lunes, 9 de julio de 2012

¿Y POR CASA COMO ANDAMOS DE AUSTERIDAD?



La imagen que ilustra el post corresponde a una de las sub notas de la nota principal de Horacio Verbitsky en Página 12 de ayer; imprescindible para entender el trasfondo del problema financiero de la provincia de Buenos Aires.

En la sub nota, el Perro menciona algunos de los fundamentos de la resolución del juez que hizo lugar al amparo promovido por ATE, para que a los estatales bonaerenses se les pague el aguinaldo de una sóla vez como manda la ley; fundamentos entre los que se mencionan otros gastos que realiza la gestión de Scioli, y que no recortó antes de decidir fraccionar el SAC a los empleados públicos bonaerenses.

Va de suyo que nadie puede pensar que todos los problemas financieros que tiene Buenos Aires se resolverían si la gestión de Scioli suprimiese por completo la publicidad oficial, como tampoco se puede pensar que -de la noche a la mañana- desaparezcan los subsidios estatales a la educación privada; porque el sistema educativo público no podría absorber la demanda de matrícula.

La crítica del juez Arias (y la de Verbitsky, que apunta el dato de la subvención estatal a los colegios privados) es más bien política, intentando ilustrar sobre las opciones que todo gobierno tiene (y del de Scioli, muy a pesar suyo, no es la excepción) que afrontar en el ejercicio del poder, a la hora de definir de donde extrae los recursos públicos, y que destino les da.

Y ambos renglones de gastos (subsidios a la educación privada, publicidad oficial) son buenos ejemplos porque constituyen transferencias de dinero del Estado (surgido de sistemas tributarios claramente inequitativos), que se gasta en sectores que podrían solventarse con sus propios recursos (la gran mayoría de los que mandan a sus hijos a colegios privados), o en otros que no aportan ningún servicio, al menos público, como los medios de comunicación que reciben pauta oficial.

A nosotros se nos ocurrió ver que pasaba comparativamente en esos dos renglones en la provincia de Santa Fe, a partir de los datos oficiales tanto de acá, como los de la provincia de Buenos Aires; en ambos casos correspondientes al Presupuesto 2012.  

Y la comparación vale porque Santa Fe también atraviesa (como la gran mayoría de las provincias) dificultades financieras; y el gobierno de Bonfatti ha ensayado para sortearlas endeudarse (emitiendo letras de Tesorería, que aun no han salido a la calle, generando una gran deuda flotante con proveedores y contratistas que ahora quiere cancelar con cheques de pago diferido) y, si bien no fraccionó el pago de los aguinaldos como Scioli, ha paralizado por completo la obra pública.

Lo que no transitó en cambio (como tampoco lo hizo Scioli, según lo señala el juez Arias) es el camino de reajustar gastos superfluos o que se pueden solventar sin recursos del Estado (que deben aplicarse a fines más prioritarios), o mejorar los recursos: la reforma tributaria está parada en la Legislatura (y eso no es culpa de Bonfatti), pero mantiene la mayoría de las exenciones de Ingresos Brutos que vienen de los 90´, (en especial a la actividad agropecuaria, la industria y los consorcios exportadores), y contenía una irrisoria propuesta de revalúo de los campos en seis años, para ajustar los ridículos valores del inmobiliario rural,  aun así rechazada de plano por la uCR y parte del PJ    

Scioli intentó un moderado revalúo de la propiedad rural, aplicando la mitad de sus resultados al cálculo del impuesto pero de una vez, y le valió un lock out de 10 días y su réplica en los cacerolazos porteños, como seguramente el anunciado recorte de parte de los subsidios a la educaicón privada le valdrá (si lo lleva finalmente adelante) más de un sermón dominical en contra. En ese contexto, sería difícil que además se busque titulares en contra en los medios cortando el chorro de la pauta publicitaria oficial. Bonfatti ni siquiera se planteó como hipótesis ninguno de esos desafíos, y los números lo demuestran.  

El Presupuesto bonaerense es 3,37 veces el santafesino, pero Scioli destina a la educación 3,71 veces el dinero que a esos fines destina Bonfatti, por eso Educación tiene una mayor participación porcentual en el presupuesto provincial en Buenos Aires que en Santa Fe: 28,79 % contra 26,10 %, respectivamente.

Pero además de esa diferencia en la asignación de recursos con destino a la educación, hay otras más significativas cuando se analiza como se gastan los mismos.

Así por ejemplo, los subsidios a la enseñanza privada representan en Buenos Aires 4000 millones de pesos anuales, que son el 3,51 % del Presupuesto provincial y el 12,20 % de los recursos destinados a la educación, mientras que en Santa Fe las mismas subvenciones representan 1673 millones éste año (antes de las políticas salariales, y sin contar los aportes para comedores escolares de escuelas privadas); lo que implica el 4,95 % del Presupuesto público y el 18,97 % de los fondos destinados a la educación. 

Pero como la principal provincia argentina tiene 4,89 veces la cantidad de habitantes que tiene Santa Fe (según los datos del último Censo Nacional), esas cifras implican que, mientras cada bonaerense aporta por año 256 pesos para subsidiar a la educación provada, cada santafesino aporta a esos fines 524 pesos, es decir más del doble.

Con una aclaración conceptual. si bien el sistema de subvenciones a la educación privada en Santa Fe data de mucho antes de que el socialismo llegara a la Casa Gris en el 2007, la tendencia ha venido en constante crecimiento desde entonces, o lo que es lo mismo: los subsidios a la educación privada siguieron creciendo, y aumentando su participación en el gasto público total, y en el gasto específicamente educativo.

Y otro tanto sucede con la publicidad oficial: los 173 millones de pesos anuales que (según el juez Arias) destinaría Scioli a esos fines, deben contrastarse con los poco más de 102 millones que (según demostramos acá) planea gastar Bonfatti éste año para lo mismo.

Si se considera que el presupuesto bonaerense es de 113.853 millones de pesos, y el santafesino de 33.789 millones, tenemos que la publicidad oficial representa el 0,15 % en el primero, y el 0,30 % en el segundo, es decir el doble; y mientras hemos visto como le han pegado (con razón) a Scioli por ésto, el socialismo santafesino ha salido indemne, quizás justamente porque gasta el doble en pauta oficial, en términos porcentuales.

Puesto en términos ciudadanos (como cuando hablan de "la plata de los jubilados" o "el Fútbol Para Todos" que pagan con el dinero de nuestros impuestos"), cada bonaerense pondría de su bolsillo por año 11 $ con destino al periodismo ("independiente" o "militante", da igual); mientras que cada santafesino se tiene que poner con $ 32 por año (el triple) con el mismo destino.

Y así como el déficit de Scioli no es culpa de los Pimpinella, ni el de Bonfatti de Fito Páez (¿o porque es un artista "progre" hay que perdonar ciertas cosas?), nos gustaría ver, por ejemplo, al diputado Angelini del PRO (tan atento él a los gastos del socialismo) poniendo la lupa en éstas dos cuestiones: subsidios a la educación privada, y publicidad oficial.

Aunque a lo mejor no lo hace porque en esos casos le parece que la plata está bien gastada.

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