El título del post por supuesto no nos pertenece, y por si alguno no lo sabe, es una expresión que utilizaba Arturo Jauretche para referirse a esos que animaban a otros a pelear por algo, peor se hacían a un lado; o se ofrecían a tenerles el saco.
Y nos acordábamos de la expresión a raíz de este post del amigo Daniel, y de la actitud que muchos asumieron cuando Sabbatella fue a Clarín a notificarles el inicio del proceso de adecuación de oficio a la ley de medios, tras el fallo de la Corte.
La reflexión va más allá de si te gusta o no Sabatella a título personal, o si estás o no de acuerdo con el modo en el que se manejó después del fallo de la Corte: apunta a la credibilidad de ciertos discursos políticos.
No el de los tipos (como Macri y el PRO) que siempre estuvieron en contra de la ley de medios, y las payasadas que hacen (como pedirle a la Corte que suspenda la aplicación de su propia sentencia) no son sino coherentes con lo que representa; aun cuando se den de patadas con su discurso republicano.
Tampoco (del otro lado del arco) con la izquierda, por ejemplo a través de Pitrola le baja el precio al sunto y plantea la discusión por la aplicación de la ley de medios, como exclusivamente centrada en una reestructuración de quienes son los dueños de los negocios: una reflexión en parte acertada, pero además muy cómoda, porque le permite correrse del eje de la disputa gobierno-Clarín, y seguir gozando de espacio en los medios del Grupo, para hablar de otras cosas, no de ésa, ni siquiera cuando -por ejemplo- amenazan con despedir trabajadores, si se tienen que readecuar.
Nos referimos concretamente a la actitud que asume en este caso el vasto y heterogéneo conglomerado "progre" que va desde Binner y Vicky Donda a Pino Solanas y Lozano, pasando por alguno que otro arrepentido k.
Esos que siempre te quieren correr el arco pidiéndote que hagas cosas, y cuando te decidís a hacerlas, siempre le encuentran el pelo al huevo: que ahora no, que así no, que no era el momento, que yo lo pedí pero no con la intención que lo hace el kirchnerismo.
O que por el contrario, le bajan el precio al avance que significa poder torcerle el brazo a Clarín en está pulseada y obligarlos a cumplir la ley, cuando te dicen que el gobierno se mete con el Grupo, pero no con los grossos de verdad, como la Barrick, Cargill, Monsanto o Chevron.
A la Sociedad Rural y a Techint ya no los suelen nombrar tanto, porque con ellos el kirchnerismo se metió (recordemos el conflicto por la 125, y por los directores de la ANSES); y con una excusa o con otra, le sacaron el culo a la jeringa para no acompañar.
Resulta entonces que te corren todo el tiempo con que te metés en una pelea con un peso pluma (Clarín), mientras le esquivás el bulto a trenzarte con un pesado, como cualquiera de los que suelen nombrar; siempre ceñidos al espectro de los grupos económicos: no incluyamos por ejemplo a la corporación judicial y sus privilegios porque sabemos que en relación a ella pasó algo parecido con las reformas impulsadas por Cristina.
El asunto es que te mojan la oreja todo el tiempo como diciéndote "por que no te metés con...", pero cuando hay una instancia concreta, un punto límite de conflicto (que a veces lo elegís deliberadamente, o a veces no: la ley de medios en el primer caso, las retenciones móviles un ejemplo del segundo), siempre los tenés en la vereda de enfrente.
Pasó antes, con la 125 y "atender a los pequeños y medianos propietarios", "segmentar las retenciones por escala" y tantos etcéteras; o cuando pedían terminar con el curro de los bancos con las AFJP, pero después votaron en contra, o no estaban de acuerdo con usar la plata para invertirla en la economía real. O pedían nacionalizar la banca, pero votaron en contra la reforma de la carta orgánica del BCRA.
Y vuelve a pasar ahora, cuando hay que forzar a Clarín a desprenderse de sus licencias excedidas de la ley: que como está conformada el AFSCA, que no es independiente, que hay que discutir la programación de los medios públicos, o la distribución de la pauta oficial; y después que hagamos todo eso, vemos que hacemos con la desinversión.
Ni siquiera son capaces (como decíamos acá) de al menos acompañar en silencio, para usufructuar el día de mañana una pelea ganada por el Estado y la política (en la que el kirchnerismo puso el cuero, pagando los costos), para ampliar los márgenes de la autonomía democrática ante los fierros mediáticos.
Mientras por el contrario, vos les tenés que creer, en un acto de fe, que -si fueran gobierno- nacionalizarían el comercio exterior aunque proteste Cargill, estatizarían el petróleo y romperían en pedacitos el contrato con Chevron, y prohibirían la minería a cielo abierto; y que la Barrick se vuelva a Canadá.
Y se bancarían los rebencazos, porque son unos porongas bárbaros, y tienen aguante; porque son el progresismo verdadero y no uno trucho; como nosotros.
Exactamente esta es la situación.
ResponderEliminarBuenas reflexiones, por cierto.
Saludos.
Esther
Los progres troskos conservadores, no hablan publicamente si antes no le controlan el discurso desde el Grupo Clarin.
ResponderEliminarAntes de hacer declaraciones sobre un determinado tema, consultan, para que les digan si vale la pena instalar ese tema o hay que martillar sobre otro.
Es la libertad de expresiòn republicana fusionada con la libertad de prensa, otro milagro de calidad institucional de los conservas argentinos, que porsupuesto, serà destruido por el Kirchnerismo con la desinversiòn ordenada en una ley injusta.
El Colo.