lunes, 16 de junio de 2014

"QUE EL FÚTBOL NO TAPE LA CORRUPCIÓN"


En tiempos de la dictadura durante el mundial 78' (máximo ejemplo en nuestra historia de la utilización política del fútbol), se sumaron entusiastas a la comparsa contra la "campaña antiargentina orquestada desde el exterior"; para demostrarle al mundo que los argentinos éramos "derechos y humanos".

Y lo volvieron a hacer un año después, cuando el campeonato juvenil del 79' y con la visita de la CIDH al país, con el "Gordo" Muñoz a la cabeza, pero con los hermanitos de Papel Prensa en un rol preponderante; deseosos de demostrar de un modo contundente al régimen, su gratitud por el regalo.

Ya en democracia, usufructuaron por años el negocio de la televisación del fútbol, y -aun cuando el gobierno de turno no se los pidiera- "futbolizaban" todo para maximizar sus negocios; y ni que decir cuando llegaban los mundiales: eran los principales promotores de parar todo y dejar de lado cualquier otro tema, para sentarse frente al televisor a mirar a la selección.

Entonces Grondona era un viejo sabio que había puesto al fútbol argentino en el primer nivel mundial, y no un mafioso con turbios antecedentes; y aun no habían descubierto que la FIFA es una poderosa y oscura multinacional, con negocios aun más oscuros.

Cosas que -con el paso de los años- les develó la decisión del kirchnerismo de pisarles el callo de la televisación de los partidos, con el "Fútbol Para Todos". Y ni te cuento como se nota la calentura que les provoca que hoy todos puedan ver el mundial, gratis, desde su casa: no hace falta contarlo porque se les nota mucho, demasiado.   

Como se les nota el deseo de que a la selección le vaya mal en Brasil, para poder cargarle al gobierno el fracaso; como si a Sabella lo hubiera elegido Cristina, la lista de los convocados la hubiese armado Capitanich, y el esquema táctico del equipo se lo soplaran al oído al técnico los de la Cámpora.

Lo que no les impedirá subirse al carro de los festejos si la selección se trae la copa; silbando bajito para pasar desapercibidos.

Resulta entonces que los crispados somos nosotros, los que politizamos todo y dividimos a los argentinos; que -hasta que aparecimos- eran todos miel de diálogo, sobre hojuelas de consenso: debe haber sido entonces en otro país que un día como hoy, pero hace 59 años, bombardeaban una ciudad a cielo abierto para matar a un presidente y derrocar a un gobierno elegido por el pueblo.      

Pero hete aquí que ahora -en el medio de la euforia colectiva del mundial- son ellos los que atizan las brasas de las conflictos para que no se apaguen, en medio de la pax social  que generan 90 minutos de fútbol, con un país entero (o casi entero) coincidiendo en un mismo deseo: ¿cuántas cosas son capaces de lograr la casi unanimidad que despierta entre nosotros el aliento a la selección en un mundial de fútbol?

Y sin embargo en el medio del despliegue de gorros, banderas y vinchas están ellos, con sus interminables caras de bragueta, dispuestos a decirnos que no sólo todo está como el culo, sino que irá peor; y que no debemos dejarnos alienar por la pelota, porque sería una inmoralidad faltar a nuestro deber ciudadano de estar las 24 horas del día pendientes del Boudougate; o la enésima denuncia de corrupción.

En el fondo nos toman por estúpidos, como si no los conociéramos o no tuviéramos memoria sobre quienes son y lo que han hecho; o no tuviéramos en claro que un mundial de fútbol no transforma la realidad: el mundo y la vida (incluyendo a la política, al gobierno, la oposición, el país y su historia) siguen su curso; salgamos campeones, o nos volvamos en la primera vuelta.

De hecho ayer mismo, mientras Argentina debutaba en el mundial, y Macri y Massa daban el presente en el Maracaná, Cristina -cuando ellos nos dicen que el gobierno intentará instrumentarlo y capitalizarlo políticamente- estaba cumpliendo con los deberes de su cargo; defendiendo la posición del país por el caso Malvinas y el reclamo de los fondos buitres, en la reunión del G 77 más China.

Son ellos -y no nosotros- los que en ésta instancia politizan el fútbol, y lo masacran a Sabella  no ya por sus discutibles decisiones como entrenador (después de todo, bien se dice que en este país somos 40 millones de directores técnicos de fútbol), sino por su posicionamiento político; que ni siquiera es a favor de éste gobierno, sino de determinadas políticas públicas con las que coincide, como le puede pasar a cualquiera.

Ideas que -al parecer- ahora no podría expresar porque hay que mantener separados al fútbol y a la política, salvo que a ellos les convenga juntarlos. Tampoco es tan novedoso el recurso: ya lo utilizaron hace cuatro años contra Maradona; con todo lo que representa el Diego para el sentir común de los argentinos.

Prenden el alerta roja ciudadano para que "el mundial no tape la corrupción", como si ellos no fueran expertos en el arte de editar la realidad para que conozcamos sólo la parte que a ellos les importa, ahora mismo y desde siempre.

2 comentarios:

  1. Nada que ver con el post, pero es un tema que siguen: http://www.ellitoral.com/index.php/id_um/101676-alarman-las-proyecciones-sobre-el-sistema-previsional-provincial

    Además que me llamó la atención porque en el boletín electrónico del Consejo Profesional de Ciencias Económicas, ilustran la noticia con una foto de ANSES.

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  2. Sí, lo vimos Barullo: a confesión de parte, relevo de pruebas.Ahí queda claro por qué no formalizan el reclamo a la nación por ese tema

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