miércoles, 8 de agosto de 2012

IMPRESIONES CONFUSAS


Wiñazki dice que la expropiación de la ex Ciccone es una maniobra del gobierno para que no se conozca quienes son los verdaderos dueños, pero que igual el gobierno queda encerrado en su propio laberinto.

El holandés en cambio dice que con el proyecto el gobierno encontró un atajo oportuno, pero sigue sin salida política, aunque por primera vez se colocó por delante de los acontecimientos (?), que no se sabe bien cuáles son: 


Pero otra nota del mismo diario dice que no cambia nada, y la causa contra Boudou sigue igual, porque la expropiación no tiene nada que ver con eso, aunque más arriba Wiñazki decía que el gobierno tenía que informar (en la expropiación) sobre todas las preguntas que surgen de la causa penal (?).  

Y Boudou estaría investigado por negociaciones incompatibles con la función pública y enriquecimiento ilícito, aunque más abajo dice lavado de dinero (si siguen así, lo confunden con el baterista de Callejeros y le imputan un homicidio):


En La Nación la confusión no es menor: la decisión de expropiar Ciccone (que no cambia nada según Clarín, pero es un atajo oportuno que le da al gobierno una salida, en la cual queda encerrado igual) es para acallar el escándalo y aliviar al gobierno, beneficiando a Boudou (cuya causa no cambiaría en nada con ésto, según Clarín):


Y si hablamos de confusiones, en el cambalache opositor es lo que predomina, como podemos ver acá:


Stolbizer, Cortina (el FAP en general) no dicen nada, o dicen las mismas boludeces de siempre: impunidad, corrupción, poder absoluto, exactamente lo mismo que Amadeo (¿a alguien le interesa lo que piensa Amadeo de cualquier cosa?) y la inefable Laura Alonso del PRO (un modelo de respeto republicano por la división de poderes: ella ya decretó que Boudou es ladrón, y listo)

Prat Gay se da cuenta de que, con la expropiación, se podrá saber al fin quienes son los dueños de la empresa, (¿no era eso lo que querían?), cosa con la Morales dice estar de acuerdo, y espera la información; mientras Pino celebra la decisión del gobierno de expropiar la compañía, porque dice que él presentó un proyecto similar al que ahora manda Cristina.

Más que similar, exactamente igual, como pueden ver acá el texto del proyecto oficial: los bienes que integran el patrimonio de la ex Ciccone se transfieren a la Casa de la Moneda, los empleados también, manteniendo sus puestos de trabajo, y del monto de la indemnización expropiatoria se deducen las deudas que la empresa tiene con la AFIP, que superan los 247 millones de pesos: capaz que el Estado la termina comprando gratis.

Y si Boudou metió la mano en la lata, el juez lo tendrá que demostrar, y la causa seguirá su curso, porque los hechos que se le imputan datan del 2010 y nada tienen que ver ni con la expropiación ni con su desempeño como vicepresidente (¿se acuerdan que los radicales le querían hacer un juicio político por ésto?).

Y si la expropiación es para taparle sus chanchullos, entonces los radicales y Proyecto Sur son sus cómplices porque hace meses que vienen pidiendo que se haga, ¿o hay alguna diferencia cuando el que la propone es el gobierno?

Como suele pasar seguido, cuando Cristina sale de un laberinto que le proponen por arriba (como se debe salir) se quedan todos mirando a la luna y preguntándose que pasó. 

Y al que verdaderamente se la va a solucionar el problema va a ser a Binner, que le preocupaba que "la máquina de hacer billetes" no estuviera en manos del Estado.

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