Los datos de la economía en éste
-que se suponía, por fin “el año del despegue”- son apabullantes: los despidos
crecen por montones en especial en la industria, la recesión se prolonga al
punto que los medios oficialistas celebran que la velocidad de la caída sea
menor, la inflación está tan lejos de ser “un problema fácil para resolver”
como prometía Macri en campaña, como de los dibujos del presupuesto nacional y
a los trabajadores se les está diciendo (de mil modos distintos, directos e
indirectos) que éste año también deberán resignarse a que salarios vuelvan a
perder poder adquisitivo.
Los tarifazos de la luz aprobados
por el gobierno superan lo pedido por las generadoras y distribuidoras en las
audiencias públicas, lo que denota como leyó Macri la rebelión social del año
pasado contra los aumentos, y los fallos judiciales adversos: cumpliendo la
formalidad de las audiencias, había piedra libre para hacer lo que se le
antojara.
En su cruzada contra “la pesada herencia recibida” el
gobierno se llevó puestos los planes de compra en cuotas (con la absurda
promesa de que bajarían los precios de contado, una “ventaja” que aun de ser
cierta pocos podrían aprovechar, con salarios por el piso) como “Ahora 12” , sumando un elemento más
para que bajen las ventas, como si faltaran.
Tan cierto es que la inflación
pautada en el presupuesto es inalcanzable que el Banco Central hace nueve
semanas que mantiene altas las tasas, porque no ve “señales claras” de que
baje, y los aumentos en el combustible y la electricidad junto con el
“sinceramiento” de los planes de compra en cuotas ya están llegando a las
góndolas de los supermercados, y a los locales de electrodomésticos.
Ya ni siquiera se habla de
recomponer los salarios por lo que perdieron frente a la inflación el año
pasado, ni del cumplimiento o no del “bono” de fin de año que supuestamente los
compensaría; el pacto anti-despidos del gobierno con los empresarios es un
chiste macabro y de lo que sí se habla es de ponerle techo a las paritarias de
éste año, en base a las “metas de inflación” dibujadas en el presupuesto.
Si del mundo del trabajo se
trata, el gobierno avanza con una batería de medidas para “bajar el costo
laboral” (es decir reducir los salarios y precarizar las condiciones de
trabajo), como el DNU de las ART y la intentona de replicar el acuerdo
flexibilización de Vaca Muerta en otras ramas de la industria.
De común acuerdo entre Macri y
los gobernadores (o al menos la mayoría de ellos) se decidió hibernar la
paritaria nacional docente para desactivar toda discusión sobre un nuevo piso
común para los salarios de maestros y profesores en todo el país, que dispare
en algunas provincias reclamos de otros sectores estatales; mientras los mismos
gobernadores arman su propia “paritaria” con el gobierno nacional, para ponerle
un techo a los aumentos para el conjunto de los estatales, a tono con las
“metas de inflación” previstas.
El gobernador de Río Negro
(hombre del massismo, hoy, a ésta hora) hace punta completando la disyuntiva de
Prat Gay sobre los zapatos que apretaban (resignar salario para conservar
empleo), y plantea que mejor que tener un salario mejor, es poder cobrar en
tiempo y forma el que se tiene.
En el gobierno de la
transparencia y el sinceramiento empiezan a manipular desembozadamente las cifras
de la inflación para diluir el peso de los aumentos de tarifas; y los otrora
críticos del “relato k” se abroquelan en el discurso defendiendo los dibujos
del presupuesto sobre inflación y crecimiento, como metas al alcance de la
mano.
Ya ni se habla de Davos (pasó ya
éste año ¿no se enteraron?) ni de la lluvia de inversiones, crecen las dudas
por el financiamiento del Estado en particular (la velocidad de endeudamiento
es difícil de seguir), y del supuesto “megaplan” de obras públicas reactivador,
en particular; y en un esquema de suba de tasas, recorte del crédito para
consumo y salarios a la baja ¿desde dónde podría venir el impulso reactivador
de la economía?
En voz baja y sin admitirlo en
público en el gobierno empiezan a comprender que del “mundo” poco podemos
esperar, aunque algunos talibanes como el Secretario de Comercio sigan
delirando con “las oportunidades del libre comercio; y así es como pasamos
-casi sin transición- del “Estamos creciendo” de un dossier “secreto” del
gobierno filtrado a la tapa de Clarín (al mejor estilo del “Estamos ganando” de
Gente en Malvinas), al “Caemos, pero menos”, como síntoma de supuestos brotes
verdes reactivadores; y del segundo semestre al “antes de las elecciones” como
promesa de futuro, como si las anteriores
hasta acá se hubieran venido cumpliendo con la precisión de un mecanismo de
relojería.
Esos son los datos puros y duros
de la realidad, y la pregunta entonces sería como se articulan con un gobierno
que enfrenta elecciones cruciales, y que pretende ganarlas para profundizar
éste rumbo.
En nombre de una UCR que
considera que las cosas están lo suficientemente hechas mierda como para que la
gente recuerde que ellos también son parte del gobierno, Sanz planteó el dilema
en términos de “nosotros, o vuelve el populismo”, lamentando que el peronismo
siga “atrapado en la lógica del kirchnerismo”; es decir que se resista a
sumarse en bloque a la “gobernabilidad ampliada” donde gobierno y oposición
difieren solo en detalles respecto a lo que hay que hacer en el país.
Es un guiño de reconocimiento
implícito a los dadores voluntarios de gobernabilidad como Massa o Pichetto,
que con un timming impresionante se prestaron a sumarle al gobierno argumentos
y apoyos para los DNU de modificación de las ART y expulsión de extranjeros;
mientras los empresarios (en especial la UIA) aceptan canjear recesión, caída
en las ventas, tarifazo y apertura de las importaciones, a cambio de una baja
en el costo laboral y una reformulación precarizadora de las relaciones del
trabajo. Y por su parte la CGT sale de su
hibernación para anunciar una movilización y un paro general...para marzo. En fin, esperemos que el plazo hasta entonces no sea otro intento de negociar vaya uno a saber que.
Con estos datos en la mano, el
gobierno avanza y queda para la discusión de café si con la precisión de
ajedrecistas, o como elefantes en un bazar; y el resto de la oposición “no
peronista” ni siquiera cuenta en el análisis, sea por levedad electoral o por
hibridez política y discursiva. En la crucial provincia de Buenos Aires el
gobierno ensaya montar una “colectora” que divida el voto peronista para ganar, con
fantasmas del pasado como Duhalde, Ishi y Otacehé. Delicias de la "nueva" política.
Y mientras Macri saca pecho diciendo que le va a poner el cuerpo a las elecciones y no hará lo de De La Rúa en las legislativas del 2001, María Eugenia Vidal empieza a abrir el paraguas, diciendo que una posible derrota no cambia nada, ni disparará una crisis: ¿un reconocimiento temprano de que la mano viene mal?
Y mientras Macri saca pecho diciendo que le va a poner el cuerpo a las elecciones y no hará lo de De La Rúa en las legislativas del 2001, María Eugenia Vidal empieza a abrir el paraguas, diciendo que una posible derrota no cambia nada, ni disparará una crisis: ¿un reconocimiento temprano de que la mano viene mal?
En un peronismo todavía revuelto
por las consecuencias de la derrota comienzan a ganar cuerpo los mensajes
“conciliadores” y de unidad, que van dejando atrás los pedidos de
“autocrítica”, para aceptar lo evidente: sin una candidatura de Cristina las
chances electorales de derrotar al gobierno no es que son menores, sino que no
existen, les guste o no; y el “post kirchnerismo” solo fue un rebusque de
algunos que exploraron nuevos horizontes, y están volviendo al redil reculando
en chancletas, pero silbando bajito para que no se note. O con previa escala en Jujuy (bienvenida sea), para reclamar la libertad de Milagro Sala.
Por supuesto que con las
elecciones tan lejos (tanto como pueden ser en la Argentina los seis o siete
meses que restan hasta las PASO) son muchas las incógnitas por despejar, como
por ejemplo ¿hasta donde llegará la posibilidad de seguir guionando con
eficacia desde los medios adictos una realidad más amable, hasta las primeras
facturas de gas y luz?, ¿hasta cuando podrán valer los argumentos de “la pesada
herencia”, la demonización de Cristina y el pasado inmediato, es real la
“comprensión” al ajuste de la que habla Macri, y de ser así, cuanto durará?
Las incógnitas podrán saldarse
por supuesto cuando se abran las urnas, pero mientras tanto la Argentina parece
un gigantesco ensayo de laboratorio de fórmulas y experimentos ya
probados, y que siempre fracasaron. Si en ésta oportunidad consiguen ser
bendecidos nuevamente con el voto ciudadano como en el 2015, la verdad es que
nos convertiremos en un caso digno de estudio.
LA UCR NO VA HA PRIMARIAS, QUIEREN PONER A LOS VIEJOS Y MEDIANA ESDAD DEL AGUANTE A DELARUA.
ResponderEliminarMACRI MAS DELARRUISTA QUE NUNCA.
CAPAZ QUE HASTA EL CHUPETE SE CAMBIA EL APELLIDO, SE DEJA LA BARBA O EL PELO LARGO.
O SE DISFRAZA DE PELADO IDIOTA DEL PROS, Y VA DE CANDIDATO CON EL SLOGAN "YO NO SOY DE LARRUA" TINELLI UN SALUDO A LAURA.
NEFASTA BOLSA DE GATOS, EX Y PRO, ALIANZA Y PROCESO.
ResponderEliminarLA GORDA CARROI PUBLICITANDO A GENTE DE LA DICTADURA COMO LOS GOMEZ CINTURON, HIJO DEL GOBERNADOR DE FACTO.
ALFONSIN VE ESTO Y SE MUERE, RADICALES OLIGARCAS Y PRO PROCESO HACIENDO LA TOMA DE SU PARTIDO.
LOS RADICALES DE CAMBIEMOS SERIAN ALGO ASI COMO LOS RADICALES CARA PINTADAS.
"En fin, esperemos que el plazo hasta entonces no sea otro intento de negociar vaya uno a saber que."
ResponderEliminar"No sea" no, ¡es otro intento de negociar! ¿Qué duda cabe? Lo único que podemos esperar (de esta CGT) es que esa negociación (sea por lo que sea) fracase. Es nuestra única esperanza.