Era previsible: el rotundo fracaso de la marcha del miércoles (por convocatoria, por contenido, por discurso) generó el pase de facturas entre los socios mal avenidos de un acuerdo destinado a fracasar a corto plazo.
Que vos no movilizaste como me prometiste, que vos prendés el peronómetro y me corrés a la izquierda, que no me pongás la marchita que tengo gorilas adentro y me hacen quilombo, que yo hablo al final y todo el tiempo que se me cante; en fin: un par de vedettongas entradas en carnes y venidas a menos, discutiendo por el lugar en el cartel del teatro de revistas.
La suma de dos que vienen desde hace tiempo en bajada y derrapando (sindicalmente hace rato, políticamente ni hablar) no puede nunca dar más que cero; y ahora en la tribuna de doctrina descubren que los separan las opciones de cada uno de cara a las elecciones del 2013: la cooperativa de Pymes progresista de Binner en el caso de Micheli, un partido todavía por gestar en el caso de Moyano.
El primero aportando a la estrategia de De Genaro-Lozano que (sigilosamente) están preparando otra voltereta como tantas, en el caso que los caguen en las listas, esta vez con la excusa de que descubrieron así de golpe, que Binner no es taaan revolucionario como creían.
El segundo tocando todos los timbres del peronismo, donde lo atienden y le dicen que no, que gracias, que sindicalismo pintavotos y con ínfulas políticas ya compraron, y no les hace falta por ahora.
Los dos apostaron a lo mismo: usar al otro para despegar, jactándose de reclutar apoyos más amplios; tragándose sapitos en el camino: uno, andar del brazo con la denostada burocracia sindical; el otro, lisonjéandose en público con lo que debe conceptuar en su fuero íntimo como troscaje.
Objetivos cortos, métodos chiquititos, logros microscópicos.
Ni Argentinazo, ni bomba nuclear, ni 17 de octubre, ni un trabajador presidente: un par de pedos de vieja mustios, tristes, que no movieron el amperímetro.
Y ni una sóla de las (discutibles) cuestiones estrictamente sindicales que plantearon resueltas, lo que era de manual: ¿eran necesarios tantos papelones perpetrados en conjunto para comprender algo que se sabe desde hace años, y que es que al kirchnerismo no le van a sacar nunca nada bajo presión?
Un triste balance de un emprendimiento destinado a fracasar desde el comienzo, que terminará como tenía que terminar: con cada uno de los dos protagonistas de este romance fugaz tomando paulatinamente distancia del otro, silbando bajito como para que no se note.
Como si se estuvieran yendo de un telo en el que estuvieron de trampa, deseando que nadie los vea juntos; y que si los vio, no se acuerde.
Aunque a lo mejor se despiden a todo gas, armando un poco de bardo.
Aunque a lo mejor se despiden a todo gas, armando un poco de bardo.
El día que se dejen de boludear, y de tratar de tumbar a un GOBIERNO que hizo tanto por los trabajadores formales e informales, y que por eso debio dar las madres de las batallas contra el establishment, las corpo y el status quo, van a tener respuesta. El trabajador de eso se dio cuenta, no come mas vidrio y se siente mas representado por CRISTINA que por dos histericos oportunistas con el apoyo de quienes se dieron cuenta que por los carriles democraticos han perdido todas las esperanzas de gobernar un pais y que solo les queda un sello de goma que pueden llevar en el bolsillo, diciendoo que es un partido.
ResponderEliminarClaudio