La imagen que ilustra el post corresponde
a una de las sub notas de la nota principal de Horacio Verbitsky en Página 12 de ayer;
imprescindible para entender el trasfondo del problema financiero de la
provincia de Buenos Aires.
En la sub nota, el Perro menciona algunos
de los fundamentos de la resolución del juez que hizo lugar al amparo promovido
por ATE, para que a los estatales bonaerenses se les pague el aguinaldo de una
sóla vez como manda la ley; fundamentos entre los que se mencionan otros gastos
que realiza la gestión de Scioli, y que no recortó antes de decidir fraccionar el
SAC a los empleados públicos bonaerenses.
Va de suyo que nadie puede pensar que
todos los problemas financieros que tiene Buenos Aires se resolverían si la
gestión de Scioli suprimiese por completo la publicidad oficial, como tampoco
se puede pensar que -de la noche a la mañana- desaparezcan los subsidios
estatales a la educación privada; porque el sistema educativo público no podría
absorber la demanda de matrícula.
La crítica del juez Arias (y la de
Verbitsky, que apunta el dato de la subvención estatal a los colegios privados)
es más bien política, intentando ilustrar sobre las opciones que todo gobierno
tiene (y del de Scioli, muy a pesar suyo, no es la excepción) que afrontar en
el ejercicio del poder, a la hora de definir de donde extrae los recursos
públicos, y que destino les da.
Y ambos renglones de gastos (subsidios a
la educación privada, publicidad oficial) son buenos ejemplos porque
constituyen transferencias de dinero del Estado (surgido de sistemas tributarios
claramente inequitativos), que se gasta en sectores que podrían solventarse con
sus propios recursos (la gran mayoría de los que mandan a sus hijos a colegios
privados), o en otros que no aportan ningún servicio, al menos público, como
los medios de comunicación que reciben pauta oficial.
A nosotros se nos ocurrió ver que pasaba
comparativamente en esos dos renglones en la provincia de Santa Fe, a partir de
los datos oficiales tanto de acá, como los de la provincia de Buenos Aires; en
ambos casos correspondientes al Presupuesto 2012.
Y la comparación vale porque Santa Fe
también atraviesa (como la gran mayoría de las provincias) dificultades
financieras; y el gobierno de Bonfatti ha ensayado para sortearlas endeudarse
(emitiendo letras de Tesorería, que aun no han salido a la calle, generando una
gran deuda flotante con proveedores y contratistas que ahora quiere cancelar
con cheques de pago diferido) y, si bien no fraccionó el pago de los aguinaldos
como Scioli, ha paralizado por completo la obra pública.
Lo que no transitó en cambio (como tampoco
lo hizo Scioli, según lo señala el juez Arias) es el camino de reajustar gastos
superfluos o que se pueden solventar sin recursos del Estado (que deben
aplicarse a fines más prioritarios), o mejorar los recursos: la reforma
tributaria está parada en la Legislatura (y eso no es culpa de Bonfatti), pero
mantiene la mayoría de las exenciones de Ingresos Brutos que vienen de los 90´,
(en especial a la actividad agropecuaria, la industria y los consorcios
exportadores), y contenía una irrisoria propuesta de revalúo de los campos en seis años, para ajustar
los ridículos valores del inmobiliario rural, aun así rechazada de plano por la uCR y
parte del PJ
Scioli intentó un moderado revalúo de la
propiedad rural, aplicando la mitad de sus resultados al cálculo del impuesto
pero de una vez, y le valió un lock out de 10 días y su réplica en los
cacerolazos porteños, como seguramente el anunciado recorte de parte de los
subsidios a la educaicón privada le valdrá (si lo lleva finalmente adelante)
más de un sermón dominical en contra. En ese contexto, sería difícil que además
se busque titulares en contra en los medios cortando el chorro de la pauta
publicitaria oficial. Bonfatti ni siquiera se planteó como hipótesis ninguno de
esos desafíos, y los números lo demuestran.
El Presupuesto bonaerense
es 3,37 veces el santafesino, pero Scioli destina a la educación 3,71 veces el
dinero que a esos fines destina Bonfatti, por eso Educación tiene una mayor
participación porcentual en el presupuesto provincial en Buenos Aires que en
Santa Fe: 28,79 % contra 26,10 %, respectivamente.
Pero además de esa
diferencia en la asignación de recursos con destino a la educación, hay otras
más significativas cuando se analiza como se gastan los mismos.
Así por ejemplo, los
subsidios a la enseñanza privada representan en Buenos Aires 4000 millones de
pesos anuales, que son el 3,51 % del Presupuesto provincial y el 12,20 % de los
recursos destinados a la educación, mientras que en Santa Fe las mismas
subvenciones representan 1673 millones éste año (antes de las políticas
salariales, y sin contar los aportes para comedores escolares de escuelas
privadas); lo que implica el 4,95 % del Presupuesto público y el 18,97 % de los
fondos destinados a la educación.
Pero como la principal
provincia argentina tiene 4,89 veces la cantidad de habitantes que tiene Santa
Fe (según los datos del último Censo Nacional), esas cifras implican
que, mientras cada bonaerense aporta por año 256 pesos para subsidiar a la
educación provada, cada santafesino aporta a esos fines 524 pesos, es decir más
del doble.
Con una aclaración
conceptual. si bien el sistema de subvenciones a la educación privada en Santa
Fe data de mucho antes de que el socialismo llegara a la Casa Gris en el 2007,
la tendencia ha venido en constante crecimiento desde entonces, o lo que es lo
mismo: los subsidios a la educación privada siguieron creciendo, y aumentando
su participación en el gasto público total, y en el gasto específicamente
educativo.
Y otro tanto sucede con
la publicidad oficial: los 173 millones de pesos anuales que (según el juez
Arias) destinaría Scioli a esos fines, deben contrastarse con los poco más de
102 millones que (según demostramos acá) planea gastar Bonfatti éste año
para lo mismo.
Si se considera que el
presupuesto bonaerense es de 113.853 millones de pesos, y el santafesino de
33.789 millones, tenemos que la publicidad oficial representa el 0,15 % en el
primero, y el 0,30 % en el segundo, es decir el doble; y mientras hemos visto
como le han pegado (con razón) a Scioli por ésto, el socialismo santafesino ha
salido indemne, quizás justamente porque gasta el doble en pauta oficial, en
términos porcentuales.
Puesto en términos
ciudadanos (como cuando hablan de "la plata de los jubilados" o
"el Fútbol Para Todos" que pagan con el dinero de nuestros
impuestos"), cada bonaerense pondría de su bolsillo por año 11 $ con destino al
periodismo ("independiente" o "militante", da igual); mientras que cada santafesino
se tiene que poner con $ 32 por año (el triple) con el mismo destino.
Y así como el déficit de
Scioli no es culpa de los Pimpinella, ni el de Bonfatti de Fito Páez (¿o porque es un artista
"progre" hay que perdonar ciertas cosas?), nos gustaría ver, por
ejemplo, al diputado Angelini del PRO (tan atento él a los gastos del socialismo) poniendo la lupa
en éstas dos cuestiones: subsidios a la educación privada, y publicidad
oficial.
Aunque a lo mejor no lo hace porque en esos
casos le parece que la plata está bien gastada.
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