Resulta que ahora están todos preocupados por las reservas, hasta los mismos que -cuando comprábamos dólares y las engordábamos- decían que era al pedo, que al dólar había que dejarlo caer y todo eso.
Ni hablar que se preocuparon porque las usamos para pagar deuda, estrategia que lógicamente no puede ser eterna, pero lo que verdaderamente omiten decir es que hacer con la deuda: pagarla o no, y si la pagamos, como.
Como en esta nota de Infobae donde se pone el acento en que desde el 2005 (cuando Néstor canceló la deuda con el FMI) se cancelaron vencimientos de deuda con reservas del BCRA por más de 40.000 millones de dólares.
40.000 millones de dólares (y acá está lo que no se dice) que, si no se usaban las reservas, habría que haber sacado de otro lado; a menos que uno proponga (como la izquierda, por ejemplo) que no hay que pagar la deuda externa.
Y si había que sacar de otro lado toda esa guita, obviamente había que dejar de ponerla en otras cosas, como se hizo siempre en el país: ajustando.
O volver a contraer deuda, para pagar la anterior: el camino sugerido por ejemplo entre otros por Prat Gay, que ahora nos venimos a enterar que es recontraprogresista.
40.000 millones de dólares en siete años serían más o menos (al tipo de cambio promedio de 4 pesos para el período 2005-2012) unos 160.000 millones de pesos, una bocha de guita.
Pero si se los pone en perspectiva, apenas el 80 % de lo que va a gastar éste año la ANSES en jubilaciones y pensiones, antes de los dos aumentos semestrales: porque el kirchnerismo hizo las dos cosas, pagó la deuda, y llevó el gasto en seguridad social a más del 6 % del PBI; como también lo hizo con la educación.
40.000 millones de dólares en siete años serían más o menos (al tipo de cambio promedio de 4 pesos para el período 2005-2012) unos 160.000 millones de pesos, una bocha de guita.
Pero si se los pone en perspectiva, apenas el 80 % de lo que va a gastar éste año la ANSES en jubilaciones y pensiones, antes de los dos aumentos semestrales: porque el kirchnerismo hizo las dos cosas, pagó la deuda, y llevó el gasto en seguridad social a más del 6 % del PBI; como también lo hizo con la educación.
No faltará quien diga que hubiera sido más fácil repudiar lisa y llanamente la deuda, y listo.
Pero resulta que Rodríguez Saá lo hizo (en realidad, declaró el defáult), lo aplaudieron en el Congreso y sabemos como terminó, y Altamira o la izquierda (que viene planteando eso) de pedo pasó las PASO, gracias a la ayuda de Jorge Rial (que ahora nos enteramos sería kirchnerista), que pidió un milagro para él.
Hace un tiempo decíamos acá, y sigue teniendo plena vigencia: "El modo de resolución del tema de la deuda externa ha sido sin dudas uno de los grandes logros macroeconómicos del kirchnerismo, que contribuyó a darle sustentabilidad al modelo económico implementado a partir del 25 de mayo del 2003; pero que menos réditos políticos le deja.
Cuando Néstor Kirchner llegó al poder, la democracia argentina llevaba ya casi 20 años de vigencia, y por ende habían pasado dos décadas y varios gobiernos no sólo sin resolver el problema de la deuda externa, sino agravándolo con los años, hasta que se convirtió en una hipoteca muy pesada sobre nuestro futuro.
De más está decir que si había un momento para discutir la legitimidad política de esa deuda, y en su caso repudiarla jurídicamente o desconocerla (por ejemplo por haber sido contraída en buena parte en períodos dictatoriales), era en aquéllos primeros años de democracia; y por las razones que fuera, no se optó por ese camino, y los gobiernos posteriores a Alfonsín no sólo se encontraron con el problema de la deuda, sino lo acrecentaron contrayendo más deuda.
Estas verdades sencillas es necesario reiterarlas todas las veces que se pueda, porque a casi 30 años de recuperada la democracia (y ahora a propósito del fallo del juez Griesa y los fondos buitres), todavía hay que escuchar a los que plantean el discurso (simpático, sin dudas) de que antes que pagar la deuda, hay que investigarla, y en su caso desconocer lo que sea fruto de ilícitos o negociados.
Desde otro lado, se cuestiona el defáult del 2001 (que tampoco lo declaró el kirchnerismo), la ruptura de los contratos y la seguridad jurídica y todo lo que sabemos: nos aislamos del mundo, tenemos que honrar nuestras deudas; y toda la sanata conocida.
El camino elegido por el kirchnerismo (como que tuvo la difícil responsabilidad de gobernar) fue otro, y bien conocido: reestructuró la deuda con una quita generosa (del 70 % del capital en algunos casos) y una reestructuración de los vencimientos que los van estirando hasta el 2038: una apuesta a conciliar el pago de la deuda con las posibilidades reales del país, y su capacidad de crecer y reconstruir el tejido social y productivo destruido por el neoliberalismo; que en buena medida fue el autor de esa deuda.
Los resultados están a la vista y son por todos conocidos, mas aun: fueron ratificados con contundencia por el pueblo argentino en las urnas en dos oportunidades; porque lo sepan o no quienes votaron al kirchnerismo, estaban apoyando ese modo de resolver el problema de la deuda."
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