martes, 30 de agosto de 2016

LICENCIA PARA DEVALUAR, FUGAR Y BICICLETEAR


En el Boletín Oficial de hoy está publicada (verla completa acá) la Resolución 242 de la Secretaría de Comercio que encabeza Miguel Braun, por la que se modifican los plazos que tiene los exportadores para ingresar las divisas al país y liquidarlas a través del sistema financiero.

Es la segunda vez que el gobierno de Macri modifica las normas al respecto: en mayo pasado el propio Braun había dictado la Resolución 91 por el cual llevaba a 365 días (es decir, un año) el plazo, que desde el 2001 oscilaba entre los 15 y 180 días corridos, según las posiciones arancelarias, o sea el tipo de productos que se exportaban.

Lo llamativo en éste caso es la magnitud de los cambios que introduce en el sistema la nueva resolución, en su artículo 1º: “Los exportadores cuyas operaciones están comprendidas en las posiciones arancelarias de la Nomenclatura Común del MERCOSUR (N.C.M.) que se consignan en las planillas, que como Anexo I forman parte integrante de la presente resolución, deberán ingresar las divisas al sistema financiero local dentro del plazo de MIL OCHOCIENTOS VEINTICINCO (1.825) días corridos ” (las negritas son nuestras)

Para que se entienda: los que exportan podrán retener los dólares obtenidos por las operaciones del comercio exterior hasta cinco (5) años, antes de ingresarlos al país y liquidarlos en el mercado de cambios a través de las entidades financieras.

Las posiciones arancelarias que se mencionan son todas las del Nomenclador, por ende la medida comprende a la totalidad de las exportaciones, desde las agropecuarias o del complejo aceitero, hasta las industriales.

Los argumentos son -como mínimo- gaseosos: “...a los fines de mejorar la oferta comercial de la economía local, la competitividad de las exportaciones argentinas, flexibilizar las condiciones de financiamiento, potenciar la inserción internacional y brindar condiciones de previsibilidad financiera, corresponde adecuar los plazos otorgados en el Anexo de la resolución mencionada en último término en el considerando precedente.”.

En apenas tres meses el mismo gobierno que había llevado el plazo para vender los dólares (alimentando así la oferta en el mercado de cambios) a un año, lo quintuplica, para todas las exportaciones.

Los dólares que provienen del comercio exterior son los únicos que alimentan la oferta de divisas en el mercado de cambios en forma”genuina”, es decir como consecuencia de la actividad económica del país y no del endeudamiento externo, o la entrada de capitales financieros especulativos.

También lo hacen los que provienen de la inversión extranjera directa, pero en éste caso se compensan en parte con los dólares que se van por la remisión de utilidades y dividendos de las compañías multinacionales que operan en el país; un grifo que por cierto el gobierno ha abierto con generosidad.

Es evidente que los grandes grupos exportadores han ejercido presión sobre el gobierno para obtener un virtual seguro de cambio: con esta medida, los que tendrán la llave del mercado de cambios para determinar el valor del dólar serán ellos, porque el poder del Banco Central para contener eventuales corridas contra el peso vendiendo dólares en el mercado si el precio se disparara disminuye considerablemente si los que exportan los pueden “encanutar” hasta cinco años, esperando el momento óptimo para liquidarlos.

De más está decir que no todos los que exportan se pueden dar ese lujo porque hacen falta espaldas financieras para hacerlo, pero todos podemos hacer una lista mental de los grupos económicos que sí están en condiciones de hacerlo: por ejemplo, las cinco o seis firmas que concentran la mayor parte de las exportaciones del complejo oleaginoso.

Podrá aducirse que el gobierno teme una apreciación del tipo de cambio por la llegada de dólares por el blanqueo, el endeudamiento y el canal financiero, pero en todo caso eso no justifica por sí solo la enormidad del plazo (cinco años) otorgado a los exportadores para “soltar” los dólares; y si el canal financiero de entrada de dólares se cierra, el Estado se está cerrando solo el canal comercial como vía de ingreso genuino de divisas.

En momentos en los que el dólar tocó su máximo en un mes y medio, bajaron las tasas (y los ahorristas se vuelcan al dólar), las reservas perdieron 365 millones de dólares en dos días (viernes y lunes) y los exportadores redujeron su ritmo de liquidación a 100 millones diarios, la medida de Braun significa dejarles la puerta abierta para forzar otra devaluación; con los efectos que todos conocemos. 

Y si no lo hacen ahora -quizás contribuyendo a cerrar el año sin conflictos- lo pueden hacer perfectamente cuando quieran; sin contar que además cinco años son una eternidad para fugar las divisas, bicicletearlas en el mercado financieras (por ejemplo depositando los dólares en los bancos y quedándose con los intereses) o prestárselos al propio gobierno.

Con ese plazo, todas las variantes del pedal imaginables son posibles.

4 comentarios:

  1. Con esta medida delirante, el Banco Central se muda definitivamente a las oficinas de Cargill y Monsanto. Si Sturzenegger ya estaba pintado, y solo dedicado a asegurar el negocio de las Lebacs,de ahora en más para tomar cualquier decisión sobre emisión o cambiaria, va a tener que pedirle autorización primero a las cerealeras. Un suicidio colectivo y un enorme negocio para no más de 100 empresas.
    El Colo.

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  2. No se puede creer. Pensar las cosas que tenemos que aguantar que nos digan.. y esto ...esto no tiene perdon. No revise diarios lo dicen? Guarde como archivo la pagina del Boletin Oficial lo voy hacer popular entre mi gente.
    Da perfecta cuenta de quienes son y a donde quieren llegar. Salvemonos.

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  3. Solamente acá:http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-308132-2016-08-30.html y acá: http://www.eldestapeweb.com/vuelven-extender-el-plazo-las-cerealeras-liquidar-divisas-n20383

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  4. Para robarse el país, antes recurrían a las botas. Ahora, son ladrones legales legitimados por los votos, mientras la gilada se escandaliza por la valija de Lopez. Cada cerealera, es Lopez a la centésima potencia.

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