Ubiquémonos un poco en el contexto: ayer era el Día de la Lealtad, cuando se conmemora la aparición de los trabajadores como sujeto político en la historia argentina, reclamando por su dignidad y sus derechos.
Ayer también, fue el día después de que el juez Carzoglio denegara el pedido de prisión para Pablo Moyano con un fallo contundente que deja a las claras que se trata de un caso de persecución política contra un dirigente sindical opositor; y denunciara apretadas de los medios y operaciones del gobierno en su contra, para que lo encane.
En la Patagonia, acaso la región más castigada por las políticas de su gobierno desde que asumió: eliminación del reintegro a las exportaciones desde sus puertos, retracción del plan de inversiones de YPF para concentrarse en Vaca Muerta, intento de podar los valores diferenciales de las asignaciones familiares, paralización de obras claves de infraestructura que además generan empleo como las represas de Santa Cruz, abandono a su suerte del polo carbonífero de Río Turbio, nuevo intento en el proyecto de presupuesto de podar los valores adicionales en jubilaciones y asignaciones familiares, recortes a los subsidios en las tarifas del gas y de la luz, en la región en la que los consumos de ambos servicios (en especial el gas) son más inelásticos.
Por no mencionar que es el lugar en el que desapareció para aparecer muerto Santiago Maldonado y fue fusilado por la espalda Rafael Nahuel, en ambos casos por responsabilidad directa de fuerzas federales de seguridad.
El lugar elegido fue un parque eólico en Chubut, el mismo lugar y la misma actividad por la que aun hoy hay una causa en la justicia que investiga los negocios familiares del clan Macri, con un pasamanos de comprar y vender sin aportar nada, por el que se embolsaron varios millones de dólares.
Y en la semana en la que tuvo que dar marcha atrás con el intento de cargar sobre las espaldas de los usuarios de gas la compensación a las distribuidoras por los presuntos perjuicios (no demostrados) que les ocasionó la devaluación, para pasar a ponerlos sobre los hombros de todos los contribuyentes, y así ratificar la dolarización de los precios del gas en boca de pozo, para garantizarles la rentabilidad extraordinaria a las petroleras, sin ninguna relación directa con sus costos de producción.
La misma semana en la que se firmó una adenda adicional al convenio de flexibilización laboral de los petroleros y la UOCRA en Vaca Muerta, en el que virtualmente se suprime el derecho de huelga para -como dijo él mismo ayer- "bajar los costos logísticos de la producción".
Ayer, el mismo día en el que se conoció la inflación de septiembre que, aun groseramente toqueteada por el INDEC, fue la más alta de todo su gobierno; conocida pocas horas después de que supiéramos que en el segundo semestre del año (es decir, cuando la corrida cambiaria apenas arrancaba) los trabajadores perdieron en solo tres meses más de 3 puntos de participación en la distribución del PBI.
Ese día, en ese contexto, en ese lugar, el tipo te dice con todas las letras que nadie puede pretender cobrar por su trabajo más de lo que vale, el mismo tipo que días antes dijo que a la energía "hay que pagarla por lo que vale", sin que acierte a explicarnos quien determina cuanto vale cada cosa.
Y ayer también nos propuso seguir por el mismo camino (es decir, el del recorte de salarios y derechos) para poder exportar esa energía y que ganen los que la exportan, en lugar de hacerla accesible para los argentinos, para que la disfrutemos acá.
Macri se privó, como dijimos, de precisar quien determina según él lo que vale el trabajo, pero nos podemos dar una idea: no es el esfuerzo del trabajador, tampoco la capacidad de presión de su sindicato, ni el valor de la riqueza que ese trabajo crea. De eso solo se acuerdan cuando los trabajadores hacen paro.
El trabajo para Macri vale lo que representa el margen esperado de rentabilidad del capital, en cuyo sagrado nombre se han instaurado dictaduras asesinas en éste país, cuando fue amenazado; o el margen tolerable para ese mismo capital, de reparto de las migajas de la riqueza que ese trabajo crea, con su esfuerzo.
Y al mismo tiempo que dejaba en claro eso, anunciaba que el empleo seguirá bajando, es decir que más trabajadores perderán sus trabajos, pero sin vincularlo -claro está- a las políticas de su gobierno. A menos que se entienda la apelación que acto seguido hizo a aceptar cobrar menos salarios, para mantener el empleo, porque eso fue lo que en definitivas dijo: ahí podríamos estar de acuerdo en que el alto desempleo es inducido, para rebajar los salarios, o moderar las expectativas de reclamos de aumentos.
Caso contrario, nunca faltarán un fiscal o un juez dispuestos a encanar sindicalistas díscolos; otra amenaza implícita en los dichos del presidente de que nadie debe creerse por encima de la ley (salvo él y su familia, por supuesto, como lo acaba de demostrar archivando las investigaciones administrativas por lo del Correo), omitiendo que fue esa ley, actuada por un juez con agallas, la que decidió que Pablo Moyano no debía estar preso.
Y al mismo tiempo que dejaba en claro eso, anunciaba que el empleo seguirá bajando, es decir que más trabajadores perderán sus trabajos, pero sin vincularlo -claro está- a las políticas de su gobierno. A menos que se entienda la apelación que acto seguido hizo a aceptar cobrar menos salarios, para mantener el empleo, porque eso fue lo que en definitivas dijo: ahí podríamos estar de acuerdo en que el alto desempleo es inducido, para rebajar los salarios, o moderar las expectativas de reclamos de aumentos.
Caso contrario, nunca faltarán un fiscal o un juez dispuestos a encanar sindicalistas díscolos; otra amenaza implícita en los dichos del presidente de que nadie debe creerse por encima de la ley (salvo él y su familia, por supuesto, como lo acaba de demostrar archivando las investigaciones administrativas por lo del Correo), omitiendo que fue esa ley, actuada por un juez con agallas, la que decidió que Pablo Moyano no debía estar preso.
Una vez que se dejan atrás (por vacías) las promesas de regeneración institucional y convocatoria a la unión de los argentinos en medio del festival de revanchismo político y cacería de opositores, si nos olvidamos de los compromisos de devolver credibilidad a las estadísticas públicas (entre el toqueteo grosero de todos los índices, empezando por el de la inflación), pelando las capas de la cebolla, queda la naturaleza profunda, íntima y esencial del régimen que nos gobierna; cuyo programa se reduce en esencia a eso: rebajar el "costo salarial", para incrementar las ganancias del capital.
El resto, que lo cuenten como quieran, que cuenteros les sobran. Tuit relacionado:
Nadie puede pretender cobrar más de lo que vale su trabajo porque así deja a cientos de miles de argentinos sin empleo. Nadie se puede creer por arriba de la ley; nadie puede creer que puede prepotear a los demás. #NadiePorArribaDeLaLey— Mauricio Macri (@mauriciomacri) 17 de octubre de 2018
reclamando por su dignidad y sus derechos?
ResponderEliminaro reclamando por quien le habia reconocido su dinidad y sus derechos y estaba injustamente encardelado?
¿Hay alguna diferencia? "Perón, y asunto arreglao'" decían unos versos populares en la época.
ResponderEliminarpelando las capas de la cebolla, queda la naturaleza profunda, íntima y esencial del régimen que nos gobierna; cuyo programa se reduce en esencia a eso: rebajar el "costo salarial", para incrementar las ganancias del capita...aplausos y ovaciones
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