Que los bancos son los grandes ganadores del
modelo de valorización financiera en cualquier momento y lugar que se lo ensaye
en el mundo no caben dudas, y la Argentina de Macri no es la excepción: se
cuentan entre los grandes beneficiarios de las políticas implementadas por su
gestión, desde el primer momento.
Por eso no
sorprende lo que se cuenta en esta nota de Ambito Financiero: los
bancos obtuvieron en los últimos días subas sustanciales de las tasas que
cobran por las LELIQ´s que coloca el gobierno para absorber pesos y evitar que
se vayan al dólar; y son “remolones” (“golosos” dice la nota), para trasladar
esa mejora en los rendimientos a los intereses que pagan a los ahorristas por
los plazos fijos; con lo cual el “spread” (la diferencia) entre las tasas
activas y pasivas son mayores, y mayores en consecuencia sus ganancias.
Claro está que ese
es precisamente el corazón del negocio bancario: intermediar entre la oferta y
la demanda de dinero, y hacer la diferencia entre lo que cobran por prestarlo,
y lo que pagan por recibirlo en depósito. Pero como dice la nota, los bancos no
“crean” el dinero que prestan, sino que lo toman de sus depositantes, o sea: se
hacen ricos con la plata de otros.
Las LELIQ’s, se
sabe, son activos financieros a los que solo pueden acceder los bancos, a
diferencia de sus antecesoras las LEBAC’s que estaban disponibles para los
ahorristas comunes: para desarmar una bomba racimo cebada durante la desastrosa
gestión de Sturzenegger al frente del Banco Central, para -en teoría- absorber
el excedente de dólares (en su mayoría especulativos, llegados por el canal
financiero), y sostener las “metas de inflación”, el gobierno creó otra peor,
pero concentrada en los bancos; que junto con los exportadores (exentos de
liquidar las divisas en el país) son los que controlan el mercado del dólar hoy en día.
Una bomba que ya
está alcanzando dimensiones alarmantes (el stock de LELIQ’s excedió esta semana
el billón de pesos), y que solo trae aparejadas ganancias para los bancos,
mientras hunde a la economía en la recesión, con un nivel de tasas
insostenibles, que tampoco cumplen el cometido de frenar al dólar: con las
últimas subas se volvió al nivel de tasas de hace cinco meses, pero con un
dólar más alto.
Y de ese festival
tampoco participan los pequeños y medianos ahorristas, porque como las tasas
que perciben por sus depósitos a plazo fijo no acompañan la suba de las tasas
que el gobierno acepta pagarles a los bancos para que no se dispare el dólar,
tampoco esas inversiones se ofrecen como atractivas para competir con la
tentación del billete verde.
Al mismo tiempo, se
supo en estos días que los bancos privados que habían aceptado (porque no es
una imposición) sumarse a la línea de préstamos a tasas menores a las del
promedio del mercado (de entre el 25 y el 29 %) para que las Pymes descuenten
cheques y documentos que lanzó el gobierno, no quieren cumplir con lo prometido
y ofrecerlo...porque subieron las tasas; algo que ellos mismos forzaron,
haciendo subir el dólar.
No son ni más ni
menos que las consecuencias de la desregulación financiera puesta en marcha por
el gobierno de Macri desde diciembre del 2015, abdicando incluso de las
potestades asignadas al Banco Central para regular las tasas de interés y el
crédito por la reforma introducida en el 2012 en su carta orgánica por la Ley
26.739, que ahora el gobierno quiere dejar sin efecto, por exigencia del FMI, como contábamos hace poco acá.
En primer lugar y
en los primeros momentos de la gestión de Sturzenegger, junto con el
levantamiento del “cepo” se dejaron sin efecto las resoluciones del BCRA de lagestión Vanoli que establecían una regulación de las
tasas de interés; poniendo un “piso” mínimo a la que los bancos podían fijar
para los plazos fijos de sus depositantes, y un “techo” máximo a la que
cobraban por los préstamos que otorgan; en ambos casos vinculados a un
porcentaje de lo que le cobraban al Estado por las LEBAC’s, el activo público
más frecuente por entonces.
De ese modo, quedaban fijadas “bandas” que
de algún modo delimitaban el tamaño máximo de sus ganancias por la
intermediación financiera; y al mismo tiempo, ya en tiempos de Mercedes Marcó
del Pont, y en uso de las mismas atribuciones legales, se creó la línea de
financiamiento productivo, obligándolos a prestar a las Pymes en condiciones
razonables por debajo del promedio de las tasas del mercado, una parte de sus
depósitos.
La Ley 24.144 (que
aprueba la Carta Orgánica del Banco Central) sigue teniendo el mismo texto que
le asignó la Ley 26.739 en el 2012, en su artículo 4 que establece las
funciones y facultades del BCRA. Nos interesa destacar su inciso b), que señala
que le compete “Regular la cantidad de dinero y las tasas de
interés y regular y orientar el crédito;”.
De lo primero
(regular la cantidad de dinero) se vienen ocupando en abundancia las
conducciones del Banco Central del gobierno de Macri, con la ilusiñón
monetarista de suponer que de ese modo combaten la inflación, y contribuyen a
la estabilidad de la moneda. A los resultados nos remitimos.
De los demás
aspectos que el artículo determina que son materia de la cual debe ocuparse el
Central (regular las tasas y orientar el mercado del crédito) no, porque sería
meterse con los negocios de los bancos. Y con los amigos no se jode, aunque
ellos te jodan todos los días.
Del post: "Pero como dice la nota, los bancos --- no “crean” --- el dinero que prestan, sino que lo toman de sus depositantes, o sea: se hacen ricos con la plata de otros"
ResponderEliminarSiempre es bueno aprender. ¿Cómo te lo digo? quizá con un "me cagaste la teoría"... Jua!
A ver, los bancos aprovechan de los depósitos lo que les deja "libre" el encaje (reserva fraccionaria). Y la reserva fraccionaria les permite (por medio de sucesivos depositos) disponer de un dinero "virtual" que no existe como dinero físico. Es decir que los bancos pueden prestar sin tener el dinero físico.
Supongamos una cuenta sueldo en la que del dinero depositado una parte queda encajada (10% que el banco no puede prestar), y la otra es usada por el propietario de la cuenta en una compra con tarjeta de crédito en cuotas, o lo presta a otra persona o a una PyME dando lugar al proceso de creación de dinero bancario. De esta forma, el dinero físico que el banco presta a esa otra persona o PyME es utilizado para hacer frente a una serie de pagos, y quién recibe estos pagos lo deposita de nuevo en algún banco, de forma que al volver el dinero a los bancos, estos pueden volver a prestarlo a otra persona, por lo que se vuelve a poner en circulación.
Dado que no es frecuente que las personas retiren sus ahorros de los depósitos bancarios, el proceso de creación de dinero es relativamente seguro. Además, las retiradas se compensan con nuevas entregas, lo que en definitiva da lugar a que el valor de los depósitos puede exceder ampliamente al efectivo que tienen los bancos.
O sea, los bancos sí crean dinero.
Entonces, los bancos:
¿prestan, o no, a partir de lo que está fuera de lo que tienen encajado?
¿pueden comprar, o no, LELIQ's con la emisión secundaria?
Saludos
referencia, fuente: ¿Quién y cómo se crea el dinero? - https://www.elblogsalmon.com/