(*)
Todas, en algún
momento, han sido atacadas, descalificadas, ninguneadas o denunciadas. (paaabres,
son víctimas de la violencia de género) Todas, en algún momento, fueron
tomadas a la ligera por los varones de la política y otras mujeres, que desde
una mirada más o menos despreciativa se negaron a aceptar sus sugerencias o
ignorar sus denuncias. (Cristina, decílo Luis) Se trata de un grupo de
mujeres que ahora están en la cresta de la ola (expresión que ya era antigua
en la década del 60’) y a las que, si se les ocurriera trabajar juntas,
serían imparables. (pará un cachito Luis: ¿no están todas juntas ya en
“Cambiemos” y sus segundas marcas?)
Delante de todas,
porque tiene responsabilidades de gobierno (claro, las otras se rascan la
cacerola, digamos) y porque a pesar de eso presenta la imagen positiva más
alta de cualquier dirigente del país, (¿Dicho por...Durán Barba?) está
María Eugenia Vidal. Dicen los que manejan y publican encuestas que se
encuentra ahí arriba por varias razones. (¿hay otros que las manejan pero no
las publican, Luis? ¿es porque no les dan bien?) Una, porque no es
percibida como una política tradicional. (ahí está: la receta para ser el
político de mejor imagen es no ser político) Otra, porque la mayoría de los
habitantes del distrito más importante del país ha depositado en ella la
expectativa de la lucha contra las mafias (“el que depositó expectativas,
obtendrá decepciones”) y suponen que posee, como uno de sus mejores
atributos, la sensibilidad social de la que carecerían los más importantes
dirigentes de PRO, incluido Mauricio Macri. (¿vos decís que Mau es un garca,
Luis? ¿estás seguro, lo consultaste con el contador antes de tirarlo así, o ya
estás amortizado en pauta hasta el 2019?) La tercera, entre tantas, es que
a pesar de sus modos y sus gestos amables, es capaz de tomar decisiones más
complicadas y de consecuencias imprevisibles (o sea que no toma en cuenta
las consecuencias de lo que decide, bien) como enfrentarse con los
capitalistas del juego clandestino o los narcos.
Margarita
comparte ese último atributo con Vidal. (¿enfrenta a los quinieleros y
narcos, se peleó con el sobrino entonces?) Jamás levanta la voz o inicia
una discusión de alto voltaje político. (salvo cuando acusa de ladrones a
todo el kirchnerismo, de
Cristina para abajo. El resto del tiempo -o sea 10 minutos al año- se calma) Pero cuando responde una agresión como la que recibió de la ex
presidenta Cristina Fernández después de que le dijo "burra", (indignante,
no vas a comparar con meterle 1000 denuncias a ella, los hijos y toda la
familia) es capaz de responder, con serenidad pero sin dudarlo: "Me
puedo equivocar mil veces. (como cada vez que hace una denuncia, ponéle) Nadie
es infalible. Y no por eso soy burra. (bueno, habría un container lleno de
otras razones, pero no nos vamos a extender por razones de espacio) Pero de
últimas, prefiero que me digan burra a que me digan chorra. Eso sí que me daría
mucha vergüenza". (que le digan vaga, en cambio, le chupa un huevo)
A
Stolbizer le reconocen, además, su constancia y coherencia para investigar y
denunciar a Cristina Fernández, (es verdad: hasta acá a la única que ha
denunciado es a Cristina. Con Macri y el gobierno se viene haciendo bien la
boluda) y hacerlo con los papeles y los argumentos bien puestos. (Es que
corre con ventaja: se los alcanzan los jueces) Cualquiera que empiece a
leer su libro, ‘Yo acuso‘, una suerte de Nunca más contra la corrupción, (bueno,
paremos con la emoción, nos estamos yendo al pasto, Luis) se encontrará
doblemente sorprendido. (claro: que tamaño zapato escriba semejante bolazo) Primero,
por su contenido. ‘Yo acuso‘ es la combinación perfecta entre el testimonio
personal, las denuncias judiciales, el ensayo político y la propuesta de un
pacto contra la corrupción que transciende a los partidos. (¿y pruebas
documentales de lo que denuncia no hay, Luis? parece un libro tuyo, entonces) Segundo:
por la manera en que está escrito. (¿mejor o peor que tus colyumnas? Mejor
es fácil, peor, imposible) Margarita se tomó el trabajo de redactar, ella
misma, hasta el último punto final. (redactar un punto no es gran trabajo,
te comento) No permitió que lo hiciera nadie más. (ni tampoco lo hubiera
conseguido: ¿quién se querría carbonizar?) Y entregó los originales horas
antes de enfrentarse a la audiencia de conciliación con la ex presidenta. (Dato
crucial) Tiene un estilo pulcro y contundente a la vez. Directo pero
también cuidado. (casual pero lookeado) Lo que está pasando con ‘Yo
acuso‘ (va primero y ya se hicieron cuatro ediciones desde que se publicó, hace
diez días) (¿de cuántos ejemplares cada
edición, Luis, 100? De acá a unos meses lo vemos en la mesa de saldos a 3 por
25 mangos como los libros tuyos) lo mismo que está
sucediendo con ella: está en la cresta de la ola (segunda vez que parece
ésta metáfora: ¿una forma sutil de tratarla de ballenato?) y nadie se
resiste a una invitación. (depende de para que sea la invitación. Si es a
fifar, hay son todos “Resistiendo sin aguante”) )Margarita no solo fue
recibida por el Presidente en la Quinta de Olivos y aceptó tomarse una foto con
el ‘Yo acuso‘ en la mano. (“aceptó” claro, porque había ido para otra cosa,
y de casualidad tenía el libro en la cartera. Ay, Majul)
Además tuvo, arriba
del escenario donde lo presentó, a lo más granado del espectro político. (¡a
veeerrr!) Desde Vidal a Sergio Massa, pasando por Miguel Lifschitz y
Gerardo Morales, (esté más granada que granado sería. Igual, te re prestigia
que vaya ese tipo a un evento) hasta la legisladora Graciela Ocaña, a quien
el Jefe de Estado la quiere como Defensora Oficial. (¿Defensora oficial del
gobierno? ¿no será Defensora del Pueblo, Luis, ni tiempo para googlear tenés
ya?)
Al mismo
nivel que Stolbizer en imagen positiva, (nivel zócalo: sacó el 2,51 % de los
votos el año pasado, Luis) con una imagen negativa más alta (más alta
que nadie) pero una trayectoria contra la corrupción más larga, (casi ya
a punto de jubilarse) se encuentra Elisa Carrió. Lilita parece haber
encontrado su lugar en el mundo Cambiemos. (que sería el mismo de siempre:
denunciar todo el día, no ir nunca al Congreso y no gestionar ni una garita
policial) Ya desplazó a Daniel Angelici de su lugar como influyente entre
los fiscales y los jueces (lo cual confirma que el enojo con el “Tano” no
era por transparencia republicana, sino para ser ella la apretadora oficial) y
tiene a mal traer a los magistrados que cajonean las causas o no están
dispuestos a investigar. (Las causas que involucran al kirchnerismo, e
investigar a los k, te faltó aclarar. Y a los que no hacen nada de eso como
Rafecas, también) Además se presenta como el ala sensible de la Coalición (¡ufff,
es una versión naranja de la Madre Teresa de Calcuta!) y pide audiencias
públicas para convalidar los aumentos de tarifas. (algo que está en la ley
hace más de 20 años, y lo resolvió la Corte con un fallo. La gente sensible es
así: contagia)
Como si esto fuera
poco, entabla guerras casi personales con figuras en las que no confía o a las
que no les cree. (Como con Macri, antes de ser aliada) No importa su
rango o su influencia. El Presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti,
es uno. Lo considera un peronista ambiguo (¿cómo sería, Luis? porque hasta
acá sabíamos que estaban los ortdoxos, los renovadores, los apresurados y los
retardatarios) con altos niveles de tolerancia hacia la corrupción. (como
el 100 % del gabinete, empezando por el presidente) El jefe de la policía
de la provincia, Pablo Bressi, es otro. En privado Carrió sigue sosteniendo que
tarde o temprano, en el caso de Bressi, la verdad se impondrá, aunque hasta
ahora no hay ningún dato contundente que lo condene. (cosa que jamás la
detuvo para revolear una denuncia por todos lados) El otro a quien no
parece terminar de entender, o que entiende demasiado, (o mas o menos, ya
que estamos, poné todas las opciones, con alguna la vas a pegar, Majul) es
al mismísimo Papa Francisco. Carrió detesta que Jorge Bergoglio juegue a la
política de Unidad Básica con los dirigentes de la Argentina. (si jugará en
el Comité, sería otra cosa) No le caen bien los gestos del Papa a favor de
dirigentes como Gustavo Vera (que fue candidato por una lista suya, por
pedido del Papa, cuando era Bergoglio) o jueces como Daniel Rafecas.
Lorenzetti
le mandó a pedir a Macri que Carrió deje de atacarlo. (¿y a quién mandó a
pedirle eso, a Angelicci, a Garavano, a Ventura, el de La Nación?) El
Presidente hizo dos cosas. (vamos mejorando, hasta acá no había hecho nada) Primero
le aclaró que no le podía garantizar el éxito (obvio, si hay algo que quedó
claro después de que se pinchara lo del segundo semestre es que si algo no
puede garantizar Macri, es éxito) porque "Carrió juega sola". (claro,
da la casualidad que siempre juega para donde quiere Macri. Contános más, Luis)
Después hizo la gestión y la diputada dejó de atacarlo por un tiempo. (¿quién
hizo la gestión y quién dejó de atacarlo, Luis? hay algo en las oraciones que
se llama sujeto, manejálo) Bergoglio (tomemos nota: no es el Papa, sino
“Bergoglio”) no le pidió al Presidente nada, pero Macri no lo siente tan
cercano como para rogarle a Lilita que no lo critique. (O sea, como no se lo
banca al Papa en lugar de pegarle él, le suelta al porcino naranja para que lo
sacuda. Un capo el tipo) Al caso Bressi, María Eugenia lo
manejó con una elegancia y un olfato político notables. (acá el único olfa notable
sos vos, Majul) Ni bien tomó nota de la denuncia pública de Carrió, le
pidió ella una entrevista para que hablaran cara a cara y no se produjeran
ruidos en la comunicación. (¿tienen miedo a las pinchaduras de la AFI, decís
vos?) Se encontraron, cenaron, (sabe como manejarla a Carrió: dándole de
comer) Vidal le prometió que lo investigaría de arriba abajo y que si
cualquiera de las sospechas que Lilita tiene sobre el jefe de Policía se
confirman, ella lo apartaría de manera inmediata. (Herrrmossso, que
facilongo se arregla todo) Vidal, igual que Macri, prefieren mil veces a
Carrió dentro del espacio, (más precisamente cerca de la galaxia de
Andrómeda) aún con todos estos inconvenientes, que afuera, sin ningún tipo
de oportunidad para explicar o corregir un hecho negativo. (una decisión que
no tardarán el lamentar: la gordi no aguanta nada demasiado tiempo, pregúntale
a los tres maridos de los que se divorció, si no)
La otra mujer es
Graciela Ocaña. Carrió le puso ‘la hormiguita‘ desde que ambas trabajaban
juntas en la comisión de lavado de dinero. (porque le iba comiendo el azúcar
y las migas de las facturas) Tan seria como Stolbizer para formular
denuncias (¿así de chanta es, Luis?, que feo lo que está diciendo) que
no mueren en un día, (obvio: para eso están ustedes, los “periodistas de
investigación”, para mantenerlas vivas por años) fue la que presentó la
demanda por el manejo irregular de los fondos del Fútbol para Todos, una
megacausa que ya tiene varios caídos en desgracia (tan caídos en desgracia
que el gobierno de Macri volvió a contratar a Torneos y Competencias, la
empresa de Burzaco, el hermano del ministro) y que no parecería terminar
acá. Ocaña sería una incomparable defensora oficial, (¿incomparable con
quién o con qué, con que el cargo está vacante desde el 2010, o sea que no hay
con quién compararla?) porque no dudaría en proteger a nadie, ni del
Gobierno ni de la oposición, en el caso de que fueran denunciados por casos de
corrupción. (¿“no dudaría” y los protegería, o no los protegería, Luis? te
quedó confuso el párrafo, hasta se
presta a interpretar exactamente lo contrario de lo que intuimos –quisite
decir. Igual, el Defensor del Pueblo no tiene un choto que ver con la
corrupción, te cuento. Googleá y vas ver las funciones, está en un librito que
se llama “Constitución Nacional”)
La quinta
mujer del grupo es la vicepresidenta Gabriela Michetti. Complicada por la
investigación judicial alrededor de la fundación SUMA, (¿complicada como
Boudou o más, Luis?) el juez de la causa, Ariel Lijo, podría estar tentado
a sentarse sobre el expediente, como una especie de reaseguro para que nadie lo
moleste durante los próximos años. (¿vos decís entonces que el cajoneo de
causas perjudica a los investigados, Luis? raro, porque cuando los involucrados
son kirchneristas lo criticás) Michetti quiere que la investiguen a fondo y
que lo hagan rápido. (daría la impresión que aunque no lo quisiera, la van a
investigar igual, Luis, manejálo) Está segura de que no tiene nada que
ocultar ni de qué avergonzarse. (son grandes palabras esas Majul, de hecho
hasta acá se supieron un montón de cosas que quiso ocultar -por ejemplo que la
robaron en su casa el año pasado-, y que dan vergüenza, como sus aclaraciones) Le
agradeció a Margarita Stolbizer la defensa de su honestidad (entre
bueyes, o vacas, o algo por el estilo...) y el hecho de que alertara que
nadie puede comparar en su sano juicio a la conducta de Michetti con la de
Lázaro Báez o José López. (¿cuál sería la diferencia, Luis, el tamaño?) Gabriela
cometió el pecado de enfrentar al líder del PRO. (ah, no el de tener una
fundación trucha, sin balances, cni empleados, ni cuentas, ni nada) Por eso
ahora el círculo chico del Presidente no parece muy interesado en defenderla. (¿le
soltaron la silla, decís vos?) Ella no tiene apuro. (se tuvo que
acostumbrar, por razones obvias) Cree que, tarde o temprano, las cosas se
van a poner en su lugar. (mientras no sea en sobres o pañuelos como la plata
que le afanaron)
¿Qué
pasaría si todas ellas se sientan a tomar un café y se ponen de acuerdo en los
puntos básicos de la Argentina que sueñan para el futuro? (nada Luis,
pagarían los cinco cafés, se levantan y se van de la confitería, y listo. O
piden que les pasen la cuenta por la habilitación del Congreso, la legislatura
porteña o la gobernación bonaerense. Igual, si va Lilita que pidan algo más
aparte de los cafés, porque si no se las morfa a las otras cuatro)
(*) Las negritas son nuestras, el original acá.
Majul, por guita hace cualuier papelón, como levantarse cada mañana, lo cual en sí mismo es una afrenta contra la especie.
ResponderEliminarMe hacen cagar de risa cuando analizan los ¨editoriales¨ del nabo Majul.
ResponderEliminarMajul esta lento ... te faltaron Susana y MIrtha
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