DISPARATES PROGRESISTAS: EL TREN URBANO

En reiteradas oportunidades nos hemos ocupado en éste blog del tren urbano santafesino, un caprichito de Barletta que nos costó más de cuatro millones de pesos, presentado por fuera de todo marco institucional y con la excusa de generar un medio alternativo de transporte para el común de los ciudadanos.

Para no abundar, remitimos a lo dicho acá y acá; y ahora se agrega otro elemento: de acuerdo a lo dicho por el Secretario de Transportes de la nación, los trenes que compró Barletta no podrían circular por el recorrido trazado por razones de seguridad, porque involucra atravesar cruces o pasos a nivel.

Mientras continúa la polémica entre los funcionarios nacionales y municipales por el trencito y guiados por algo que nos contó un pajarito, nosotros nos corrimos hasta el Parque Federal y nos encontramos con ésto:

Excavaciones recientes, hechas por la municipalidad, con la finalidad de liberar una traza de vías, que atravesarían todo ese espacio público, como podemos ver en ésta otra foto:

Como se puede ver, si la traza de las vías volviera a llevar un tren, se llevaría puestos bancos, ciclovías, postes de luz y demás infraestructura que se instaló hace muy poco, y a un costo no menor: $ 4.061.618 para ser más exactos.

Seguimos recorriendo el parque, y nos encontramos con ésto:

Vías (lo marcado en rojo) que pasarían a metros de donde hay chicos jugando a la pelota, sin mínimas medidas de seguridad, o esto otro:

Vías que (si funcionaran) se llevarían puesta a la ciclovía, y estarían peligrosamente cerca de calles muy transitadas, como también se puede ver acá:

Y más adelante los trabajos siguen, incluso cerca de los predios cedidos al Kennel Club Santa Fe y al Centro de Ex Combatientes de Malvinas, como podemos ver acá:

Habría que ver por ejemplo que efecto tendría la circulación de trenes por el lugar no ya sobre las actividades que allí se desarrollan, sino por ejemplo sobre la estabilidad de la estructura de soporte del avión de guerra que está colocado como monumento conmemorativo a los veteranos de guerra. 

Y la cosa sigue más adelante, llegando hacia el Molino:

Allí no han llegado todavía las excavaciones, pero ésa es la traza que siguen las vías que antes liberaron con las excavaciones ya hechas; y como ven atraviesan cruces a nivel con tránsito automotor, o espacios verdes de uso público actual.

A esta altura más de uno se preguntará que tiene que ver todo esto con el famoso tren urbano: sucede que el mismo pajarito que nos indicó que estaban excavando para liberar las vías enterradas, nos dijo que es a los fines de que el trencito de Barletta circule en un recorrido turístico uniendo el complejo El Molino (lo que el socialismo llama "la fábrica de cultura") que está sobre Boulevard, con La Redonda sobre calle Salvador Del Carril, en el otro extremo del Parque Federal. Otro pajarito nos dijo que el recorrido partiría desde la estación del Belgrano.

A ver si se entiende: la gestión municipal, para no dar el brazo a torcer reconociendo que lo del tren fue un capricho traído de los pelos en el que se gastaron más de cuatro millones de pesos sin ninguna previsión legal, presupuestaria o regulatoria para el presunto "servicio público alternativo al colectivo" del que hablaba Barletta, utilizaría los trenes (hoy fondeados en el puerto) para montar un trencito del tío Leo que recorra el Parque Federal, o vaya de uno a otro de los "íconos" culturales progresistas de la ciudad; sin las mínimas medidas de seguridad (señalamientos, cruces a nivel, divisorias físicas de la vía con los espacios públicos que atraviesa); a punto tal que los propios agentes de la GSI (la "guardia urbana" inventada por Barletta.) destacados en el Parque no han recibido hasta acá la más mínima instrucción sobre como proceder en el caso que el tren llegara a pasar por ahí.

O sea: para tapar un caprichito disparatado, harían un moco más disparatado aun; y más costoso: habría que romper o correr -como se dijo- bancos, postes de luz, ciclovía y demases.

A ver si los concejales se hacen eco de éste tema y -ya que estuvieron pintados cuando Barletta compró los trenes- empiezan a averiguar que carajo pasa con esas excavaciones, y si es verdad lo que nos contó el pajarito; no sea cosa que se enteren otra vez cuando el tren ya esté andando.