viernes, 21 de diciembre de 2012

RURALADAS


Que la decisión de Cristina de recuperar para el Estado el predio de la Rural en Palermo iba a generar la critica de la oposición era previsible: por regla general, no apoyarán nunca nada que haga el gobierno; aunque se trate (como en éste caso) de ponerle punto final a un curro, y defender el patrimonio público.

Allá ellos si perseveran en un automatismo bobo de oponerse por reflejo a todo lo que el gobierno diga o haga (aunque lo hayan planteado ellos antes, como Carrió con el tema del predio de Palermo): los resultados están a la vista.

Como tampoco debería sorprender que se opongan personajes como Federico Pinedo, a los cuáles al fin y al cabo el gorilismo les viene de familia: son coherentes con su historia, su trayectoria y su visión del país; en la que instituciones como la Rural son parte fundamental, por no decir fundante, de la nacionalidad misma.  

No deja de ser desconcertante que personajes como el pelado Tumini, de Liebres del Sur, también se opongan como vemos abajo: 


Pero los que parecen empeñados en los últimos tiempos en batir todos los récords del ridículo (al fin y al cabo, vienen de sumarse a la marcha de Moyano y Micheli en conmemoración de los asesinatos que perpetraron ellos mismos desde el Estado en diciembre del 2001) son los radicales; como Gil Lavedra, que presto alertó sobre la inconstitucionalidad del derecho de Cristina.

Es que los radicales son una especie de sacerdotes laicos de una religión constitucional, a los que una revelación divina o algo parecido, les ha confiado la interpretación de las Sagradas Escrituras, que en éste caso serían la Constitución y las leyes. 

Y como consecuencia del alquiler del partido unos años atrás (en pleno conflicto de la 125) a las patronales del campo en diferentes provincias, vemos en la imagen de arriba que los primeros en reaccionar contra el decreto, fueron los "agrodiputados" de la UCR, que rompen lanzas en defensa de que la Rural se quede con el predio en el que silbaron estruendosamente a Alfonsín.

Sobresale entre ellos el amigazo Chemes, diputado agrogarca por Entre Ríos, que junto a sus pares (radicales, pero sobre todo, garcas) dicen que con ésta medida, nos asemejamos cada vez más a la dictadura venezolana.

Sí, ésa que acaba de ganar dos elecciones democráticas en 70 días, contra toda la oposición unida.

Claro, estamos hablando de gente que de dictaduras sabe bastante, y si no lo saben, van a la Rural, preguntan y listo; ahí los van a informar.

Lo curioso es que uno de los diputados radicales (Casañas) hable de que la medida es otra muestra de "la profundización del odio, de la intolerancia y del avasallamiento a los que piensan diferente, como dice la nota".

Sobre todo curioso que lo haya dicho al ladito de Chemes, un dialoguista y consensuador de aquéllos:  


3 comentarios:

  1. Que bien hubiera vivido Al Capone en estos años en Argentina. Con tanto defensor vocacional de mafias diversas.

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  2. Hace rato que en la UCR,billetera mata ideologia.

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  3. Recién leo la nota. Este pasaje me pareció genial:

    "Es que los radicales son una especie de sacerdotes laicos de una religión constitucional, a los que una revelación divina o algo parecido, les ha confiado la interpretación de las Sagradas Escrituras, que en éste caso serían la Constitución y las leyes."

    Impecable. Faltó agregar que, obviamente, como toda religión tiene varios fieles entre el público.

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