(*)
Solo el pésimo recuerdo que tiene la mayoría de los
argentinos sobre los últimos años del gobierno de Cristina Fernández puede
explicar por qué los niveles de apoyo al presidente Mauricio Macri y su
administración siguen tan altos después de un año de gestión, y a pesar de los
números negativos de la economía. (O sea que una cosa depende directamente
de la otra, es decir que si una es mentira, la otra...) O una buena parte
de la sociedad está demostrando que es más madura que la dirigencia política (ah,
y la madurez estaría demostrada por soportar que a la economía le vaya como el
culo. Claro, con ese nivel de razonamiento votan, también) o el pánico al
retorno del peronismo en cualquiera de sus variantes pesa más que los reproches
que se le pueden hacer a la nueva gestión. (ah, la persistencia del hecho
maldito del país burgués en no desaparecer de la historia. Es como si hubiera
gente que fuera peronista todavía ¿no?) De este último instrumento se valió
Macri para salir a confrontar a Sergio Massa y el resto de la oposición que
presentó, la semana que pasó, el audaz proyecto de modificación del impuesto a
las ganancias. (claro, porque hasta ahí se había valido del peronismo, pero
para sacar las leyes que le interesaban, sin pánico y con elogios a “la oposición
responsable y constructiva”) Aunque al Presidente no le haya alcanzado para
disimular la derrota de Cambiemos en Diputados, su reacción; la de la
vicepresidenta, Gabriela Michetti; la del jefe de gabinete, Marcos Peña; la del
ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay y también la de la diputada Elisa
Carrió, desde Miami, pegó en los dos flancos que más le duele al líder del
Frente Renovador. (¿una patada en las bolas le dieron?) Uno: su pasado
kirchnerista. (ah, ahí, claro. Como Barañao, ponéle) Y dos: su presunta
falta de confiabilidad. (Y sí, no le podés pedir que te ayude votando nada.
Ah, no, pará...) Eso son los atributos negativos que, aún la gente que
alguna vez lo votó, y que todavía le agradece el haber sido el principal
responsable de que Cristina no intentara otra reelección, (un bolazo que
siguen repitiendo como si fuera cierto: ni ganando las elecciones del 2013 en
todo el país le daban los números al kirchnerismo para plantear la reforma
constitucional, y la propia Cristina lo negó en el Congreso) le endilgan, (raro
que hayan arreglado hasta acá tantas cosas con un tipo con tan poca
confiabilidad) cada tanto, en las encuestas cualitativas que consume Peña y
el equipo de comunicación del Gobierno, con fruición. (ah, ahora le dicen
“encuestas cualitativas”, antes le decían merca, papota, frula o falopa, nomás)
Massa y su círculo de confianza (la mujer y la suegra) están evaluando los daños. (¿otra vez le entraron a robar en la casa?) ¿No fue bueno, acaso, mostrar mayor sensibilidad que el Gobierno frente a un tema muy movilizante para la clase media baja, media-media, (tirando a par de medias) e incluso media alta, (entran todas, al final, el famoso “político cacht all”) como lo es el impuesto a las ganancias? Si. De alguna manera lo fue. ¿No está acumulando "por izquierda" lo que Macri se llevó en la segunda vuelta, con vistas a las legislativas del año que viene? (pongámoles “izquierda a cualquier cosa, total, quedar a la izquierda de Macri a esta altura ya lo consigue hasta Espert. Igual, lo de “acumular por izquierda” sonó más bien a bolsos de López) En una lectura lineal y superficial, quizá la respuesta vuelva a ser positiva. (o sea leyendo cosas como esta columna, digamos, lineal y superficial) ¿Y no podrá quedarse, entonces, con parte del voto del Frente para la Victoria, (sí, sobre todo mostrándose todo el tiempo con Stolbizer) con Cristina Fernández y Daniel Scioli más cerca del pasado (“...hoy vas a entrar en el pasado, en el pasado de mi vida...”) que del futuro? Para esta última pregunta, la respuesta definitiva es no. Jaime Durán Barba, Peña, el propio Macri y hasta el inquieto presidente de la Cámara de Diputados, (unos son ansiosos, el otro es inquieto. ¡Quédense quietos carajo, parecen chicos!) lo saben muy bien: el voto duro del Frente para la Victoria tiene un componente casi religioso (¿del Papa Francisco? Bueno che, tampoco todos los votantes pueden ser tan racionales como los de Carrió, o los que dicen “estamos como el culo con Macri, pero lo volveríamos a votar con tal que no vuelva el kirchnerismo. Por algo Mau agita el fantasma, según vos contaste) y jamás va a terminar en las boletas de los candidatos del Frente Renovador. También saben que, en el imaginario colectivo, quienes votaron a Massa y se muestran dispuestos a elegirlo otra vez, comparten una buena parte de sus valores con los votantes de Macri. (¿Valores al portador, la Caja de Valores, la Comisión Nacional de Valores? Cuanta sanata incomprobable todo esto Luis, dedícate a otra cosa, armar videos para facturárselos al gordo Lombardi, ponéle) "La ancha avenida del medio tiene una alta imagen positiva, (pero por supuesto, ¿quién podría sostener lo contrario, salvo alguien a quien se le ocurre plantear la disputa en términos de “peronismo versus antiperonismo”? Ah, no, pará...) pero no le sirve a Sergio para ganar una elección. Y estoy seguro que el año que viene, en los distritos clave, nos va a ir igual o mejor que en la primera vuelta del año pasado", me explicó alguien que opina igual que Marcos Peña. (y que es muy parecido a...Marcos Peña) Macri, en el medio de la pelea, aprovechó para meter a todos en una misma bolsa: al ex ministro Axel Kiciloff, a Massa y también al Felipe (“al Felipe”, pareces De Angelis) Solá, (ah, o sea metió en la misma bolsa a todos los que votaron los cambios en Ganancias. Un jeño Mau, se dio cuenta al toque) quien adjudicó al Presidente la intención de incorporar a su papá en el blanqueo como único motivo para modificar con un decreto la ley que había aprobado el Congreso (¿qué, hay otro? contános Luis, no nos dejés en ascuas) con la expresa prohibición de no incluir a los familiares directos de los funcionarios. A propósito de esta última decisión. No solo es impopular y altamente sospechosa. También podría colocar a Macri al borde del delito de abuso de autoridad, por haber desobedecido, a través de un decreto extemporáneo, (ah, “extemporáneo”, no ilegal, inconstitucional, ilícito. Si se demoraba más o lo sacaba antes, zafaba digamos) una decisión del Parlamento que estaba expresamente incluida en el texto de la ley. (claro, si era una decisión del Congreso –porque acá hay Congreso, no “Parlamento”- seguro que era una ley. No haberlo sabido, pobre Mau) El fiscal que investiga la denuncia presentada por dirigentes de la oposición, no tendría más remedio que acusarlo. (¿cómo que “no tendría más remedio” Luis, que sugerís, que muchas ganas de acusarlo no tiene, no hay independencia judicial Luis?) Solo la anulación o la rectificación, igual que el Poder Ejecutivo hizo con los decretos de nombramiento de los jueces de la Corte Horacio Rosatti y Carlos Rozencrantz, (está escrito como el culo el apellido, pero viste que tenía una “k” y se la sacaste, por las dudas) evitaría a Macri serios problemas judiciales.(Me pa que no Luis, el delito ya lo cometió, de lo contrario sería como si se auoindultara borrando con el codo lo que escribió con la mano)
¿Por qué el Gobierno mete la pata tan seguido? (¿porque está compuesto por un conjunto de boludos, dirigidos por un salame, tal vez?) "Eso se llama exceso de ansiedad, y es un defecto que debemos corregir", respondió el Presidente (ya saben: no digan “imebecilidad congénita” o “pelotudez insuperable”, sino “exceso de ansiedad”) varios periodistas que se lo preguntaron a propósito del primer año de su gestión. (ah, y eso fue todo lo que le preguntaron. Durísimos, estuvieron) Lo que no dice es que es un error que, en principio, debería atribuirse a su propia conducta, y la de nadie más en especial. (“en principio”, dejemos abierta la puerta para recoger el barrilete de la seudo crítica, no sea cosa que se corten la pauta y el acceso a la entrepierna presidencial) Porque él fue el que le dio el visto bueno a la designación por decreto de los magistrados de la Corte. (más que eso nabo: fue el que firmó el decreto) Fue él el que le levantó el pulgar (para introducírnoslo en el orto) a la decisión de no llamar a audiencias públicas y aumentar las tarifas de luz y de gas sin un barrido previo (es que el ABL ya lo había aumentado Larreta) que permitiera contemplar decenas de miles de casos excepcionales. Fue el Presidente el que decidió incluir en la lista de temas a tratar este año la discusión sobre el impuesto a las ganancias sin preveer (es “prever” Majul) que la oposición lo iba a usar para correrlo por izquierda, (con su propia promesa de campaña ¿estaba en el FIT entonces Mauricio?) igual que las organizaciones sociales le arrancaron con astucia parte del contenido de su proyecto de emergencia social. (no había “su” proyecto de emergencia social, Majul. El gobierno mandó al Congreso el de las “organizaciones sociales” a cambio de una tregua por tres años. Pero se la arrancaron, a la tregua)
El problema de Macri con Massa es distinto. El líder de Cambiemos ve al ex intendente de Tigre como un ariete para impedir que al Gobierno le vaya bien y que por lo tanto el peronismo no pueda volver al poder durante los próximos siete años. (O sea un ariete para que al gobierno le vaya mal ¿ganando otra vez y quedándose más tiempo en el gobierno? Ha visto, ahora se entiende porque les votaba todo. Igual, revisá el párrafo Luis, quedó como que no se entiende un choto lo que quisiste decir) Lo sugirió hace tres días en una entrevista radial, pero lo repite cada vez más seguido frente a quienes lo escuchan, en la Quinta de Olivos o en su casa de fin de semana, llamada Los Abrojos. (de allí viene el dicho “los que se le pegan como abrojos” ¿vos vas Luis, o practicarle sexo oral al presi se complica con Juliana dando vueltas por ahí?) "El sabe que si el año que viene el país empieza a crecer nosotros vamos a ir por las reformas estructurales (o sea que si de puro culo crecemos algo, meten un m,ega ajuste y se va todo a la mierda otra vez. Ahí tenés la respuesta a “¿por qué el gobierno mete la pata tan seguido?”: porque son una mezcla imbatible de turros y pelotudos) y entonces a la Argentina no la para nadie. (hasta que se haga mierda contra la pared de hormigón a
Mostrar mensaje original (estos estaba en el original y no tiene nada que ver, pero como dice que lo mostremos, lo mostramos. Hay que respetar al autor)
Macri dice que todavía una buena parte del peronismo se siente incómodo y enojado porque perdió las elecciones del año pasado, (es que no entienden el concepto de “revolución de la alegría”, que consiste en reírte aunque te vaya como el orto) y que inconsciente o conscientemente se está moviendo con ese malestar, y con la secreta aspiración de volver a la Casa Rosada cuanto antes.(¿por qué “secreta” Majul?, son un partido político, se presentan a elecciones con la idea de ganarlas, y gobernar) "Cada vez que detectemos esa pulsión la vamos a poner sobre la mesa de discusión, para ver que opinan los argentinos sobre semejante conducta", explicó, esta semana. (¿cuál semejante conducta o “pulsión”, querer ganar elecciones en democracia, para gobernar? Vienen flojitos de papeles en esa materia ¿no era que era buena la alternancia?)
(*) Las negritas son nuestras, el original acá.
Cómo va a hacer luisito el estúpido, para sacarse el mote de chupapija presidencial?
ResponderEliminarAle
lo peor de la bestialidad semántica y conceptual de Majul, es que un Pagni o un Blanck parecen genios al lado de este monito.
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