martes, 13 de septiembre de 2016

MAJUL, EL MUJERIEGO


(*)

Todas, en algún momento, han sido atacadas, descalificadas, ninguneadas o denunciadas. (paaabres, son víctimas de la violencia de género) Todas, en algún momento, fueron tomadas a la ligera por los varones de la política y otras mujeres, que desde una mirada más o menos despreciativa se negaron a aceptar sus sugerencias o ignorar sus denuncias. (Cristina, decílo Luis) Se trata de un grupo de mujeres que ahora están en la cresta de la ola (expresión que ya era antigua en la década del 60’) y a las que, si se les ocurriera trabajar juntas, serían imparables. (pará un cachito Luis: ¿no están todas juntas ya en “Cambiemos” y sus segundas marcas?)
Delante de todas, porque tiene responsabilidades de gobierno (claro, las otras se rascan la cacerola, digamos) y porque a pesar de eso presenta la imagen positiva más alta de cualquier dirigente del país, (¿Dicho por...Durán Barba?) está María Eugenia Vidal. Dicen los que manejan y publican encuestas que se encuentra ahí arriba por varias razones. (¿hay otros que las manejan pero no las publican, Luis? ¿es porque no les dan bien?) Una, porque no es percibida como una política tradicional. (ahí está: la receta para ser el político de mejor imagen es no ser político) Otra, porque la mayoría de los habitantes del distrito más importante del país ha depositado en ella la expectativa de la lucha contra las mafias (“el que depositó expectativas, obtendrá decepciones”) y suponen que posee, como uno de sus mejores atributos, la sensibilidad social de la que carecerían los más importantes dirigentes de PRO, incluido Mauricio Macri. (¿vos decís que Mau es un garca, Luis? ¿estás seguro, lo consultaste con el contador antes de tirarlo así, o ya estás amortizado en pauta hasta el 2019?) La tercera, entre tantas, es que a pesar de sus modos y sus gestos amables, es capaz de tomar decisiones más complicadas y de consecuencias imprevisibles (o sea que no toma en cuenta las consecuencias de lo que decide, bien) como enfrentarse con los capitalistas del juego clandestino o los narcos.
Margarita comparte ese último atributo con Vidal. (¿enfrenta a los quinieleros y narcos, se peleó con el sobrino entonces?) Jamás levanta la voz o inicia una discusión de alto voltaje político. (salvo cuando acusa de ladrones a todo el kirchnerismo, de Cristina para abajo. El resto del tiempo -o sea 10 minutos al año- se calma) Pero cuando responde una agresión como la que recibió de la ex presidenta Cristina Fernández después de que le dijo "burra", (indignante, no vas a comparar con meterle 1000 denuncias a ella, los hijos y toda la familia) es capaz de responder, con serenidad pero sin dudarlo: "Me puedo equivocar mil veces. (como cada vez que hace una denuncia, ponéle) Nadie es infalible. Y no por eso soy burra. (bueno, habría un container lleno de otras razones, pero no nos vamos a extender por razones de espacio) Pero de últimas, prefiero que me digan burra a que me digan chorra. Eso sí que me daría mucha vergüenza". (que le digan vaga, en cambio, le chupa un huevo)

A Stolbizer le reconocen, además, su constancia y coherencia para investigar y denunciar a Cristina Fernández, (es verdad: hasta acá a la única que ha denunciado es a Cristina. Con Macri y el gobierno se viene haciendo bien la boluda) y hacerlo con los papeles y los argumentos bien puestos. (Es que corre con ventaja: se los alcanzan los jueces) Cualquiera que empiece a leer su libro, ‘Yo acuso‘, una suerte de Nunca más contra la corrupción, (bueno, paremos con la emoción, nos estamos yendo al pasto, Luis) se encontrará doblemente sorprendido. (claro: que tamaño zapato escriba semejante bolazo) Primero, por su contenido. ‘Yo acuso‘ es la combinación perfecta entre el testimonio personal, las denuncias judiciales, el ensayo político y la propuesta de un pacto contra la corrupción que transciende a los partidos. (¿y pruebas documentales de lo que denuncia no hay, Luis? parece un libro tuyo, entonces) Segundo: por la manera en que está escrito. (¿mejor o peor que tus colyumnas? Mejor es fácil, peor, imposible) Margarita se tomó el trabajo de redactar, ella misma, hasta el último punto final. (redactar un punto no es gran trabajo, te comento) No permitió que lo hiciera nadie más. (ni tampoco lo hubiera conseguido: ¿quién se querría carbonizar?) Y entregó los originales horas antes de enfrentarse a la audiencia de conciliación con la ex presidenta. (Dato crucial) Tiene un estilo pulcro y contundente a la vez. Directo pero también cuidado. (casual pero lookeado) Lo que está pasando con ‘Yo acuso‘ (va primero y ya se hicieron cuatro ediciones desde que se publicó, hace diez días) (¿de cuántos ejemplares cada edición, Luis, 100? De acá a unos meses lo vemos en la mesa de saldos a 3 por 25 mangos como los libros tuyos) lo mismo que está sucediendo con ella: está en la cresta de la ola (segunda vez que parece ésta metáfora: ¿una forma sutil de tratarla de ballenato?) y nadie se resiste a una invitación. (depende de para que sea la invitación. Si es a fifar, hay son todos “Resistiendo sin aguante”) )Margarita no solo fue recibida por el Presidente en la Quinta de Olivos y aceptó tomarse una foto con el ‘Yo acuso‘ en la mano. (“aceptó” claro, porque había ido para otra cosa, y de casualidad tenía el libro en la cartera. Ay, Majul)

Además tuvo, arriba del escenario donde lo presentó, a lo más granado del espectro político. (¡a veeerrr!) Desde Vidal a Sergio Massa, pasando por Miguel Lifschitz y Gerardo Morales, (esté más granada que granado sería. Igual, te re prestigia que vaya ese tipo a un evento) hasta la legisladora Graciela Ocaña, a quien el Jefe de Estado la quiere como Defensora Oficial. (¿Defensora oficial del gobierno? ¿no será Defensora del Pueblo, Luis, ni tiempo para googlear tenés ya?)
Al mismo nivel que Stolbizer en imagen positiva, (nivel zócalo: sacó el 2,51 % de los votos el año pasado, Luis) con una imagen negativa más alta (más alta que nadie) pero una trayectoria contra la corrupción más larga, (casi ya a punto de jubilarse) se encuentra Elisa Carrió. Lilita parece haber encontrado su lugar en el mundo Cambiemos. (que sería el mismo de siempre: denunciar todo el día, no ir nunca al Congreso y no gestionar ni una garita policial) Ya desplazó a Daniel Angelici de su lugar como influyente entre los fiscales y los jueces (lo cual confirma que el enojo con el “Tano” no era por transparencia republicana, sino para ser ella la apretadora oficial) y tiene a mal traer a los magistrados que cajonean las causas o no están dispuestos a investigar. (Las causas que involucran al kirchnerismo, e investigar a los k, te faltó aclarar. Y a los que no hacen nada de eso como Rafecas, también) Además se presenta como el ala sensible de la Coalición (¡ufff, es una versión naranja de la Madre Teresa de Calcuta!) y pide audiencias públicas para convalidar los aumentos de tarifas. (algo que está en la ley hace más de 20 años, y lo resolvió la Corte con un fallo. La gente sensible es así: contagia)

Como si esto fuera poco, entabla guerras casi personales con figuras en las que no confía o a las que no les cree. (Como con Macri, antes de ser aliada) No importa su rango o su influencia. El Presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, es uno. Lo considera un peronista ambiguo (¿cómo sería, Luis? porque hasta acá sabíamos que estaban los ortdoxos, los renovadores, los apresurados y los retardatarios) con altos niveles de tolerancia hacia la corrupción. (como el 100 % del gabinete, empezando por el presidente) El jefe de la policía de la provincia, Pablo Bressi, es otro. En privado Carrió sigue sosteniendo que tarde o temprano, en el caso de Bressi, la verdad se impondrá, aunque hasta ahora no hay ningún dato contundente que lo condene. (cosa que jamás la detuvo para revolear una denuncia por todos lados) El otro a quien no parece terminar de entender, o que entiende demasiado, (o mas o menos, ya que estamos, poné todas las opciones, con alguna la vas a pegar, Majul) es al mismísimo Papa Francisco. Carrió detesta que Jorge Bergoglio juegue a la política de Unidad Básica con los dirigentes de la Argentina. (si jugará en el Comité, sería otra cosa) No le caen bien los gestos del Papa a favor de dirigentes como Gustavo Vera (que fue candidato por una lista suya, por pedido del Papa, cuando era Bergoglio) o jueces como Daniel Rafecas.

Lorenzetti le mandó a pedir a Macri que Carrió deje de atacarlo. (¿y a quién mandó a pedirle eso, a Angelicci, a Garavano, a Ventura, el de La Nación?) El Presidente hizo dos cosas. (vamos mejorando, hasta acá no había hecho nada) Primero le aclaró que no le podía garantizar el éxito (obvio, si hay algo que quedó claro después de que se pinchara lo del segundo semestre es que si algo no puede garantizar Macri, es éxito) porque "Carrió juega sola". (claro, da la casualidad que siempre juega para donde quiere Macri. Contános más, Luis) Después hizo la gestión y la diputada dejó de atacarlo por un tiempo. (¿quién hizo la gestión y quién dejó de atacarlo, Luis? hay algo en las oraciones que se llama sujeto, manejálo) Bergoglio (tomemos nota: no es el Papa, sino “Bergoglio”) no le pidió al Presidente nada, pero Macri no lo siente tan cercano como para rogarle a Lilita que no lo critique. (O sea, como no se lo banca al Papa en lugar de pegarle él, le suelta al porcino naranja para que lo sacuda. Un capo el tipo) Al caso Bressi, María Eugenia lo manejó con una elegancia y un olfato político notables. (acá el único olfa notable sos vos, Majul) Ni bien tomó nota de la denuncia pública de Carrió, le pidió ella una entrevista para que hablaran cara a cara y no se produjeran ruidos en la comunicación. (¿tienen miedo a las pinchaduras de la AFI, decís vos?) Se encontraron, cenaron, (sabe como manejarla a Carrió: dándole de comer) Vidal le prometió que lo investigaría de arriba abajo y que si cualquiera de las sospechas que Lilita tiene sobre el jefe de Policía se confirman, ella lo apartaría de manera inmediata. (Herrrmossso, que facilongo se arregla todo) Vidal, igual que Macri, prefieren mil veces a Carrió dentro del espacio, (más precisamente cerca de la galaxia de Andrómeda) aún con todos estos inconvenientes, que afuera, sin ningún tipo de oportunidad para explicar o corregir un hecho negativo. (una decisión que no tardarán el lamentar: la gordi no aguanta nada demasiado tiempo, pregúntale a los tres maridos de los que se divorció, si no)

La otra mujer es Graciela Ocaña. Carrió le puso ‘la hormiguita‘ desde que ambas trabajaban juntas en la comisión de lavado de dinero. (porque le iba comiendo el azúcar y las migas de las facturas) Tan seria como Stolbizer para formular denuncias (¿así de chanta es, Luis?, que feo lo que está diciendo) que no mueren en un día, (obvio: para eso están ustedes, los “periodistas de investigación”, para mantenerlas vivas por años) fue la que presentó la demanda por el manejo irregular de los fondos del Fútbol para Todos, una megacausa que ya tiene varios caídos en desgracia (tan caídos en desgracia que el gobierno de Macri volvió a contratar a Torneos y Competencias, la empresa de Burzaco, el hermano del ministro) y que no parecería terminar acá. Ocaña sería una incomparable defensora oficial, (¿incomparable con quién o con qué, con que el cargo está vacante desde el 2010, o sea que no hay con quién compararla?) porque no dudaría en proteger a nadie, ni del Gobierno ni de la oposición, en el caso de que fueran denunciados por casos de corrupción. (¿“no dudaría” y los protegería, o no los protegería, Luis? te quedó  confuso el párrafo, hasta se presta a interpretar exactamente lo contrario de lo que intuimos –quisite decir. Igual, el Defensor del Pueblo no tiene un choto que ver con la corrupción, te cuento. Googleá y vas ver las funciones, está en un librito que se llama “Constitución Nacional”)
La quinta mujer del grupo es la vicepresidenta Gabriela Michetti. Complicada por la investigación judicial alrededor de la fundación SUMA, (¿complicada como Boudou o más, Luis?) el juez de la causa, Ariel Lijo, podría estar tentado a sentarse sobre el expediente, como una especie de reaseguro para que nadie lo moleste durante los próximos años. (¿vos decís entonces que el cajoneo de causas perjudica a los investigados, Luis? raro, porque cuando los involucrados son kirchneristas lo criticás) Michetti quiere que la investiguen a fondo y que lo hagan rápido. (daría la impresión que aunque no lo quisiera, la van a investigar igual, Luis, manejálo) Está segura de que no tiene nada que ocultar ni de qué avergonzarse. (son grandes palabras esas Majul, de hecho hasta acá se supieron un montón de cosas que quiso ocultar -por ejemplo que la robaron en su casa el año pasado-, y que dan vergüenza, como sus aclaraciones) Le agradeció a Margarita Stolbizer la defensa de su honestidad (entre bueyes, o vacas, o algo por el estilo...) y el hecho de que alertara que nadie puede comparar en su sano juicio a la conducta de Michetti con la de Lázaro Báez o José López. (¿cuál sería la diferencia, Luis, el tamaño?) Gabriela cometió el pecado de enfrentar al líder del PRO. (ah, no el de tener una fundación trucha, sin balances, cni empleados, ni cuentas, ni nada) Por eso ahora el círculo chico del Presidente no parece muy interesado en defenderla. (¿le soltaron la silla, decís vos?) Ella no tiene apuro. (se tuvo que acostumbrar, por razones obvias) Cree que, tarde o temprano, las cosas se van a poner en su lugar. (mientras no sea en sobres o pañuelos como la plata que le afanaron)

¿Qué pasaría si todas ellas se sientan a tomar un café y se ponen de acuerdo en los puntos básicos de la Argentina que sueñan para el futuro? (nada Luis, pagarían los cinco cafés, se levantan y se van de la confitería, y listo. O piden que les pasen la cuenta por la habilitación del Congreso, la legislatura porteña o la gobernación bonaerense. Igual, si va Lilita que pidan algo más aparte de los cafés, porque si no se las morfa a las otras cuatro)

(*) Las negritas son nuestras, el original acá

3 comentarios:

  1. Majul, por guita hace cualuier papelón, como levantarse cada mañana, lo cual en sí mismo es una afrenta contra la especie.

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  2. Me hacen cagar de risa cuando analizan los ¨editoriales¨ del nabo Majul.

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