La obra del desagüe Larrea parece seguir el mismo camino que el proyecto de traslado del puerto de Santa Fe: generar un conflicto entre los socios mayoritarios del FPCyS (radicales y socialistas), que se disputan zonas de influencia y de negocios.
En el caso del puerto, los radicales de la ciudad apretaban públicamente por los medios al gobierno de Bonfatti (ver acá por ejemplo) para que adjudicara la licitación a la única oferta presentada, que ellos mismos se habían encargado de armar; con los buenos oficios de Vorobiof al frente del ente administrador.
Y cuando la licitación fracasó (porque la flojedad de papeles de la UTE era insostenible), los volvieron a apretar en público y por los medios, saliendo en línea con los reclamos del "círculo rojo" santafesino a pedir que se modificara el pliego del llamado; para que el Estado se haga cargo de las obras de infraestructura que originariamente debía hacer el concesionario: ver al respecto acá.
El caso del desagüe Larrea fue tratado en su momento acá, explicando como viene la mano: una obra que ya estaba licitada en agosto del 2007 (antes de que Binner llegara al gobierno), pero que los dos gobiernos del FPCYS "frizzaron" durante más de 5 años, para luego "relanzarla" con un presupuesto del orden de los 352 millones de pesos, un 1.075,11 % de aumento por encima del presupuesto original.
En ésta etapa -y en plena campaña- anunciaron con bombos y platillos la apertura de la licitación para ejecutar los 3 primeros tramos, con un presupuesto de algo más de 197 millones de pesos.
Como señalábamos antes, al llamado se presentaron 8 empresas o UTEs, que cotizaron entre un 39,85 % y un 44,19 % por encima del presupuesto oficial.
Decíamos también que la división de esta parte de la obra en tres "lotes" posibilitaba que en cada uno de ellos terminaran ganando empresas muy ligadas a la obra pública provincial y municipal, en los tiempos de los gobiernos "progresistas" en la provincia y en la ciudad.
En el caso de los "lotes" 2 y 3 de la obra, quedaban mejor posicionadas las UTEs formadas entre Mundo Construcciones y COEMYC en el primer caso, y Ponce Construcciones y Angel Boscarino, en el segundo.
Todas empresas fuertemente beneficiadas por la obra pública municipal en las gestiones de Corral y Barletta (ver por ejemplo acá, acá y acá), y prendidas en otros negocios nacidos al amparo del radicalismo que gestiona la municipalidad local, como las cocheras subterráneas del parque Alberdi, o la repavimentación de las calles interiores del puerto en la gestión Vorobiof.
Ahora a Corral le preocupa que empeñaron su palabra prometiendo la obra en campaña, y parece que Bonfatti se ha enyesado la mano y no quiere firmar la adjudicación, y por eso sale a apretarlo públicamente.
¿La actitud de Bonfatti es un anticipo de lo que se viene con Lifschitz en el gobierno, atento a que el gobernador electo ha dicho que su prioridad será restablecer el equilibrio de las finanzas públicas, y que habrá que ser muy cuidadoso y austero en los gastos del Estado provincial?
Dado que no sería ni la primera -ni seguramente la última- vez que se promete en campaña algo que luego no se cumple ¿el reclamo público de Corral es para que la obra se haga, o para que la contraten con sus amigos?
No sería la primera vez que lo haga: ya en la adjudicación de las viviendas del Procrear en el parque Federal se lamentó que "quedaran afuera empresas locales" (ver al respecto acá).
Traducimos "locales": COEMYC S.A. y Mundo Construcciones, que en ese caso también habían cotizado un 41,65 % por encima del presupuesto oficial; y por eso desde el Procrear la sdejaron afuera.
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