Por Raúl Degrossi
Ayer nomás decíamos acá que había que prestarle atención al tema de los cambios a la ley de abastecimiento por su altísimo voltaje político; y porque era una piedra de toque de la relación entre la política y el poder institucional, y los grupos económicos que conforman el poder no instituido.
Y las reacciones cada vez más exacerbadas del empresariados y los medios hegemónicos (¿dónde quedaron aquéllos tiempos en que Clarín era desarrollista. y una tribuna para criticar las ideas liberales en economía?); nos dan la razón.
Basta recorrer los diarios para que no tarde en aparecer la comparación con Venezuela, que siguiendo el patrón habitual de bajada de línea, ya están empezando a repetir los dirigentes opositores: lo acaba de decir Barletta hace minutos en una radio de Santa Fe; lo que comprueba que el extravío de Binner al depositar (diciéndose socialista) su confianza en la "mano invisible del mercado" para resolver el problema de la inflación, no es una expresión aislada.
Por el contrario, y como se dijo acá las salidas reales, concretas y probables al kirchnerismo hoy son inequívocamente por derecha; en términos de discurso ideológico, programa económico-social y lógica de articulación política. Eso quiso decir ayer Cristina cuando decía que a la izquierda del kirchnerismo, sigue estando la pared.
La discusión por los cambios a la ley de abastecimiento supone en primer lugar un debate ideológico (algo que parecía olvidado en los tiempos de la videopolítica y los culebrones sobre alianzas y rupturas); y al mismo tiempo un ejemplo excelente para discutir -en el terreno práctico- como se articula la relación entre el sistema político, las instituciones y los poderes económicos.
En éste último sentido resulta reveladora la habitual publinota de Bonelli en Clarín de hoy: que da cuenta desembozadamente de los lobbies que se están empezando a desatar sobre el Congreso para frenar el proyecto; empezando por el grupo Techint, que tiene mucho que perder si se avanza en regular la concentración económica y las prácticas monopólicas.
Es más interesante aun el costado del debate ideológico, porque a caballo de la crisis asistimos a un feroz rebrote del pensamiento económica liberal; cuyos voceros aparecen de los escombros de la crisis del 2001 que provocaron con sus políticas, y como si la ya prolongada crisis internacional de las sub prime (también producto de esa matriz de pensamiento) no hubiera existido, o estuviera resuelta.
Si se repasan los durísimos documento que han suscripto en estas horas ADEBA, los bancos extranjeros, la Rural, la UIA o la AEA, se pueden leer a través de ellos las mismas ideas que -en otros tiempos- expusieron con crudeza y aplicaron sin piedad Alsogaray, Martínez De Hoz o Cavallo, y con los mismos latiguilos: "indebida interferencia del Estado en las empresas", "atentado contra la libre iniciativa privada". Faltó que se colara por allí alguna diatriba contra el "dirigismo y el estatismo agobiantes".
Que ese núcleo conceptual lo expresen los bancos, las grandes multinacionales que operan en el país o las patronales del campo es comprensible. Es más sorprendente en cambio que lo repitan como loros los industriales vernáculos, que han padecido en cuero propio las consecuencias de aplicar políticas basadas en esas ideas: un caso clarísimo de síndrome de Estocolmo.
La posición de la UIA (que es la que tiró la primera piedra contra el proyecto) expresa el ya remanido drama de la carencia de una auténtica burguesía nacional (ese unicornio azul del peronismo); y el peso que han adquirido en la estructura económica del país las multinacionales, como consecuencia del prolongado proceso de extranjerización y concentración.
No se trata de un cuestionamiento puntual al proyecto de ley en sí, pues como lo dejan en claro acá Augusto Costa y acá Funes De Rioja, (y como lo decíamos ayer en éste blog), la divergencia es ideológica; y se remonta a los orígenes mismos de la ley vigente, en tiempos del último gobierno de Perón.
Claro que el proyecto afecta también intereses concretos de grupos empresariales que expresan un capitalismo prebendario; que ve al Estado como una simple ventanilla de cobro, y podrían perder (si la iniciativa prospera) exenciones impositivas, privilegios aduaneros, líneas preferenciales de crédito, concesiones estatales y otros beneficios; que no les molesta recibir aunque no provengan de "la mano invisible del mercado".
Eso, sumado a que pretenden perpetuar un modelo de Estado bobo, sin capacidades de regulación ni control; como bien se apunta en ésta nota de Tiempo Argentino.
Los proyectos de ley remitidos por Cristina al Congreso en defensa de los derechos del consumidor (y en especial los cambios a la ley de abastecimiento) reiteran aquélla máxima de que el kirchnerismo produce lo mejor de sí cuando las circunstancias son desfavorables, y se encuentra apretado por ellas.
De hecho, vieron la luz en medio de una ofensiva descomunal que proviene de distintos frentes; incluyendo el de los fondos buitre: sin apelar a teorías conspirativas, el caso Donnelley (tal como lo marca acá Abel) demuestra que están dispuestos a jugar fuerte para torcerle el brazo al gobierno.
Por supuesto que esas circunstancias también abren el debate (también clásico en los tiempos kirchneristas) sobre si han sido debidamente sopesadas las relaciones de fuerza para imponer una determinada política; más allá de lograr los números para aprobar las leyes en el Congreso; y si se ha alineado la fuerza política propia detrás del objetivo.
Allí está precisamente el mayor desafío político de la cuestión; en cuya respuesta se juega buena parte de la transición hacia diciembre del 2015.
Lo dicho en otras Que Socialismo raro es el santafecino.
ResponderEliminarAunque no lo veamos, el Napia siempre está (bis)
ResponderEliminarEl viejo choto que se dice socialista, no por viejo choto perdió la perversidad y en su lenguaje diáfano sale a hablar de la mano invisible del mercado, como las manos invisibles del saqueo que él y sus secuaces FAP-UCR están produciendo en las ciudades de Rosario, Santa Fe y, en sí, toda la Provincia Insufrible de Santa Fe.
El enano "AFANANCIO" Barletta, habla que con esta ley estaríamos ingresando en la etapa Venezuela.
¿No era que ya estábamos en Argenzuela?.
Y ya quew estamos, que opinará Marcelo Vorobiof y sus secuaces del Puerto Negociados, incluido los directores y gerentes y empresas fantasmas.
Y que pensará Germán Lerche, que hasta se choreó los aportes de Ganacias de los jugadores.
Que pensará..... Bueno CORRAL no piensa, solo ROBA, ROBA y ROBA.
Por eso, aunque no lo veamos el Napia siempre está, siempre está....
no se pierdan los comentarios de menemassa sobre argentina Venezuela,típico de traidor, un gigantesco cipayo
ResponderEliminarNo hay que calentarse.
ResponderEliminarSi los cipayos como el abuelo Binner,el mucamo Barletta o el informante de la Cia Massa, se vuelven locas, es porque seguimos en el camino correcto.Ladran Sancho.
La ley sale.
El Colo.