domingo, 21 de julio de 2013

VAMOS DE PUNTO


En estas elecciones vamos de punto y -al parecer- con la solitaria excepción de Artemio, todos los encuestadores coinciden en que perdemos.

La oposición y los medios, incluso, dicen que ya perdimos; así que ni falta haría abrir las urnas, y contar los votos: la cosa está cocinada.

Y según algunos agudos analistas (incluso algunos desencantados con el kirchnerismo), perderíamos como consecuencia del inocultable giro a la derecha del gobierno: la gente, se sabe, está reclamando con urgencia transformaciones revolucionarias.

Claro que con ese razonamiento no se entiende que uno de los principales ganadores de las elecciones (hoy, ya, cuando aun no votamos) sea Sergio Massa, que no se ha caracterizado hasta actá justamente por las definiciones contundentes sobre casi nada; como tampoco se entiende que Altamira siga sin mover el amperímetro, en esas mismas encuestas.

Debe ser la muerte de las ideologías, o algo por el estilo; o el clima de época: desde que Binner insiste en decir que es socialista, los conceptos ideológicos se han resignificado, a una velocidad que siempre nos deja atrás en el análisis.

Tanto que -por ejemplo- la izquierda impugna el acuerdo de YPF con Chevron acudiendo a la justicia, poder revolucionario si los hay.

Hace poco decíamos acá que llamaba poderosamente la atención el silencio de la oposición (o las oposiciones) sobre lo que harían en el caso de llegar a ser gobierno. 

Y decíamos también que causaba extrañeza, porque debería ser fácil decirlo, y que la gente los vote, si fuera cierto (como dicen) que lo que hace el gobierno está todo mal, y que "lagente" (así, todo junto), ya está harta del kirchnerismo.

Como también es curioso que ahora todos (los medios opositores, la oposición o las oposiciones) lo corran al gobierno por izquierda, cuando a la izquierda del kirchnerismo (hoy, en la política y la sociedad argentina) sigue sin avizorarse algo más que una pared.

Porque todos los que tienen presente político suficiente como para "ser", y prospecto a futuro (al menos eso es lo que ellos dicen), crecen o acumulan por derecha, en discurso, en alianza, en electorado actual y potencial.

El acuerdo de YPF con Chevron o el caso Milani, le dan aire al discurso de cierta progresía que va de Lozano a Binner, pasando por Pino, con la esperanza de heredar voto kirchnerista desencantado; pero en la movida de correrlo al gobierno por izquierda se prenden todos, hasta Clarín y La Nación, sin hacerle asco a nada, como sus propios esqueletos en el placard en materia de derechos humanos, o relaciones con el capital extranjero.

¿Será tal vez que los otros medios no estarían dando los resultados esperados, o que con tal de limarle votos al oficialismo, todo vale?

Porque por ejemplo anda por ahí Binner diciendo que el acuerdo con Chevron (para el que, dicho sea de paso, nos enrostran que no consultamos a los mapuches) es oscuro; mientras hace campaña por acá y una de las cuatro o cinco muletillas que repite constantemente, es pegarle a Obeid "porque nos dejó el juicio en el CIADI".

Para los que no son de Santa Fe, ese juicio lo inició contra el gobierno provincial el consorcio franco-español beneficiario de la privatización de los servicios de agua y cloacas orquestada por Reutemann en su gobierno; porque Obeid les rescindió la concesión y reestatizó el servicio.

¿Está diciendo tal vez Binner que la medida estuvo mal, y que sería mejor que los servicios siguieran en manos privadas?

O Pino habla hoy desde el acuerdo con Carrió, que lo distanció de Lozano, y a Lozano de los votos, y de las chances de renovar su banca.

Otro tanto pasa con los progres de variado pelaje, que ahora protestan por el régimen de fomento de las inversiones petroleras (explicado acá); pero a los que no se los escuchó (a ninguno) apoyar las medidas del gobierno cuando limitó los privilegios de las petroleras y mineras para liquidar afuera del país las divisas de sus exportaciones, cuando derogó los decretos menemistas de la desregulación petrolera, o cuando forzó a las compañías multinacionales con sede en el país, a no remitir utilidades a sus casas matrices.  

En el marco del tan meneado giro a la derecha del gobierno, hicimos un acuerdo con un régimen fundamentalista islámico como Irán (que era tremendamente favorable para ellos, tanto que todavía no lo aprobaron), pero eso no impidió que selláramos otro con una petrolera yanqui que (nos dicen) "invadió Irán", y nada de eso nos impidió hacer las paces con el Vaticano, y ponernos a los pies del Papa argentino, ése con el que todos los demás (se sabe) se pelean abiertamente.

¿No será quizás que las cosas son un poco más complejas?

Mientras tanto, el gobierno (que ha girado inocultablemente a la derecha, como sabemos) no suspendió las paritarias y homologó aumentos salariales por el triple de la inflación oficial, no recortó salarios ni jubilaciones, ni paralizó la obra pública, aumentó un 35 % la AUH, reguló la telefonía celular y los cargos y comisiones bancarias, obligó a los bancos a prestar el 5 % de su cartera de depósitos a las empresas, con prioridad en las Pymes, reguló el mercado de capitales, se resiste a devaluar y a aumentar las tarifas de los servicios públicos, aplicó la ley de abastecimiento para que apareciera trigo y bajar el precio del pan, y estudia gravar la renta financiera.

Raro, ¿no?, debe ser la "nueva derecha" de la que tanto se habla.

Como sea, en las elecciones de éste año y conforme a lo dicho hasta el cansancio "por la cátedra" vamos de punto: estamos al horno, perdemos y no hay posibilidad de remontar el resultado. 

Y se termina el kirchnerismo, y el sueño de la re-reelección, pero algunos opositores se comprometen ante un escribano, a no avalar una reforma constitucional.

Pero si perdemos (como todos dicen), la que pierde es Cristina, aunque si ganáramos (algo como sabemos, imposible), ganan los gobernadores, el aparato del PJ, el duhaldismo reciclado o Sioli: o sea cualquiera, menos Cristina.  

Aunque seguimos sin saber contra quien perderíamos, porque aun en aquellos distritos donde perderíamos, siempre es con uno distinto en cada caso: la alianza socialista-radical acá, el PRO en la CABA, el rejunte de Massa en Buenos Aires, el delasotismo en Córdoba, o Cobos en Mendoza.

Y cada uno de ellos no figura en los demás distritos -aparte del que ganarían-, no presenta lista, ni figura en las encuestas, o queda lejos, tirando a cola de perro. 

Veremos que pasa cuando la gente vote, y se abran las urnas.

6 comentarios:

  1. Instalada la idea que "el oficialismo pierde", -no interesa quien sería el ganador- el segundo paso..¿denuncia de fraude si en realidad gana el FPV..?

    ResponderEliminar
  2. Instalación de que perdemos, para después gritar "no puede ser, fraude...!" y buscar deslegitimar la elección... De manual...

    ResponderEliminar
  3. Como dice Anónimo, es una instalación porque hoy los encuestadores "serios" hablan que las distancias se han acortado, y cosa rara, no publican encuestas, salvo en la CABA, "por algo será"
    Nosotros somos Ella, abrazos

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. ¿Se acuerdan de cuando se había puesto de moda la mega-minería y La Nación y Clarín parecían el suplemento dominical de Prensa Obrera? ¿Y del "ajuste griego" de Cristina? ¿Y del asado en la Esma?
    Es así... se ve que a los muchachos cada tanto les da un poco de cosita su pasado y juegan a ser de izquierda un ratito.
    En el mundo real, por ejemplo, muchos estamos cumpliendo el sueño de al casa propia gracias a la estatización de las AFJPs y al Plan PROCREAR, ambas medidas ejecutadas por este gobierno dictatorial de derechas con la oposición y el menoscabo del resto de las fuerzas mediático-políticas libertarias e internacionalistas.

    ResponderEliminar
  6. Se abre la importación de cremas después de la elección de Octubre. Imposible cubrir con producción nacional, la demanda agregada de calmantes anales en crema.
    Tomo pedidos a opositores.
    Stock limitado.
    Haga su reserva.
    El Colo.

    ResponderEliminar