Cuatro noticias cuatro,
elegidas al azar (o no tanto) de los diarios de ayer: primero leemos en La Nación sobre los cruces tuiteros entre referentes del massismo por el apoyo o
no a la carta que está circulando, en la que referentes políticos y sociales
del país y del mundo piden que cesen las persecuciones judiciales y políticas
contra Cristina, y se garantice una democracia plena, sin proscripciones.
Mientras Felipe
Solá y Daniel Arroyo la firmaron, Graciela Camaño los cruza diciendo que el
país debe encontrar una alternativa que sea “superadora de lo viejo” tanto como
del actual gobierno, y Facundo Moyano le señala que ante el desastre macrista
“que agrava todos los problemas del gobierno anterior” (¿?), no se puede seguir
hablando más del kirchnerismo, que del macrismo; que es en otra palabras lo
mismo que acaba de decir Hugo Moyano (que firmó la nota en solidaridad con Cristina): el problema del país es Macri, no
Cristina. En la vereda de enfrente y sin participar del intercambio, Sergio
Massa acaba de decir que si no fuera por los fueros, Cristina debería estar
presa.
Luego vemos en Clarín que los intendentes del conurbano bonaerense le rechazaron el convite a
Juan Manzur, el gobernador tucumano, para ir al acto que está organizando en su
provincia para conmemorar el 17 de octubre, porque se dieron cuenta que la
convocatoria venía sesgada, y no incluía a ningún representante del
kirchnerismo. Los organizadores del acto (junto con Manzur) son, precisamente,
Graciela Camaño y su marido, Luis Barrionuevo, hasta hace poco interventor
judicial ingresado por la ventana al PJ nacional.
Según cuenta el
artículo, la invitación también fue rechazada por la Comisión de Acción
Política del PJ nacional, que preside José Luis Gioja y que acaba de incorporar
entre sus miembros a Aldo Pignanelli y Hugo Moyano; con la excusa de que ese
mismo día sus miembros participarán de un acto por el Día de la lealtad en
Corrientes. El motivo real es que los miembros de la conducción del PJ tampoco
quieren compartir escenario con Barrionuevo, que además de ser un piantavotos
descomunal, hizo valer sus contactos con el gobierno y la justicia para hacerse
designar interventor, y desplazarlos.
Acto seguido leemos en El Cronista esta nota, a la cual corresponde la imagen de apertura; en la
que se informa que se lanza Unidad Ciudadana en San Juan con la presencia de
José Luis Gioja, que podría volver a ser candidato a gobernador de la provincia
por ese espacio, para competir con su delfín Sergio Uñac, que va por la
reelección.
El artículo enmarca
la movida en un contexto más amplio, en la que referentes del kirchnerismo o
cercanos a Cristina que fueron desplazados por sus “delfines”, están
considerando retomar el control de las estructuras provinciales, apoyados en
los votos K y en la figura de CFK, aun al costo de enfrentar a los gobernadores
de turno, que integran la famosa “liga” amigable con el macrismo. Sería (según
la nota) el caso de Capitanich frente a Peppo en el Chaco, el de Urribarri
frente a Bordet en Entre Ríos, el de Alperovich frente a Manzur en Tucumán, y
el ya señalado de Gioja frente a Uñac, en San Juan.
No se trataría en
principio de crear una estructura por afuera del PJ que rompa con este en cada
provincia y ponga en juego el control de la misma cuando la gobierna, sino de
participar de una competencia interna, apostando a lo que es evidente: aunque
muchos quieran separar peronismo y kirchnerismo como dos cosas separados y
compartimentos estancos que no pueden unirse, la mayoría de los peronistas de a
pie son kirchneristas, aunque no todos los kirchneristas sean afiliados o
votantes del PJ.
Acá en Santa Fe,
donde el peronismo no gobierna desde 2007, y por ende los resultados de una
interna no podrían verse influidos por el manejo del aparato del Estado, los
resultados de las PASO para diputados nacionales fueron contundentes: dos de
cada tres votos del frente armado con eje en el PJ, fueron para la lista de
Unidad Ciudadana que encabezó Agustín Rossi, y si le preguntan a los peronistas
comunes, más allá de lo que digan los dirigentes, quien es su referencia
política, la inmensa mayoría dirá Cristina. Nos atrevemos a decir (sin temor a
equivocarnos) que lo mismo pasa en todas las provincias: la única verdad es la
realidad.
Tanto es así que
hubo quienes advirtieron que tenían que buscar un acercamiento con el
kirchnerismo, para no poner en riesgo sus chances de ganar en sus provincias,
porque no les sobran los votos: en eso estaba José Manuel De La Sota antes de
su trágico fallecimiento, y en eso anda ahora Roxana Bertone en Tierra del
Fuego.
Más allá de los
gustos personales de cada uno, más allá de las apuestas y pronóstico que haya
hecho en estos tres años, la realidad se termina imponiendo por su propio peso,
y más temprano que tarde la mayoría empieza a aceptarla, como lo hicieron
precisamente los intendentes del conurbano bonaerense en las legislativas del
año pasado, y como lo están haciendo sectores cada vez más importantes del
sindicalismo, con Hugo Moyano a la cabeza: la figura con más potencia electoral
de la oposición es -por lejos- Cristina, por ende seguir insistiendo en excluir
al kirchnerismo de un armado opositor, o seguir sosteniendo a esta altura
bolilla negra para ella (como hacen “los cuatro de la foto”, en palabras de
Felipe Solá) tiene un solo nombre: jugar para el triunfo de Macri.
Como lo hace acá en La Capital de Rosario Sergio Massa, diciendo que ir a una interna con Cristina sería un absurdo, y que él no vuelve al peronismo porque quiere "construir algo nuevo".
¿Significa esto que
todos los díscolos volvieron al redil y aceptan la conducción y el liderazgo de
Cristina sin chistar? No, significa que no comen vidrio y hacen abstracción de
sus gustos personales, aunque sea con el objetivo (legítimo, por supuesto,
aunque haya otras cosas en juego) de salvar la ropa en sus propios espacios de
representación institucional, sean estos políticos o sindicales.
Es decir, para
ponerlo en términos de Perón, andando el carro se acomodan los melones y hoy
por hoy, nadie de peso en el peronismo (incluso teniendo votos propios) concibe
que se pueda generar una alternativa opositora competitiva frente al macrismo,
excluyendo de su construcción a Cristina y al kirchnerismo.
Massa va a hacer algo nuevo. Un baño nuevo en la Embajada.
ResponderEliminarY va a seguir limpiando los inodoros.
El Colo.