* No hay que trenzarse en polémicas estériles e inconducentes, tales como si la inseguridad es "una sensación", o una realidad concreta; porque en realidad es un poco las dos cosas: una sensación que afecta aun a las personas que no padecieron en carne propia el delito (ni hablemos de las que sí), como consecuencia de muchos hechos concretos de inseguridad, que afectaron otras personas, sean o no conocidas o cercanas.
Y cuando se dice que el Estado tiene que brindar o garantizar seguridad a los ciudadanos, se está diciendo que tiene que evitar que sean víctimas del delito; para que se sientan tranquilos.
* Hablando de "muchos hechos concretos": también hay que evitar enzarzarse en discusiones revoleando estadísticas del país y el extranjero, del presente o el pasado, para determinar si el delito crece, baja o está igual: las personas que se sienten inseguras o temen ser víctimas de un delito (con todo derecho) reclaman respuestas ahora al problema, sea lo que sea que haya pasado antes; acá o en otros lugares: saber que en Medellín hay más asesinatos no servirá mucho a los fines de tranquilizarlas.
Claro que "respuestas ahora" no es cualquier respuesta, porque está demostrado que en esto (como en todo) la desesperación y el apuro son malos consejeros.
* Hablando también de "polémicas estériles e inconducentes", hay que evitar ser catalogado como"garantista" o "manodurista", porque bajo determinadas circunstancias se puede ser uno u otra cosa.
Si por "mano dura" se entiende firmeza en combatir el delito aplicándole a los delincuentes todo el rigor de la ley (de toda la ley, incluso las garantías procesales) todos deberíamos ser manoduristas; y si ser "garantista" es exigir que se cumpla lo que está establecido en la Constitución Nacional, nadie puede dejar de serlo, a menos que proponga reformarla; y aun así mientras no ocurra, la debe respetar, como todos.
Ahora si ser "manodurista" significa exigir que a un sospechoso de un delito se lo torture para que confiese, o avalar los linchamientos, o ser "garantista" es avalar cualquier pelotudez de un juez que no tiene ganas de ponerse a laburar en serio y resolver las causas, entonces pasamos.
* No enojarse con los que empiezan la discusión con el tradicional "vos hablás así porque a vos porque no te pasó". De lo contrario se perderá la empatía con el interlocutor que -si efectivamente le sucedió un hecho de inseguridad- es una víctima y no un culpable; y -por caracter transitivo- nos comeremos el previsible retruque de que "defendemos a los delincuentes".
En todo caso hay que hacerle ver que la experiencia personal o cercana de las víctimas del delito condiciona el estado de ánimo para opinar del tema (algo perfectamente comprensible), pero no necesariamente otorga alguna especialización o mayor sapiencia para hacerlo: es como si todo aquel que se fundió varias veces en un negocio, o se quedó muchas veces sin trabajo, fuera el único autorizado a opinar de economía.
* Si de lo que se discute es sobre el Código Penal (el nuevo, el actual, cualquiera) es conveniente asegurarse de que interlocutor sepa de lo que efectivamente está hablando, que es básicamente que hechos son considerados delitos, y que penas les corresponde.
Una vez hecho ésto, tampoco tiene mucho sentido entrar a discutir si las penas estás bien o mal, hay que subirlas o bajarlas; sino dejar claro que el Código está al final del camino (lo ideal es prevenir que los delitos ocurran: al fin y al cabo lo que pide "lagente" cuando reclama seguridad), y que cualquiera sea la pena, para aplicarla se exige que un juez siente el culo en la silla, estudie la causa, la tramite y la resuelva con una sentencia; que quede firme y se cumpla.
De no comprender esto vienen otros lugares comunes como "entran por una puerta y salen por la otra"; y hay que hacerles entender a los que creen en las soluciones mágicas (subís las penas y listo: se acabaron el delito y la inseguridad), que mientras no se resuelve ése problema (la bajísima tasa de condenas) cualquier reforma al Código (cualquiera, incluso la que promueve el gobierno) es al pedo; como aporte para mejorar la seguridad.
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