonaerenses (por las razones que fueren) anticipa en cierto modo la respuesta.
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